Chicos argentinos también ganan en campeonatos mundiales: robótica y matemáticas
Martina Talamona, de 14 años, e Ian Molina, de 16 años, se consagraron en Países Bajos, y Felipe Klir, 18 años, trajo de Reino Unido, por segunda vez, una medalla de plata.
Si los alumnos argentinos vienen cosechando sinsabores de las pruebas PISA de matemáticas y lengua, otros estudiantes, como Martina Talamona, de 14 años, e Ian Molina, de 16 años, van a Eindhoven, en Países Bajos, a disputar el Mundial de Robótica, RoboCup 2024, y se consagran campeones.
En tanto, Felipe Klir, de 18 años, trajo una medalla de plata de Bath, Inglaterra, integrando una delegación que volvió de la edición número 65 de la Olimpíada Internacional de Matemáticas con cuatro preseas y un reconocimiento de honor, entre 609 participantes de 108 países.
La RoboCup contó con 3000 participantes de 45 países. Fue una competencia desafiante que se disputó desde el 17 al 23 de julio, de la que los chicos argentinos se llevaron el primer puesto en la categoría Superteams Rescue Simulation, donde los robots debieron responder a escenarios de catástrofe computarizados, identificando víctimas y sacándolas de la zona de peligro.
“En nuestra categoría teníamos que poner a competir a nuestro robot con el del contrincante, en este caso de Taiwán, en un mismo mapa. Teníamos que modificar el propio código, manejar el robot, entenderlo. Nos destacamos y para nuestra sorpresa salimos primeros”, dijo Ian a El Tiempo Argentino, ya de regreso.
“Por la diferencia horaria fue gracioso contarles a nuestras familias que habíamos ganado. Se fueron a dormir y cuando se levantaron éramos campeones. Estábamos todos muy emocionados”, expresó el estudiante de 16 años.
Y anticipó: “Vamos a volver a participar de la competencia el año que viene en Brasil, tenemos que seguir aprendiendo y actualizando nuestro proyecto. Estoy enfocado en conseguir una beca para estudiar algo relacionado con la Inteligencia Artificial, que es un sueño que tengo desde los 10 años. Tuve una reunión con un directivo de Microsoft para pensar mi futuro, todo es una alegría enorme”.
Martina, quien de chica soñaba con ser astrónoma, afirma que le gustaban las ciencias y la investigación: “Siempre tuve un gran interés por la computación y fue el foco de mis pasatiempos. A los 5 años mi papá tomó la iniciativa de mostrarme e instruirme sobre este tema y comencé a tomar clases de la mano del profesor Nadir Chalín y luego asistí a robótica en el colegio con el profesor Flavio Germaná”.
Representar al país fue motivo de orgullo para la adolescente del secundario Galileo Galilei.
“El viaje significó una nueva experiencia que voy a recordar toda mi vida. Yo lo veo como una gran puerta repleta de nuevas oportunidades y desafíos”, expresó Martina. Cuando me lo dijeron parecía algo irreal, ahora me llena de orgullo y felicidad”, cerró.
Tecnología y robótica
Ian también tuvo interés en la tecnología y la robótica desde chico: “Toda la vida me interesó estudiar algo relacionado con la economía y lo tecno. A mis 10 años me metí en el mundo de las criptomonedas, lo cual sirvió como impulso para mi mente. Y en segundo año entré a robótica, con mis profesores Brian Gómez y Gastón Weingand, a quienes agradezco eternamente”.
Viajar y participar también fue una experiencia que lo marcó: “El viaje significa emoción, orgullo y mucha felicidad. Visitar un país como Países Bajos, y un continente como Europa es, simplemente, maravilloso. Fue una hermosa oportunidad tanto profesional como personal. Ganar fue una gran noticia y mi deseo es que la Argentina crezca en todo lo que tiene que ver con la tecnología”, concluyó el joven de la escuela Leonardo Da Vinci.
Ian y Martina viajaron con Gonzalo Zabala, director del Laboratorio de Robótica y Tecnología Educativa del Centro de Altos Estudios en Tecnología Informática (CAETI) de la UAI, y de Alicia Siri, docente y coordinadora del Departamento de Informática y Robótica Educativa de la misma institución, mentores con quienes los estudiantes argentinos trabajaron intensamente en el desarrollo de sus robots y estrategias para la competencia.
Participaciones exitosas
Felipe Klir fue uno de los seis jóvenes argentinos que –colecta mediante- logró viajar a la edición número 65 de la Olimpíada Internacional de Matemáticas.
Volvieron con cuatro medallas (una de plata y tres de bronce) y una mención de honor.
“La medalla representa un reconocimiento a todo el esfuerzo que he puesto en esto desde que arranqué en la olimpíada en quinto grado, y sobre todo desde que empecé en el ILSE en primer año. Para el país creo que es un ejemplo más de que podría haber muchos argentinos compitiendo en un alto nivel internacional, en el rubro que fuere, si recibieran el acompañamiento necesario. Ni qué hablar de todo el apoyo que recibimos de la gente con donaciones para que el viaje fuera posible este año”, dice el joven.
Sobre cómo fue la contienda. Klir contó que “son dos pruebas en dos días, cada una con tres problemas, y duran cuatro horas y media. En promedio son 90 minutos para cada problema: un partido de fútbol cada uno”, compara.
Como estudiante del último año del Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE) de la Ciudad de Buenos Aires, la edición 2024 representó su última oportunidad de participar.
Casi se la pierde: el no financiamiento del viaje por parte del Senado –que solventaba los pasajes desde hacía décadas- puso en riesgo la posibilidad de llegar. Una colecta solidaria le permitió hacerlo.
“No creo haber tenido un don especial, sino que fue una combinación de todo el esfuerzo que puse, más el acompañamiento de mi familia, la comunidad olímpica matemática en su totalidad, los profesores organizadores que invierten mucho tiempo de su vida en esto, así como otros ex olímpicos que siguen colaborando y tratan de enseñarnos y ayudarnos a prepararnos”, agradece.
También menciona a sus docentes habituales, “con la mejor predisposición para que pueda llevar al mismo ritmo la olimpíada con el colegio”.
Sur de Inglaterra
Este año, el campeonato mundial que reúne a estudiantes matemáticos de todo el mundo se llevó a cabo en Bath, al sur de Inglaterra, del 11 al 22 de julio.
En 2023 tuvo lugar en Chiba, Japón, de la que el equipo argentino volvió con una medalla de plata.
Salvo por una excepción en 1980, la Olimpiada Internacional de Matemáticas se celebra todos los años desde 1959.
Ese año se realizó por primera vez en Brasov y Bucarest, en Rumania. En 2020 y 2021, por la pandemia, su desarrollo fue virtual.
Las principales sedes se repartieron entre países europeos, pero también se compitió en otros como:
Brasil.
China.
Cuba.
Kazajistán.
México.
Sudáfrica.
Taiwán.
Turquía.
Cuba.
En Argentina, el campeonato mundial se jugó únicamente dos veces, separadas por quince años de diferencia.
Ambas fueron en la ciudad de Mar del Plata, en 1997 y 2012.
El Jurado establece distintos rangos para la entrega de medallas basados en la puntuación individual de los participantes.
La cantidad de concursantes se separa en doce partes, y así se otorgan las medallas según el desempeño:
Oro, a los mejores 12.
Plata, a los siguientes 24 mejores.
Bronce, a los siguientes 36 mejores.
Para Patricia Fauring, responsable del equipo argentino, profesora consulta del CBC de la UBA y ganadora del premio internacional Paul Erdős por su desempeño en el entrenamiento de estudiantes para este certamen, “el objetivo de la olimpíada, aparte de impulsar la matemática, es detectar a los chicos con habilidades. Porque la historia de la humanidad prueba que la gente así puede ser útil a la comunidad”.
Después de esta última prueba, planea colaborar con quienes quieran participar de las olimpíadas matemáticas desde Argentina.
Y seguir sus estudios en la universidad pública: licenciatura en Matemáticas y Ciencia de Datos en la UBA.
“A mediano plazo iré viendo si apunto más para un lado o para el otro, e ir aprendiendo cómo es la salida laboral de cada una. A largo plazo me interesa bastante trabajar con algo de IA”, dice.
Mientras se difundía la colecta que finalmente posibilitó el viaje, Fauring decía que las Olimpíadas Internacionales de Matemáticas constituyen “la más importante del planeta –para esta disciplina- Es una competencia súper prestigiosa y tiene una historia gloriosa porque muchos de los medallistas Fields –considerado como un Premio Nobel de las Matemáticas- son chicos que antes ganaron en estas olimpíadas”.