El Tribunal Oral Federal 1 de Mar del Plata condenó a los integrantes de la secta Yogui de esa Ciudad, por hechos de trata de personas, abuso sexual y aplicación de tormentos a sus fieles.

La organización comenzó a funcionar en la década del ´70 y a fines del 2017 fue desbaratada gracias a un llamado anónimo que motorizó la denuncia.

LEER MÁS: Fiscales piden hasta 40 años de prisión a la secta Yogui de Mar del Plata

Las penas fueron de 25 años para Silvia Caposiello, esposa del líder fallecido Eduardo Nicosia; de 14 años para Sinecio Acurero; y de 6 años para Luis Fanesi. 

Los fiscales Fabián Céliz y Carlos Fioriti habían reclamado la pena de 40 años para la principal acusada.

Nicosia murió estando detenido antes del juicio y lo mismo sucedió con el psicólogo Fernando Velázquez, quien era considerado mano derecha del líder de la organización

A Caposiello se la condenó por trata de personas, bajo la modalidad de captación y acogimiento, con fines de explotación laboral y reducción a la servidumbre; partícipe de violación; por ser coautora de alterar la identidad de un menor de diez años en concurso con falsedad ideológica de instrumento público en perjuicio aquel.

Además, el Tribunal dispuso el decomiso del Hotel City ubicado en Alberdi al 2500, así como de otros inmuebles y rodados que estaba en poder de la organización.

En la sentencia, los jueces Nicolás Toselli, Fernando Machado Pelloni y Roberto Falcone impusieron a los condenados la obligación de reparar a 3 víctimas de la organización, una de ellas por 30 millones de pesos.

La organización funcionaba bajo la apariencia de un ministerio de yoga, que captó y acogió al menos a diez personas en situaciones de vulnerabilidad, con el fin de reducirlas a la servidumbre y lograr su explotación económica, sexual y laboral.

LEER MÁS: Por qué piden penas de hasta 40 años para los miembros de la secta yogui de Mar del Plata

Los hechos habrían ocurrido al menos desde principios de la década de 1970 en las ciudades de Mar del Plata; Francisco Álvarez, partido de Moreno; y en la Ciudad de Buenos Aires. 

"La idea de los integrantes de esta organización criminal era pasar desapercibidos, que nadie notara nada extraño y que nadie sospechara que allí se estaban cometiendo los delitos más aberrantes. Por eso, era necesario cubrir todos los flancos e inventar familias ficticias", señaló Carlos Fioriti, auxiliar fiscal, en una parte del alegato.

En el juicio se probó que Nicosia, fruto de las relaciones sexuales que mantuvo con distintas mujeres del grupo, tuvo 14 hijos, dos de ellos con sus hijas biológicas.