Diferentes celebraciones y una vigilia se realizaron en Viedma para homenajear al santo canonizado por el papa Francisco Artémides Zatti, quien es considerado un símbolo religioso de la Patagonia.

Se desarrollaron distintas actividades entre el sábado y el domingo para celebrar la santificación del tercer argentino en la historia.
Zatti, vecino de Viedma, fue declarado Venerable el 7 de julio de 1997, beatificado por el papa Juan Pablo II en 2002, y, luego de 20 años, canonizado como "Santo" por el Papa Francisco, acto que se desarrolló el 9 de octubre pasado en el Vaticano.

En esta ocasión, la conmemoración se centra en la Parroquia "Don Bosco" de la capital rionegrina e incluye un recorrido por la ciudad y por los sitios más significativos por donde caminó Don Zatti.

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El sábado concluyó con la Vigilia en la Catedral de Viedma, y el domingo inició con el Momento de Oración frente al Templo, y la Solemne Eucaristía en el Parque Ferreira.

Posteriormente se realizó la Caminata con las reliquias de Zatti Santo, hasta la parroquia Don Bosco, situada a 3 kilómetros; la Fiesta Oratoriana, junto al Templo Don Bosco, con canto, danzas, testimonios, participación de los peregrinos, grupos musicales; y la Bendición de los Peregrinos.

Conocido como "El Enfermero Santo de la Patagonia", se desempeñó como enfermero en Viedma y Carmen de Patagones y fue encargado y administrador del Hospital "San José".

Perteneció a la comunidad salesiana y dedicó su vida a velar por la salud corporal y espiritual de todos los enfermos, especialmente de los más pobres.

Nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto, Italia, emigró a la Argentina junto a su familia a los 17 años, y murió en Viedma, Río Negro, el 15 de marzo de 1951. Sus restos descansan en la Parroquia Don Bosco de Viedma.

A Zatti se le atribuyen milagros relacionados a la curación de enfermedades terminales, como la del cura salesiano Carlos Bossio, quien tuvo una septicemia y los médicos aseguraron que no se salvaría. Sus familiares elevaron plegarias a Zatti y se curó de la enfermedad "de un día para el otro".

Es el tercer santo argentino y el único laico, luego de las canonizaciones de Ceferino Namuncurá, también patagónico, y José Gabriel Brochero, oriundo de Córdoba.