Bioconstrucción: ¿cuáles son los beneficios de edificar una casa con esta técnica?
En qué lugares del país está habilitada, cuánto cuesta construir de esta manera y qué durabilidad prevé. Consultamos con una arquitecta experta en construcción natural.
Si repasamos la historia de la construcción, la actual forma de edificar no alcanza los dos siglos de vida. En cambio, la bioconstrucción, que en términos introductorios se podría definir como una forma de construcción respetuosa con los seres vivos y el medio ambiente, se usó absolutamente en todo el mundo desde hace 10 mil años antes de la llegada del hormigón, el acero y el hierro.
Parte de la labor de la bioconstrucción en la actualidad está basado en recuperar esos saberes constructivos de diversas sociedades y culturas, los cuales apunta a potenciar de la mano del acceso a la información y a la evolución de las tecnologías.
A su vez, la bioconstrucción aborda un estilo arquitectónico sostenible con el objetivo de integrar la construcción con el entorno y minimizar el impacto ambiental.
Para conocer las particularidades de la bioconstrucción y por qué resurgió en el último tiempo, NA conversó con Gisela Oyanguren, arquitecta miembro de Red Protierra y de cooperativa Caminantes.
“Podemos decir que es la biología del hábitat, que parte del estudio del entorno y de sus necesidades para desde ahí pensar en el diseño”, introduce Oyanguren.
A su vez, cuenta que la bioconstrucción se basa en los principios de la arquitectura bioclimática, la cual diseña edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas del lugar, para aprovechar los recursos disponibles (sol, lluvia, vientos, vegetación) y disminuir los impactos ambientales.
Un eje clave: “Para generar ahorros energéticos se busca aprovechar las características del clima: por ejemplo, para construir en sitios fríos primero se piensa cómo orientar la vivienda (si las ventanas más grandes deben estar hacia el Sur o hacia el Norte), o qué tipo de vidrio conviene utilizar para no perder energía del sol”.
“También se estudia la cultura local, los materiales que existen en la localidad, y se intenta utilizar lo que hay en cada sitio (no traemos un mármol del exterior, por ejemplo). El diseño final es el resultado de ese estudio. Otro ejemplo: si pensamos una vivienda en el Norte del país tenemos que buscar minimizar las aberturas, no será necesario orientarla al norte, y se buscará hacer muros más anchos de lo habitual para amortiguar la diferencia de temperatura entre el día y la noche”, detalla.
“Vivimos en casas y edificios que, desde el aspecto ambiental no son eficientes energéticamente. Al mismo tiempo, sabemos que la industria de la construcción es una del responsable de alrededor de un 40 % de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera”, reflexiona.
A partir de esta realidad surge la pregunta, ¿cómo estamos construyendo y cómo estamos afectando al ambiente?: Oyanguren lo detalla: “En la actualidad, la gran mayoría de las viviendas responden a un lenguaje parecido y a soluciones constructivas similares tanto en la Quiaca como en Ushuaia, lo que lleva a pensar que no fueron construidas de acuerdo a las necesidades del lugar. Por no haber pensado en eso, después hay que compensar la calidad constructiva de esas viviendas con calefacción o refrigeración, entre otros aspectos. Esta lógica constructiva termina produciendo una industria que apunta más a la estética que a la eficiencia”.
- Fomenta el ahorro energético significativamente.
- Aprovechamiento de las fuentes de energía renovables para potenciar su impacto
- Incluye materiales reciclables en el proceso de construcción.
- Apuesta a la reutilización del agua, un recurso natural imprescindible y cada vez más escaso.
- Los materiales utilizados en la construcción se obtienen de materias primas locales.
- Promueve la gestión ecológica de los desechos que se generan durante las construcciones, demoliciones, restauraciones o reestructuraciones.
NA: ¿A qué se debe el resurgimiento de la bioconstrucción?
-Hay que observar al menos tres aspectos fundamentales: la crisis habitacional, la situación ambiental en un contexto de crisis climática y las consecuencias en la salud, teniendo en cuenta que la tierra es un elemento que tiene la capacidad de absorber la humedad ambiental, beneficiando a todas las personas que tienen enfermedades respiratorias.
Respuesta a la crisis habitacional: Desde el aspecto social, las tecnologías de construcción en tierra rescatan un saber ancestral de más de 10 mil años. El hombre, desde que se asentó en viviendas empezó a construir con lo que había en su hábitat y ha ido desarrollando una cultura constructiva; más tarde, la arquitectura vernácula la rescata y hoy tenemos el acceso a la información necesaria para poder desarrollarla. Al tratarse de una tecnología constructiva que no requiere mano de obra calificada, considero que es la posibilidad de acercar esta tecnología a aquellos que necesitan una vivienda y que tengan la posibilidad de hacerlo con sus propias manos.
Respuesta a la crisis climática: En bioconstrucción también se busca incorporar materiales que minimicen el impacto ambiental. Cuando vamos a implantar una vivienda siempre vamos a generar un impacto ambiental: la idea es minimizarlo y en ese sentido, los materiales naturales como la tierra, la fibra la madera, son materiales que, desde el proceso de extracción, hasta la puesta en obra y la demolición, pasando por el análisis del ciclo de vida (ACV) SE PUEDE ver que consume menos energía, en ese sentido son beneficiosos en términos ambientales.
Respuesta a cuestiones de salud: Desde el aspecto de la salud, hay que tener en cuenta que pasamos gran parte de nuestro día dentro de la vivienda y es importante empezar a pensar cómo es la relación con los materiales que nos rodean. La tierra, por ejemplo, tiene la capacidad de regular la humedad del ambiente o lo que llamamos la hidrotermia ambiental en espacios cerrados; por eso, cuando nos vamos a dormir y cerramos todos, gracias a los muros de tierra por su porosidad y por ser un material natural, tienen esta capacidad.
Si bien es una técnica que es aplicable en cualquier parte del mundo, como quedó demostrado con las construcciones de nuestros antepasados e incluso como sigue sucediendo en la actualidad en distintos pueblos y aldeas, ahora se precisa de la regulación municipal para poder construir con bioconstrucción.
Desde la Red Protierra, informaron en su sitio oficial las regulaciones alcanzadas hasta el mes de mayo de 2022. Y consideraron: "En Argentina se está produciendo un aceleramiento en la aprobación de ordenanzas municipales que habilitan el uso de materiales naturales y de bajo impacto ambiental para la construcción".
Asimismo, desde la misma Red proporcionaron un mapa completo de los distritos con la regulación aprobada.
“Si hacemos un recorrido histórico cultural de las viviendas, vemos que hay distintas técnicas de acuerdo a las diferencias de clima: en países o regiones secas como Medio Oriente, las construcciones se hacian mayormente en tierra, a diferencia de las construcciones en zonas más húmedas como podría ser Centroamérica, donde encontramos construcción en tierra, paja, madera, caña, entre otros elementos naturales”, considera la arquitecta consultada.
¿Qué durabilidad tiene una vivienda de dimensiones promedio realizada con bioconstrucción?
- Me gusta hablar del “saber hacer”. En bioconstrucción ocurre como en la construcción convencional: hay que conocer muy bien las particularidades de los materiales que se van a usar. Al trabajar con materiales naturales es importante usar métodos se protección: Por ejemplo, la madera tiene tratamientos de protección contra el ataque de los bichos. Asimismo, en construcción en tierra realizamos ciertos procesos de estabilización para proteger los muros y revoques contra la abrasión o erosión... como por ejemplo la aplicación de aceite de lino, baba de tuna, entre otros. Si las casas están bien diseñadas y se conoce en profundidad el material y las técnicas, la durabilidad es enorme.
Y en términos económicos, ¿qué tipo de presupuesto se debe tener en bioconstrucción?
Se asemeja bastante a los costos de inversión de la construcción convencional: En los materiales el costo en menor, y en los procesos puede ser más elevado ya que muchas veces trabajamos la vivienda con subsistemas y tecnologías que permiten, por ejemplo, tratar las aguas grises y negras, y para eso requerimos de tratamientos eficientes de aguas. O bien, cuando incorporamos sistemas como energías renovables hace elevar un poco los costos, pero en el resultado final se está muy cerca al costo total de construcción tradicional. En la zona de Mar del Plata, hay que pensar en un promedio de 550 dólares el metro cuadrado.