El segundo día hábil del nuevo confinamiento estricto determinado por el Gobierno nacional dejaba este jueves importantes demoras para poder cruzar los controles en los principales accesos a la Ciudad de Buenos Aires y la autopista Perito Moreno se vio colapsada de vehículos que formaban una fila de más de tres kilómetros.

Durante las primeras horas del día, autos, camiones y colectivos se amontonaron en los carriles de diferentes accesos, entre ellos el Puente Pueyrredón, la autopista Perito Moreno y la Ricchieri, a la altura del Mercado Central.

En la autopista Perito Moreno, entre la cancha de Vélez hasta la bajada del Parque Avellaneda, se registró una extensa fila que superó los tres kilómetros.

Por su lado, en la Lugones el tránsito estuvo durante varias horas bastante estancado hasta la salida de Sarmiento debido a que los controles son minuciosos y se revisaban los permisos de todos los ocupantes de los vehículos.

Las nuevas medidas establecidas por el Gobierno nacional indicaron que solo pueden circular quienes cuenten con permiso debido a que el objetivo es reducir la circulación por el aumento de casos de coronavirus registrado en las últimas semanas.

Ante esta situación se reforzaron los controles con personal de la fuerzas de seguridad de la Nación, porteñas y bonaerenses, que realiza operativos conjuntos.

El peaje Parque Avellaneda de la Perito Moreno suele ser un punto crítico en jornadas de actividad normal.

Son conocidas las quejas de personas que entran o salen de la Capital por lo que siempre se produce allí.

En especial sufren aquellos que usan los servicios de ómnibus semi rápidos, que -paradójicamente- quedan trabados.

El ruido de las bocinas que todos accionan al unísono altera incluso la paz proverbial del Parque Avellaneda, donde la concurrencia conoce el estado del tránsito en esa vía sin necesidad de ver la autopista; solo porque escucha el estado de ánimo de los conductores, traducido en bocinazos.