Durante los primeros meses de la pandemia por Covid-19 todos los proveedores de la salud nos dimos cuenta de lo que faltaba primordialmente en todo el país: respiradores.

Los médicos nos llamaban desesperados porque la gente fallecía sin asistencia respiratoria ni medicación que los ayudara.

Así fue como estuvimos días enteros, meses enteros, buscando estos equipos pero también pero también monitores multiparamétricos, bombas de infusión y camas de terapia intensiva.

Todo este tipo de tecnología aplicada a la salud, salvó muchísimas vidas, de la mano de los héroes reales de esta pandemia: los médicos, los enfermeros y los científicos.

Pero lo cierto es que esto puso más en evidencia la ayuda que la tecnología está brindando para la salud de las personas en todo el mundo.

La vida se alarga gracias a los nuevos descubrimientos, las nuevas tecnologías, la revolución que hoy experimenta la medicina.

Hay avances en lo que es tecnología para la salud que permite una mayor efectividad en los tratamientos, en la recuperación de una enfermedad, pero también obviamente y cada vez más en lo que refiere a la medicina preventiva, algo en lo que insisten todos estos héroes que son los médicos en el mundo entero.

Estos avances incluyen un amplio rango de aparatos, desde ecógrafos para la parte preventiva hasta equipos completos de neonatología, equipos de terapia intensiva, bombas de infusión, etc. Son tecnologías que están beneficiando día a día a los pacientes.

Hay estadísticas mundiales que hablan de una inversión en el último año, incluso en lo que vivimos hoy como una pospandemia, de varios millones de dólares.

Y es que esos avances tienen múltiples resultados, no sólo en la calidad de los servicios de salud, sino también en la ecuación de las empresas del sector.

Los balances arrojan que la unión entre salud y tecnología es uno de los sectores más pujantes a nivel mundial.

El desarrollo de nuevas técnicas y procesos también mejora de forma considerable la detección de las enfermedades conocidas, así como de las desconocidas que surgen alrededor del mundo.

Existen cientos de procedimientos, en cada uno de los cuales se utilizan equipos diseñados y perfeccionados en el tiempo para obtener diagnósticos más precisos. Y la velocidad para obtenerlos puede hacer una gran diferencia.

Pero además, hoy estamos todos trabajando en el nuevo mundo de la Inteligencia Artificial para la Salud. Según la OMS, la inteligencia artificial (IA) ofrece grandes expectativas para mejorar la prestación de atención de salud y la medicina en todo el mundo.

La inteligencia artificial puede utilizarse para mejorar la velocidad y la precisión del diagnóstico y la detección de enfermedades; facilitar la atención clínica; reforzar la investigación en el ámbito de la salud y el desarrollo de medicamentos, y apoyar diversas intervenciones de salud pública, como la vigilancia de la morbilidad, la respuesta a los brotes y la gestión de los sistemas de salud.

La IA también podría permitir un mejor diagnóstico de las patologías en las imágenes de resonadores y ecógrafos.

Y, lo más importante quizás, facilitar el acceso a los servicios de salud en los países con escasos recursos y las comunidades rurales, donde los pacientes a menudo tienen dificultades para acceder a los agentes de salud o al personal médico.

La IA está manejando una inmensa cantidad de datos que va aprendiendo, relacionando y generando patrones para ir mejorando los diagnósticos. Un médico puede manejar entre 400 y 500 enfermedades dentro de su especialidad, mientras que la Inteligencia Artificial maneja más de 10.000 enfermedades dentro del diagnóstico presunto. Por lo tanto, ayuda mucho a orientar al profesional en el diagnóstico del paciente.

La tecnología está generando una revolución en la medicina para todo el mundo. Desde el papel que nos toca, solo tenemos que acompañar a la medicina y lograr democratizar los recursos y volverlos accesibles para cada individuo del país.

(*) Tomás Piqueras es CEO de Centro de Servicios Hospitalarios.