Científicos de la UBA realizan seguimiento a los virus respiratorios para perfeccionar las vacunas
La investigación permite conocer cómo evolucionan y qué cepas circulan en el país. Los investigadores también analizan que es lo que necesitan los virus para poder transmitirse entre las personas.
Un grupo de científicos del Instituto de Investigaciones en Bacteriología y Virología Molecular (IBaViM) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) realiza un seguimiento a los virus respiratorios para perfeccionar las vacunas.
El estudio ayuda, entre otras cosas, a saber qué vacunas aplicar contra virus respiratorios como la gripe o el Covid-19, y si se necesitan reformular porque los virus han mutado.
La investigación, según se informó, permite conocer cómo evolucionan y qué cepas circulan en el país, y también si las vacunas existentes son o no efectivas.
“Existen un montón de estrategias que le permiten a los virus mantenerse en la población. Nuestro proyecto es identificar esas estrategias”, explica la bioquímica Débora Marcone, investigadora del IBaViM, especialista en evolución de virus respiratorios y su impacto clínico.
Y agregó: “Queremos ver si hay algún patrón común, si hay algo general en cómo evolucionan los virus. Estudiamos cómo son los cambios entre las diferentes temporadas invernales, de un año a otro, y de un hemisferio del planeta a otro".
Al inicio del otoño las y los investigadores comenzaron a hacer diagnóstico, analizando las pruebas de PCR tomadas en distintos centros de salud, para saber qué virus son los que están en circulación, y qué cepa es la que prevalece de cada uno de ellos.
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A la vez, y más al final de la temporada invernal, se estudian a fondo esas muestras para conocer cada uno de los genes de esos virus que estuvieron circulando, es decir el genoma.
“Es importante conocer la evolución de los virus locales, estudiar qué partes del genoma del virus son más propensas a cambiar, y con ello saber si serán más eficientes infectando a las personas, o si podrán eludir a alguna de las vacunas existentes”, explicó Andrés Culasso, también investigador del IBaViM y profesor de la cátedra de virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
“Por ejemplo, con influenza vos querés saber qué variantes están circulando, ya que tenés que formular la vacuna, y reformularla cada año”, destacó Culasso.
Los investigadores también analizan que es lo que necesitan los virus para poder transmitirse entre las personas.
“Se tienen que adaptar bien al tipo de azúcares que tienen las células del tracto respiratorio superior, es decir nariz y faringe, que es por donde pueden entrar al organismo”, explicó Culasso.
Y agregó: “Virus aviares como el H5N1 están adaptados a un tipo de célula que en humanos sólo se encuentran en las vías respiratorias bajas. Por lo que es muy difícil que pueda saltar de un ave a un humano. La persona debería estar en contacto con mucha cantidad de virus, es decir vivir dentro de un gallinero repleto de aves infectadas”.
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El investigador también explicó que “la pandemia de Covid nos permitió aplicar lo que ya veníamos trabajando desde hacía años con otros virus como la influenza o los rhinovirus. Pudimos ayudar a mucha gente a comprender cómo era la circulación del virus, cómo estudiar su genoma”.
Se indicó también que, debido a la gravedad de la pandemia de covid, llevó a que los virólogos de todo el mundo estuviesen más y mejor comunicados. Algunas tecnologías antes incipientes para el estudio de los virus se masificaron y se democratizaron. Hoy en día cualquiera puede acceder a información de secuenciación del genoma de virus grandes como el SARS-CoV-2 o la influenza.
Otro tema que puso en conocimiento de todos la pandemia es qué tan fácil se puede esparcir un virus por el mundo por lo interconectados que están los países.
“Nosotros estudiamos secuencias que provienen de Argentina, pero tenemos acceso a muestras tomadas en cualquier otra parte del mundo, gracias a las bases de datos públicas que se masificaron durante la pandemia de COVID-19”, aclaró Marcone, y “eso nos ayuda a poner en contexto qué está pasando en la región comparado con otros lugares”.
Y concluyó: “Los brotes o epidemias de influenza muchas veces coinciden entre el hemisferio sur y el hemisferio norte, pero hay veces que no, entonces lo que se trata de ver es si son las mismas variantes las que circulan”, dijo la experta. “Esto es así porque para influenza hay vacuna. Justamente para un virus que hay vacuna es fundamental el estudio de cuáles son las variantes, por si hay que reformularla”.