El juicio por encubrimiento en la muerte de Débora Pérez Volpin llegó a la etapa de alegatos. Este miércoles la Querella dará a conocer sus argumentos para que el ex director del Sanatorio La Trinidad, Roberto Martingano, acusado por encubrimiento, y la instrumentadora Eliana Frías, imputada por falso testimonio sean condenados.

"Vamos a mostrar cómo, desde el preciso momento de la muerte de Débora, el director médico de la clínica comenzó a modificar la escena del crimen encubriendo a los dos médicos responsables", destacó Diego Pirota, abogado de la familia de la víctima.

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En diálogo con Splendid AM990 subrayó que Martingano "logró que la anestesista Nélida Puente no la condenen, pero no pudo hacerlo con el endoscopista que terminó condenado y con condena confirmada".

Ante este nuevo juicio, que comenzó el 15 de septiembre de este año, Pirota resaltó: "Hoy vamos a ver todo lo que hizo y cómo lo hizo. Vamos a pedir que se lo condene, así como también a la instrumentadora por falso testimonio que participó, junto con Martín Gano, en el encubrimiento de toda esta maniobra". 

"Vamos a apuntar a las dos maniobras que se hicieron para encubrir lo que pasó con Débora. Una consistió en cambiar el equipamiento que se usó el día del estudio porque aportaron uno que no se había usado en los últimos dos años. Eso lo hicieron con la intención de ocultar las lesiones que le provocaron a Débora", señaló Pirota a Noticias Argentinas

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El abogado además señaló que durante el juicio se conoció que el equipo del endoscopio que entregó Martingano a la justicia, "nunca estuvo registrado por ANMAT y la única empresa que lo importa dice que nunca importó este equipo. A su vez, Aduana dice que ese equipo tampoco ingresó legalmente al país".

A pesar de que las pruebas en contra del ex director son extensas, Pirota comentó que "lamentablemente Martingano no va a ir preso. Primero porque no tiene antecedentes penales y en segundo lugar, la escala penal del delito tiene una pena máxima muy baja".

En el primer juicio el juez Alejandro Anzóategui condenó al endoscopista Diego Bialolinkier, a una pena de tres años de prisión en suspenso y seis años y medio de inhabilitación por homicidio culposo debido a que se comprobó que manipuló incorrectamente la caña del endoscopio y eso perforó el esófago de la paciente. En ese mismo juicio fue absuelta la anestesista Nélida Puente.