Confirman condenas de hasta 10 años y medio de cárcel a prefectos por torturas
DEtuvieron ilegalmente a dos jóvenes, simularon fusilamientos, los golpearon y encadenaron a una baranda. El máximo tribunal penal porteño rafició las penas de cumplimiento efectivo.
La Cámara de Casación porteña confirmó las condenas a penas de entre ocho y diez años y medio de prisión para un grupo de prefectos acusados de torturar y someter a humillaciones a dos vecinos de la Villa 21-24, del barrio porteño de Barracas.
El máximo tribunal penal de la Capital Federal, con las firmas de los jueces Horacio Días, Eugenio Sarrabayrouse y Daniel Morin, ratificó las condenas de prisión de cumplimiento efectivo por los delitos de “imposición de torturas, privación ilegal de la libertad calificada, lesiones leves y robo”, agravados por haber sido los autores miembros de una fuerza de seguridad.
Las condenas recayeron sobre Leandro Antúnez, Osvaldo Ertel y Orlando Benítez, a diez años y seis meses de prisión e inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos.
En tanto Ramón Fernando Falcón, Eduardo Sandoval y Yamil Marsilli fueron condenados a ocho años y 11 meses de prisión, por las mismas figuras delictivas.
Según se desprende del fallo, “el 24 de septiembre de 2016, aproximadamente a las 23.55, personal de la Prefectura Naval Argentina ingresó al interior de la villa 21-24 por una de sus calles con salida a la Avenida Iriarte al 3600”.
Allí interceptaron a dos vecinos, uno de ellos de sólo 15 años de edad, y sometieron a una “golpiza a ambos, los obligaron a quitarse la ropa amenazándolos con arrojarlos al Riachuelo, los humillaron, los amenazaron con las armas reglamentarias y con un cuchillo que le pasaron por el cuello” a uno de ellos.
“Los obligaron a hacer flexiones y los esposaron a la baranda que separa el camino de la barranca”, añade la descripción.
A uno de los detenidos ilegalmente, “tras obligarlo a permanecer en calzoncillo, esposarlo a la baranda, forzarlo a correr en esas condiciones, lo amenazaron con introducirle en el ano la tonfa con la que lo golpeaban”.
“Lo hicieron arrodillar y rezar un padrenuestro para, en tales condiciones, efectuar un disparo con el arma de Orlando Ariel Benítez, cerca de su cabeza en un claro simulacro de ejecución”, precisa el fallo.
Al otro adolescente “también lo humillaron, obligándolo a cantar y a rezar, tras exigirle que eligiera una pierna, gatillaron un arma en dirección a sus rodillas y la apoyaron en su nuca”.
No conforme con ello, “también le introdujeron el arma en la boca exigiéndole ‘besame la pistola’, en alusión inequívoca y vejatoria”.
La Cámara confirmó las condenas que ya había aplicado un tribunal oral en 2018.
Los jueces confirmaron que los dos jóvenes fueron detenidos y trasladados sin motivo alguno por los prefectos, quienes decidieron golpearlos, esposarlos y secuestrarlos sin dejar rastros.
El caso fue visibilizado por la intervención del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y de la publicación “La Garganta Poderosa”.