Cómo acompañar a un ser querido en un proceso de duelo
En diálogo con NA, una experta en Salud Mental detalla las características más comunes del duelo y brinda herramientas para acompañar a una persona cercana en proceso de duelo.
Adaptarse a la ausencia de un ser querido es probablemente uno de los dolores más profundos que nos toca atravesar a los seres humanos. Mucho se habla de las etapas de un duelo que, según las teorías clásicas pueden durar de seis meses a dos años, pero muy poco se dice de las personas cercanas que sostienen a aquellas que están en duelo.
Para sobrellevar la angustia que provoca ver a un ser querido sufriendo por una pérdida irreparable, la psicóloga especialista en terapia familia y sistémica Camila Lilén Arsaut detalla a NA distintas situaciones esperables. También recomienda qué hacer y qué no conviene hacer.
En primer lugar, sobre el duelo, el experto Jorge Montoya Carrasquilla asegura que “en ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele”.
Por su parte, la psicóloga consultada por NA, explica que “tradicionalmente, se ha venido equiparando el proceso de duelo a una secuencia de fases bastante universal, como por ejemplo el modelo que plantea Kuuubler-Ross, el cual fue muy importante en su momento. El mismo plantea sobre los “estados” por los que pasa ante una situación de pérdida o de anticipación de pérdida, como ser: negación, rabia, negociación, tristeza profunda o aceptación”.
Sin embargo, en la actualidad, Arsaut adhiere a la posición de autores como Neimeyer, quien sostiene que los duelos no pueden ser medidos de manera estandarizada en relación al tiempo de duración y al modo de adaptarse a las ausencias, advirtiendo que este tipo de posicionamiento frente al duelo, puede incluso dificultar el afrontamiento de la pérdida. “Me parece importante remarcar que no es un modelo rígido ni lineal, es decir, en un mismo día podemos enojarnos con la situación y aceptarla y al otro día repetir ello o negarlo”.
Cómo acompañar, qué esperar y qué no conviene hacer
-¿Cómo conviene acompañar a una persona en duelo?
-Para empezar, en el proceso de duelo, la persona que duela, necesita redefinirse a sí misma y volver a aprender a relacionarse con el mundo sin la persona que ha fallecido, por ejemplo. Creo que lo fundamental para acompañar es preguntar a la persona: ¿Qué necesitas? ¿Cómo te puedo ayudar? Y sobre todo validar, es decir, darle valor a la respuesta.
Hay compañías que dan sentido, que nos devuelven el derecho de recordar y nos dan permiso para hablar una y otra vez. Hablar de lo que ocurrió (si así se desea) no resuelve la situación, pero ayuda a entender, a procesar, a asimilar. Estamos acostumbrados social y culturalmente a minimizar e invisibilizar nuestras emociones (que por suerte se vislumbran cambios). Es decir, son sumamente comunes los comentarios como: “ya van a tener otro hijo”, “ahora está mejor”, “hay cosas peores”, “ponete bien”, “acá no se habla de eso”, “no te preocupes, “tranquilizate”. Los modelos de afrontamiento evitativos (no ver, no hablar, no pensar), que siguen reafirmando al duelo como “tabú”, no llevan a grandes beneficios a nivel de salud mental.
De esta manera ¡se desautoriza el sentir!, intentamos aliviarlo rápidamente y el entorno da a entender que es un proceso breve en donde se abandona el apoyo y la contención. Y es ahí donde me pregunto si es eso lo que deseaba la persona que está vivenciando y transitando el proceso de duelo.
-¿Cómo dejar de repetir esas creencias acerca de lo que significa un duelo?
-Es fundamental para no seguir repitiendo estas formas, el acceso a la información y a la formación, contar con profesionales capacitados y actualizados, generar políticas públicas que visibilicen y acompañen las individualidades y particularidades.
El mundo del duelo, de los duelos, es infinito. Si bien aquí se está hablando de una manera general y particularmente de las pérdidas por muertes o fallecimientos, se podría adentrar específicamente al duelo perinatal y gestacional, a las diferencias del duelo en cada etapa del ciclo vital, cómo acompañar los duelos en las infancias, la importancia de contar con ayuda profesional en los procesos de duelo, la necesidad de ritualización, entre otras.
Sugerencias: qué conviene hacer
- Respetar los ritmos propios
- Permitir la expresión emocional
- Propiciar el diálogo desde una escucha activa y desprejuiciada
Y qué no conviene hacer
- Minimizar e invisibilizar las emociones
- Evitar comentarios como estos: “ya van a tener otro hijo”, “ahora está mejor”, “hay cosas peores”, “ponete bien”, “acá no se habla de eso”, “no te preocupes, “tranquilizate”.
- Dejar de reproducir modelos de afrontamiento evitativos: no ver, no hablar, no pensar-
“Este tipo de acciones siguen reafirmando al duelo como “tabú”, desautorizando el sentir y perjudicando la salud mental”, sintetiza PSICO.
Acerca del duelo y los tiempos
Según diversas corrientes modernas –algunos autores ya mencionados-, el duelo es un trabajo activo (aunque socialmente se lo connote como un suceso pasivo) porque allí gran parte de las estructuras se caen, las emociones, los roles, las maneras de mirar el mundo se modifican y desde allí es que surge la necesidad de reconstruir.
En este sentido, Arsaut entiende que en el duelo hay un modelo de procesamiento dual de afrontamiento, en el que desde el inicio existen dos movimientos, como si fuera inspirar y exhalar: “este dinamismo se balancea entre la “orientación a la pérdida” y la “orientación a la reconstrucción”, como una hamaca. Es decir, cuando nos orientamos hacia el lado de la perdida es necesario entrar en nuestro dolor, profundizar en la experiencia de pérdida, llorar, recordar, hablar, contar, ver. Y cuando nos orientamos hacia la reconstrucción se precisa tomar distancia de ese dolor, centrarnos en una tarea, pensar en otras situaciones, disfrutar de los que están”.
Resulta aliviador conocer estos vaivenes para las personas que están en duelo, ayudándolos a transitar lo que les ocurre sin tanta culpa. ¿Cómo voy a disfrutar de tomar un café? ¿cómo me voy a ir de viaje siendo que lo programe hace 1 año? ¿cómo voy a disfrutar de mis amistades?" cuenta que son los cuestionamientos más frecuentes que escucha en su consultorio,
En relación a las recomendaciones para las personas que acompañan a otras que están en duelo, Arsaut considera que “brindarse un espacio y un tiempo para afrontar esta nueva realidad, por fuera de las exigencias externas, considero que es fundamental como protagonistas de este recorrido particular.
Por último, sostiene que “en este camino de deconstrucción y reconstrucción de significados, puede ser de gran relevancia el acceso a un espacio de psicoterapia en donde construir procesos de elaboración y reflexión del duelo que realiza el individuo junto a su familia y entorno”.