A 10 años de la Ley de Identidad de Género: 12.655 personas modificaron su DNI
Para analizar los alcances de la norma, NA dialogó con la activista trans travesti Cintia Anahí Pili, referente de la Red Nacional Orgullo y Lucha LGBTI+ y la primera mujer trans en recibir el DNI en la ciudad de Mar del Plata
En la última década, la sociedad argentina conquistó uno de los derechos fundamentales para las personas: el de la identidad de género. El 9 de mayo del 2012 la fecha visagra con la sanción de la Ley de Identidad de Género (26.743), promulgada el 23 del mismo mes. Esta norma se convirtió en la primera en el mundo en no patologizar a las identidades trans y permitir acceder al cambio registral a través de un simple trámite administrativo, sin necesidad de acreditar pericias médicas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales.
La ley entiende a la identidad de género autopercibida como "la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales".
En el marco de los 10 años de la Ley de Identidad de Género, NA entrevistó a la activista trans travesti Cintia Anahí Pili, la primera mujer trans en Mar de Plata en obtener la partida de nacimiento rectificada junto a su DNI. Cintia es parte de la Red Nacional Orgullo y Lucha LGBTI+, educadora Popular, y un gran referente social tanto para el colectivo de la diversidad como también para los sectores populares de la provincia de Buenos Aires. Ella, además, fue la primera pre candidata trans a un cargo político.
Nacida en Balcarce, en el seno de una familia conservadora, se arrimó a la ciudad de Mar del Plata cuando todavía no se la reconocía como Cintia, aunque ella ya se auto percibía mujer trans.
- ¿Qué significó para vos haber logrado obtener tu DNI?
- Para mí significó un antes y un después. Lo recibí el 9 de agosto de 2012 y no me olvido nunca más de ese día. En lo personal fue un reconocimiento que espere más de 20 años poder plasmar en mi documento nacional de identidad lo que siento y expreso mi identidad. Antes de la ley no usaba mi DNI porque la policía con la complicidad del poder judicial me llevaba detenida, además de sentir burlas en cada lugar que iba. Ahora, al momento de hacer un trámite la Ley de Identidad de género constituye ciudadanía plena. Ya no tengo que esconderme ni avergonzarme.
Al salir del registro con su DNI en mano, recuerda que la esperaban sus compañeras, su hermano, sobrinos y su madre, orgullosos por haber obtenido el derecho a su identidad. “Ya no me iba a dar más vergüenza e iba a poder terminar mis estudios secundarios que había postergado por la discriminación que sufría en el sistema educativo”, dice.
La felicidad y la emoción se completan al llevar en el DNI el nombre de su hermana fallecida: “En mi segundo nombre, que es Anahí, llevo conmigo a mi hermana fallecida. Para las trabas el segundo nombre es muy importante. Anahí fue mi única hermana mujer, y la que siempre me apoyó en todo, nunca le importó lo que pudieran pensar de nosotras”.
- Qué opinión tenés acerca de lo que falta instalar en la sociedad en relación a la aceptación por la diversidad. ¿Cuáles son los avances en términos sociales y cuáles siguen siendo las deudas?
- Siempre digo que las leyes son herramientas que se debaten se aprueban y se reglamentan, pero la parte más difícil viene después y es la efectiva implementación. Todavía falta mucho por recorrer para que todas las compañeras trans travesti tengo la posibilidad de desarrollarse y proyectarse por fuera de la prostitución, ya que sigue la principal fuente de ingreso de la mayoría. Si bien existe el Cupo laboral trans travesti 14783 “Diana Sacayan”, un decreto presidencial de cupo en la administración pública y el decreto de inclusión al trabajo formal de las compañeras y compañeres, entre otros, falta mucho. Cuando vayamos a tomar un café y nos atienda una chica trans con normalidad, o al supermercado o a una farmacia, ahí vamos a estar más cerca de poder dejar la prostitución como principal salida laboral
- ¿Qué posición toman desde el colectivo LGBTI+ frente al recrudecimiento de los discursos de odio hacia la diversidad?
- El avance de la Derecha neoliberal nos compromete todavía más a seguir luchando, para que el estado garantice una jubilación para aquellas que llegan a la vejez. Es muy importante recordar que la mayoría de las travestis, en la actualidad y a pesar de haber ido conquistando derechos, no superan los 35 a 40 años, porque mueren asesinadas en las calles o mueren por colocarse una silicona líquida en lo pechos y glúteos, por nombrar algunas de las máximas problemáticas que todavía siguen vigentes. Y sí, nos preocupa mucho que la derecha fascista llegué a lugares de poder porque sería un gran retroceso en materia de derechos. Pero estamos organizadas y resistiremos en las calles a quien nos quieran quitar derechos, y lo hacemos en red junto a movimientos populares, movimientos LGBTIQ, los colectivos feministas y gran cantidad de gremios.
- ¿Cómo se sintieron al ser por primera vez nombradas en el Censo?
- Es reparador. Para nosotras es sumamente importante ser incluidas en el Censo, ya que sabemos que todo lo que no se nombra, no existe. Esto nos da la posibilidad de pensar en políticas públicas para nuestro colectivo. En este censo, por segunda vez en la historia de nuestro país, fueron contabilizados los hogares compuestos por parejas del mismo género y sus hijes. Además, se puso funcionamiento una nueva conquista: el reconocimiento de las identidades de género. La visibilización siempre fue y seguirá siendo la mejor herramienta de lucha por el reconocimiento de los derechos humanos de las personas LGBTINB+. Por eso, nos viabilizamos con orgullo como posición política, sin vergüenza, sin miedo y con la plena alegría de ser protagonistas de un avance histórico.
La ley de Identidad de Género, en números
Un reciente informe del Registro Nacional de las Personas (Renaper) sostiene que en estos diez años,12.655 personas modificaron su DNI por la ley de Identidad de Género.
El organismo, también informó que en 2021 fueron 515 las personas trans, travestis y no binaries que gestionaron un nuevo documento.
De ese total, 151 personas se autoperciben como feminidad trans, 255 como masculinidad trans y 109 como no binaries.
Y, en lo que va de este año, 138 personas accedieron a la rectificación del DNI, 39 de ellas son transfeminidades, 66 transmasculinidades y 33 identidades no binaries.