El gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya avisó. Cuidado, porque la vacuna de CanSino Biologics, desarrollada por una compañía de origen chino fundada en 2009 y asociada, desde el 2013, al Consejo Nacional de  Investigación de Canadá (NRC) para desarrollar vacunas contra enfermedades virales como el Covid-19 o el ébola, debe ser reforzada por una  segunda dosis a los seis meses porque se produce una baja de anticuerpos  en las personas inoculadas.

Hace un mes, la asesora  presidencial Cecilia Nicolini informaba que el Gobierno nacional había retomado las negociaciones con el laboratorio Pfizer para obtener una de las vacunas que parecen ofrecer una mayor efectividad y por la que, la Argentina había mostrado interés, al punto de ofrecer voluntarios para las distintas pruebas que se desarrollaron durante 2020.

También aseguró que el presidente Alberto Fernández estaba “en diálogo constante con su par de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para interiorizarse acerca del avance de la vacuna cubana contra el Covid-19” y reveló que se estaba negociando con los laboratorios Johnson y Johnson y CanSino, a fin de conseguir más dosis para la retrasada campaña de inmunización.

Transcurridos 30 días de  estas negociaciones, las conversaciones más avanzadas son con la firma china CanSinoBio, al punto que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aguarda por  la firma de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, para aprobar la vacuna de emergencia y que el producto pueda arribar al aeropuerto de Ezeiza en julio próximo.

Si bien las condiciones contractuales estarían cerradas y no han trascendido a la opinión pública, fuentes del sector de laboratorios privados indicaron a NA que se pagaría entre 17 y 19 dólares por unidad, libres de impuestos, y se libraría una  orden de compra cercana a las 10 millones de dosis, de las cuales la mitad deberían estar disponibles en julio.

La advertencia de México y el lobby vernáculo

Si bien la firma de la orden de compra puede concretarse en pocos días, persisten las dudas de la ministra Vizzotti por la efectividad de esta vacuna. Y, esto es así por el diálogo fluido que sostienen las autoridades argentinas con las mexicanas.

En el territorio azteca se utiliza desde el 20 de abril pasado y se aplicaron dosis a maestras, profesores, celadores y todo el personal educativo mexicano de los  estados de Chiapas, Veracruz, Tamaulipas, entre otros.

En una  primera fase se inocularon 529.000 dosis de la vacuna CanSIno y hubo una segunda fase que comenzó el 12 de mayo pasado, para completar el millón de trabajadores de la educación mexicana vacunados.

Pero la experiencia no estuvo exenta de complejidades. En principio, relacionados con los efectos adversos. Se han presentado quejas ante el sistema sanitario reflejadas en redes sociales mexicanas, que señalaron que los vacunados tuvieron desde dolores de cabeza con más de tres días de duración, hasta fiebre alta, vómitos y diarreas.

La Secretaría de Salud estatal ha contabilizado sólo cinco casos de efectos colaterales que debieron ser atendidos por profesionales, pero en medios privados se recibieron más quejas de profesionales de la educación que fueron inoculados con este producto.

La segunda duda pasa por la efectividad de este producto biológico. Hace 45 días, la propia compañía CanSinoBio reportó acerca de una disminución de anticuerpos a los seis meses de la primera, y en principio, única  aplicación de su vacuna contra el Covid-19.

Un informe no oficial del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de México, que coordina el ensayo clínico con la empresa china, informó a los voluntarios de la disminución de la inmunidad en sintonía  con lo expresado por la empresa más de un mes atrás.

Por estas razones, se  aguarda una definición del gobierno de AMLO para confirmar si será necesaria una nueva dosis que actúe de refuerzo a los seis meses de la primera inoculación, que generaría el desplome de uno de los argumentos de venta más importantes del laboratorio, bajo el rótulo de dosis única.

El reporte de la empresa con sede en la provincia china de Tianjin y que cotiza en la Bolsa de Valores de Hong Kong, afirma que la eficacia sería de 50% a partir del quinto o sexto mes de la inoculación.

Asimismo, una segunda dosis administrada a los participantes en el ensayo de la vacuna, seis meses después de su primera inyección, podría ofrecer una protección sustancial, dijo Zhu Tao, director científico de CanSinoBIO.

“Una inyección de refuerzo seis meses después produjo un aumento de entre siete y diez veces en los niveles de anticuerpos neutralizantes, por lo que esperamos que en este caso la eficacia pueda alcanzar más del 90%”, dijo Zhu, aunque advirtió que se necesitaban más datos de los ensayos clínicos para obtener estimaciones más precisas.

El expediente de compra argentino de la vacuna CanSino viene redactándose desde hace  varios meses.

Comenzando por el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, que en enero de este año apoyó el estudio de eficacia y seguridad de este producto, en fase 3 de prueba, permitiendo que la investigación con voluntarios argentinos se lleve a cabo en 3 centros aprobados para participar.

Los  hospitales, San Juan de Dios de Castelar y el provincial Rossi de La Plata, y  Mariano y Luciano de la Vega de Moreno, que obtuvieron la aprobación del ANMAT y del Comité de Ética Central del Ministerio de Salud bonaerense.

Verónica González, la directora de Investigación y Cooperación Técnica de la cartera sanitaria bonaerense, realizó declaraciones al sitio especializado consensosalud.com.ar y expresó; “además de proveer la infraestructura hospitalaria, hay que destacar que gran parte de los investigadores de cada centro son profesionales que ya trabajan en los hospitales provinciales, no los fuimos a buscar.  Esto es una apuesta clara del ministerio al fortalecimiento de la investigación en salud”.

A nivel mundial,  el ensayo requirió de 40.000 mil personas voluntarias, y en Argentina, la provincia de Buenos Aires aportó más de 2 mil.

Sin embargo, la cifra final de voluntarios fue mayor, según los voceros de la Fundación Huésped. Alcanzó los 3750 inoculados con placebo, algunos, y con la vacuna, otros, para observar sus efectos, al sumarse residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Según Pedro Cahan, asesor del comité  científico que escucha el presidente Alberto Fernández, la ONG que lidera “no tiene los resultados pero si los posee la ANMAT porque el laboratorio realizó la presentación para obtener la aprobación de emergencia”.

En declaraciones al diario La Nación Pedro Cahan, además, puntualizó. “Hemos solicitado  a la autoridad regulatoria  incorporar una enmienda al protocolo  para aplicar una dosis más, esta vez, a todos los voluntarios que recibieron la vacuna en el ensayo de fase 3 y, una primera dosis, a los voluntarios  que recibieron el placebo”.

Una forma de conceder la baja efectividad que genera la vacuna para la prevención de los casos clínicos de Covid-19, aunque resaltaría la efectividad en la reducción de la letalidad por la infección en cuadros graves de la misma enfermedad.

La parte privada que muestra interés por importar y producir  la vacuna proviene del laboratorio Cassará.

Desde el 8 de enero pasado, en que el empresario Jorge Cassará viene manteniendo reuniones con funcionarios del Ministerio de Salud nacional, pasando por audiencias con Sonia Tarragona, actual jefa de  gabinete de Vizzotti, que asumió luego del vacunagate que le costó el puesto a Ginés  González García y parte de su equipo, hasta con la directora nacional de Epidemiología, Analía Rearte que a su vez tiene injerencia en la aprobación de kits de testeos de Covid-19.

La urgencia por avanzar con la compra de vacunas de emergencia se disparó el 14 de mayo, con el incremento de casos graves en el país.

En una reunión de funcionarios de salud con autoridades del laboratorio, que se presentaron como asociados en los ensayos que CanSinoBio realiza en el país, se avanzó en el contrato para adquirir vacunas contra el virus Sars-CoV-2 que produce la enfermedad de Covid-19, cuyo expediente quedó a la firma de la ministra Vizzotti.

Se trata de una vacuna china, la tercera desarrollada por ese país si se cuentan la Sinopharm y la Sinovac, que genera muchas dudas pero que serviría para tener una protección del orden del 65%-70% durante seis meses en los vacunados con CanSino.

Al menos, hasta que se disponga la necesidad de un refuerzo que haga más eficiente el producto para el que lo recibe en su organismo.