Burdas excusas ante el impune retorno de la pirotecnia en las fiestas
El sincericidio de las autoridades: “No podemos estar en la puerta de cada casa viendo si tiran o no un petardo. Las leyes están y es responsabilidad de cada ciudadano cumplirlas".
Pese a que desde el 24 de enero de 2021 rige la Ley nacional que sanciona como delito el uso, venta y fabricación de fuegos artificiales y en provincias y municipios su utilización está expresamente prohibido, en la Navidad de este año se registró en el país un uso intensivo de pirotecnia que afectó a niños sensibles y a mascotas.
Las redes sociales se hicieron eco de denuncias generalizadas, que pusieron en evidencia la proliferación de puestos callejeros en las horas previas a la Navidad y que, en la medianoche del 25, se convirtieron en estruendos que superaron inclusive a los de fiestas pasadas.
A la mañana siguiente, en las plazas del AMBA donde convergen a diario los dueños de perros fue el comentario generalizado y, en muchos casos, reconocieron que, a raíz de este rebrote, decidieron quedarse a pasar Año Nuevo en su casa para contener a las mascotas.
Las autoridades en provincias como Mendoza y Córdoba se declararon impotentes para controlar y prevenir esta transgresión a leyes y ordenanzas, a punto tal que la vicegobernadora cuyana, que es médica inmunóloga, Hebe Casado, se atrevió a lanzar llamativas recomendaciones para proteger a los niños que sufren trastornos del espectro autista (TEA) y a las mascotas.
“Es importante que los dueños de mascotas tengan la precaución de ir al veterinario y que le den alguna medicación para que los animalitos no sufran los impactos de la pirotecnia. Lo mismo con aquellas personas que tienen en su familia algún niño autista. Hoy vienen dispositivos que permiten evitar el ruido, tener ese cuidado; que los chicos puedan tener algo que les tape los oídos”, expresó al ser consultada por la repercusión que hubo en las redes sociales.
Pirotecnia 0
Con el objetivo de alcanzar la pirotecnia 0, en 2020 los municipios de Mendoza aprobaron una ordenanza que sostiene que el uso y la venta de pirotecnia está prohibida en la provincia.
Así fue bajando la cantidad de lesionados por la utilización de petardos. Por ejemplo, en 2023 sólo se registraron cuatro casos leves.
Pero este año el número prácticamente se triplicó: ascendió a 11 heridos en el Gran Mendoza, Valle de Uco y el Este.
Córdoba Capital también estuvo pasada por ruidos y estruendos a la hora del brindis navideño 2024, en un escenario que no se percibía hace varios años debido a la prohibición activa que rige sobre la venta y distribución desautorizada de fuegos artificiales.
La Municipalidad de Córdoba admitió un notorio “regreso” generalizado al uso de pirotecnia por parte de los vecinos, que se abastecieron en los puestos de venta callejeros que proliferaron en las principales calles de la ciudad.
“No hay fuerza que esté preparada. Creemos que hubo un incremento en el uso y en los puntos de venta ambulantes”, sostuvo Ezequiel Hormaeche, subsecretario de Fiscalización y Control en diálogo con radio Mitre Córdoba.
Motosierra selectiva
La "motosierra" sirvió de excusa para justificar la falta de controles, pero no pareció hacer mella en el activo consumo de pirotecnia.
Puede tener que ver que los precios de la cohetería bajaron en términos reales en pesos y en dólares, lo cual los tornó más accesibles para los bolsillos pudientes.
Un ejemplo de los valores al alcance de más gente puede tomarse de la pirotecnia lumínica que se autorizó en Jujuy:
Abejita: $2.300 la caja de 12 unidades.
Bengalas: $9.500 el fardo de 10 unidades.
Candelas: los precios varían entre $7.300 y $5.700 dependiendo la cantidad de tiros de luces de colores que tiene.
Volcán lumínico: $13.800 la caja de 6 unidades.
Tortitas o show de colores: los precios varían entre $15.400 y $26.000 dependiendo los tiros.
Las intensas detonaciones que se concentraron entre antes de las 0 horas y un rato después en el AMBA desafiaron las disposiciones vigentes, pese a que se recordó previamente que "en estos festejos de Navidad y Año Nuevo rige en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires, la Ley Nº15.406, conocida como de “Pirotecnia Cero“, que prohíbe la venta y el uso de pirotecnia de alto impacto sonoro".
Esta normativa, sancionada por la Legislatura bonaerense el 16 de diciembre de 2022 y promulgada a principios de 2023, ya se aplicó durante las celebraciones de 2022 y 2023, y actualmente marca su tercer año en vigor.
En ese sentido, "el principal objetivo de la ley es proteger la salud de la población y el bienestar de los animales, limitando los efectos negativos de los ruidos fuertes, los gases y la contaminación generados por los artificios pirotécnicos. Esto incluye tanto los fuegos artificiales como los cohetes de alto impacto sonoro que históricamente han causado malestar en personas con condiciones especiales y pánico en animales".
Consecuencias inhumanas
"La pirotecnia genera mucho temor en perros y gatos, ya que no pueden comprender la naturaleza de sus sonidos que aparecen en forma repentina y que son tan estridentes", según los especialistas. Y, en cuanto a los caninos, afecta principalmente por la sensibilidad auditiva que tienen, mucho mayor a los humanos, mientras que, a los felinos, impacta en el sentido de la visión.
Por las características de las especies, "los caninos tienen un apego especial con los humanos, con lo cual la presencia nuestra en ese momento ayuda en la situación de estrés", afirma la experta. Y recomienda: "siempre deben estar dentro de la casa, contenidos, protegidos y si estamos es mucho mejor para ellos".
Al margen de tales caracterizaciones, como se sinceró la funcionaria mendocina: “Hay que tener los cuidados pertinentes. Frente a esas situaciones, las personas que tienen algún tipo de dificultad deben protegerse“, insistió.
“No podemos estar en la puerta de cada casa viendo si tiran o no un petardo. Las leyes están y es responsabilidad de cada ciudadano cumplirlas. Pero sabiendo que existen personas que no la cumplen, tenemos que tomar recaudos“.
Y así tendrá que resignarse a hacer la gente que tiene mascotas y que resolvió no salir de la casa a festejar el Año Nuevo por quedarse a contener a los animales de los violadores de la ley.