El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán condenó hoy a penas que van de los seis a los doce años de prisión a tres personas acusadas por el secuestro extorsivo de un niño, ocurrido en marzo de 2020. Las penas fueron dictadas en sintonía con lo solicitado por la fiscalía.

Según informó el Ministerio Público Fiscal de la Nación, las personas condenadas son Sonia Natalia Sileo, Roque Soria Galván y Amado Ismael Ale, quienes fueron hallados culpables de haber sustraído al niño de 4 años, el 9 de marzo de 2020 con la finalidad de cobrar un rescate de dos millones de pesos.

Los tres acusados fueron considerados responsables del delito de "secuestro extorsivo agravado por haber sido cometido con la intervención de tres o más personas y por haber sido la víctima menor de 18 años".

A Soria Galván le fijaron una pena de doce años de prisión mientras que para Sileo, la condena fue de diez años. En el caso de Amado Ale, la pena fue de seis años con el atenuante contemplado en el artículo 170 del Código Penal por haber logrado que la víctima recuperase la libertad sin que mediase el pago del rescate.

Además, el tribunal hizo lugar a la petición conjunta del Ministerio Público Fiscal y la Defensoría de Menores para que se ofrezcan medidas de protección asistenciales, psicológicas y/o psiquiátricas al niño víctima y su familia.

El 9 de marzo de 2020 por la noche, el niño fue sacado de su domicilio sin conocimiento de sus familiares. En ese momento, estaban en el hogar la madre de la víctima junto a Sileo, a quien conocía desde hacía muchos años y con quien tenía un vínculo de amistad.

De acuerdo a los testimonios recibidos en el juicio, la madre comenzó a sentirse mareada y perdida, momento en el que, para la fiscalía, Sileo aprovechó esa situación y entregó el niño a Soria Galván.

Galván llevó a la víctima a su propio domicilio, donde fue recibido y retenido por Amado Ale. Mientras el nene era mantenido secuestrado, sus captores llamaron por teléfono a sus padres exigiendo un rescate de dos millones de pesos.

En una de las comunicaciones, el padre del niño manifestó no tener ese dinero, por lo que el extorsionador le dijo que su cuñado había cobrado una indemnización, por lo que debía pedirle ese monto a él.

Al momento en el que se produjo la intervención de la policía, todos los adultos fueron llevados a la comisaría. Allí, tanto Soria Galván como Sileo comenzaron a cometer errores y a actuar de manera que despertó sospechas en el personal policial, particularmente ante la negativa de ambos de entregar sus teléfonos celulares, que finalmente fueron hallados escondidos dentro de la camioneta de Sileo, estacionada en la puerta de la dependencia policial.

Cuando la investigación ya estaba encarrilada hacia ambos acusados, y pese a no haberse efectuado el pago del rescate, el niño fue abandonado en la vía pública por Ale durante la madrugada siguiente al día del secuestro, y fue encontrado por vecinos de la zona caminando solo por la calle con una espada de juguete en la mano, igual a otra hallada en el domicilio de Galván.

Un vecino reconoció al niño y llamó para avisar al teléfono habilitado para recibir denuncias sobre el caso.

Para los representantes del Ministerio Público Fiscal, Soria Galván fue el encargado de organizar el secuestro extorsivo y otorgar a los demás sus roles específicos.

Así fue él quien sustrajo al niño de su casa y lo entregó a Ale para que lo retuviera y ocultara mientras él realizaba las llamadas extorsivas.

En esa cadena de responsabilidades, Sileo fue acusada de asegurar el secuestro al generar el estado tóxico en la madre del niño, montar una escena en la casa, entregar el pequeño a Soria Galván y asegurarse de que el hecho no trascendiera, distrayendo la atención y evitando en un primer momento que se hicieran llamadas a la policía.

En tanto, Amado Ale fue dispuesto por Soria para retener al niño, hasta que no pudo comunicarse con él porque éste había descartado su teléfono y estaba en poder de la policía.