Cómo hablar con las infancias sobre la guerra entre Israel y Hamas
En diálogo con Eli Delacour, educadora especializada en Neurociencia e inteligencia emocional, hablamos sobre la importancia de crear espacios seguros para que las infancia y adolescencias se animen a expresar sus temores y aprendan a gestionar sus emociones.
El miedo, la confusión e incluso el terror que pueden causar las imágenes sobre un conflicto bélico, que en la actualidad está monopolizado por la guerra en Israel y los ataques de Hamas a la Franja de Gaza, puede afectar la salud mental de infancias y adolescencias más de lo que podemos a llegar a suponer.
Sabemos que las redes sociales nos acercan en tiempo real al otro lado del mundo sin descanso ni precauciones. ¿Qué pasa cuando toda esa información llega a manos de las infancias?
NA consultó con Eli Delacour, educadora especializada en Neurociencia e inteligencia emocional, para saber cómo conviene hablar con los menores de la familia acerca de la guerra, y cómo poder ayudarlos a gestionar las emociones que les provoca.
“En un mundo donde los conflictos armados y las noticias sobre la guerra pueden llegar a los hogares a través de los medios de comunicación y las conversaciones cotidianas, es fundamental que los padres, educadores y cuidadores estén preparados para abordar este tema de manera sensible y efectiva”.
En términos amplios, antes de puntualizar qué información conviene ofrecer de acuerdo a cada edad, Delacour destaca que "siempre hay que enfatizar que la violencia y el conflicto no son buenas formas de resolver las diferencias” y que, en cambio, existen “diversos recursos que se pueden utilizar para no llegar a estas situaciones subrayando la importancia de los acuerdos a través de la paz y el entendimiento mutuo”.
Un gran consejo que siempre brinda a las familias es el siguiente: “Antes de responder o hablar abiertamente de la guerra les sugiero a los cuidadores qué les pregunten a los chicos qué quieren saber. Muchas veces brindamos más información de lo que realmente quieren o necesitan conocer. Por eso, es importante estar pendientes de qué saben del tema, qué les gustaría saber, a qué le tienen miedo o qué es lo que más les angustia, entre otros puntos importantes. Estas preguntas ayudan a validar sus emociones y escuchar sus opiniones; es un buen punto de partida para que, como adultos, decidamos qué responder acorde a su edad y necesidad”.
Qué conviene decir de acuerdo a cada edad
Los niños pequeños pueden tener dificultades para entender los detalles del conflicto, mientras que los niños mayores pueden tener la capacidad de comprender aspectos más complejos. La experta comparte algunas sugerencias de acuerdo a cada etapa evolutiva:
Los niños que se encuentran entre los 2 – 5 años de edad pueden ser sensibles a las emociones de las personas que los rodean. Es recomendable hablar en términos simples y utilizar ejemplos concretos. Se puede explicar que algunas personas están tristes y heridas por los conflictos del mundo adulto. Por supuesto, hay que evitar los detalles gráficos que fomenten la violencia. Habilitar espacios de conversación, contestar con la verdad y ser sinceros. Que puedan expresar lo que les hace sentir a través de dibujos o cuentos. Desarrollar la empatía y solidaridad. Enfocar en darles la oportunidad de aprender sobre valores.
Entre los 6-12 años de edad, los niños pueden entender conceptos más complejos. Pueden discutir las razones detrás de los conflictos, como la falta de entendimiento entre las personas o los países. Fomentar la empatía al hablar sobre el sufrimiento de las personas en zonas de guerra y animar a los niños a hacer preguntas y a expresar sus emociones es una gran alternativa en este momento evolutivo. Y siempre, proporcionar respuestas honestas y adecuadas a su nivel de desarrollo.
A medida que van creciendo, más cerca de los 10 o 12 años, también ya se puede empezar a profundizar las razones que hay detrás de estos conflictos y focalizar la educación en valores: Cuestionar qué pasa con la falta de entendimiento entre las personas, buscar posibles soluciones a este tipo de conflictos, fomentar la empatía y tratar de ponerse en el lugar de esas personas que están sufriendo por la guerra. La clave es proporcionar espacios de debate seguros, donde se animen a preguntar y expresar sus emociones sin miedo.
Por último, cuando ya son adolescentes, están en condiciones de comprender conceptos más complejos relacionados con el conflicto bélico, tienen la capacidad de comprender la guerra en un contexto histórico y político más amplio. En este caso ellos mismos se pueden involucrar en la búsqueda de información. Para poder intercambiar con ellos e indagar cómo se están sintiendo con toda esa información recibida, es importante habilitar espacios donde se promuevan intercambios profundos sobre las causas y las consecuencias de los conflictos, fomentar el pensamiento crítico, animar el debate respetuoso y ofrecer recursos adicionales, como libros y artículos, para que profundicen en el tema si lo desean, como también una forma de participación pacifica si están interesados en contribuir de alguna manera.
“En todas las edades es sumamente importante promover la empatía y la comprensión hacia todas las personas involucradas en cualquier conflicto bélico y crear un espacio seguro donde puedan expresarse libremente acerca de sus sentimientos, miedos y preocupaciones. En cada caso, a los adultos nos tocará lograr una escucha activa que nunca minimice sus emociones”, concluye Delacour.