Audios en pendrive abren sospechas de red de Trata VIP: involucran a empresarios y figuras públicas
Los letrados indican que se está en presencia de un fabulador que hostiga a través de sus redes sociales.
El denunciante, Roberto Mazzoni, logró que el magistrado federal Ariel Lijo reciba más escritos y pruebas. Se realizó una aundiencia en Cámara Gesell. En la mira judicial están empresarios, hijos de famosos y modelos.
La causa se tramita en el fuero federal y continúa activa: de comprobarse alguna de las pruebas o testimonios aportados por la querella se estaría ante las puertas de un gran escándalo por delitos gravísimos contra la integridad de las personas y que involucra en el expediente a empresarios, directivos de fútbol y gente de la farándula.
El diálogo del equipo de investigación de Noticias Argentinas, con los abogados defensores de los acusados, todas personas de alto poder adquisitivo, argumentan su defensa.
Los letrados indican que se está en presencia de un fabulador que hostiga a través de sus redes sociales.
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Pero, de ser así, pocos comprenden las dilaciones y la demora en la Justicia para alcanzar un sobreseimiento definitivo de algunos de los acusados que, a su vez, les permitiría ir contra el denunciante y su abogada en querellas civiles por los daños realizados.
Sin embargo, el hecho de que el expediente continúe acumulando fojas indicaría que se sigue prestando atención al querellante.
El magistrado Ariel Lijo, a cargo del juzgado federal Nº 12, cuya titularidad está vacante luego que Sergio Torres se convirtiera en juez de la Corte Bonaerense, decidió en las últimas horas incorporar los escritos presentados por Mazzoni y le solicitó a la querella que aporte archivos de audios como pruebas pero que se encuentren en buen estado porque los pendrives aportados previamente estaban defectuosos.
Por otra parte, Mazzoni logró que el magistrado ordenara una sesión de Sala Gesell, para ampliar la declaración que las partes ya conocen pero que, por lo dispuesto en el artículo 204 del Código Procesal Penal, nada ha trascendido, teniendo en cuenta que las actuaciones son públicas para las partes y sus defensores, pero secretas para los extraños.
Si bien Ariel Lijo es un juez que suele ordenar varios testimonios en Cámara Gesell, como sucedió hace unas semanas con otro sonado caso de abuso contra el productor Marcelo Corazza, o, más atrás en el tiempo, en 2018, en la causa judicial contra el ex senador Juan Carlos Marino que fue acusado de abuso sexual por una asesora suya en el Congreso Nacional, llama la atención este procedimiento que, usualmente, está reservado para escuchar los testimonios de menores de edad víctimas de abuso físico y psicológico.
Esto se debe a que se trata de una práctica creada por el doctor Arnold Lucius Gesell, pediatra especializado en desarrollo infantil y esta herramienta le permitió establecer pautas de la conducta infantil a través de los años.
Hoy, las Cámara Gesell son una herramienta de investigación forense y policial que cuenta con dos ambientes físicos separados por un vidrio espejado de visión unidireccional. Se encuentran distribuidas de la siguiente manera:
Sala de entrevista: con sistema de audio y video. Se graba toda la interacción de la presunta víctima. En este ambiente puede estar el psicólogo, el intérprete o traductor y una Sala de observación: un espacio físico donde se encuentran los operadores de justicia, los Fiscales, Jueces -cuando es necesario- y los representantes de las víctimas.
Por el secreto del sumario no ha trascendido nada de la declaración del querellante, pero la audiencia en la sala Gesell se realizó el 4 de octubre pasado en el segundo piso de los tribunales de Comodoro Py 2002, donde funciona la Cámara Federal porteña.
Para la defensa de los señalados por Mazzoni, sus clientes están viviendo un calvario porque ninguno de los ilícitos, gravísimos, enunciados por el acusador pudieron ser corroborados a pesar de las investigaciones realizadas cada vez que Mazzoni amplía su declaración manteniendo viva la querella.
Una causa por la que se investiga declaraciones como las que sigue, “...soy víctima de una organización criminal dedicada a la captación de menores, como de mayores, con fines de prostituirlas, como también de la distribución de estupefacientes a las mismas, existiendo muchas personas que no conozco su verdadera identidad, pero otras que sí, y que aparecen en escena mediante seudónimos o nombres de fantasía”.
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Además, se relatan supuestas fiestas sexuales en lujosas torres porteñas que tendrían un combo de prostitución y drogas. En el expediente. La presunta víctima denunció “haber sido drogada en reiteradas oportunidades” luego que le hubieran suministrado un cóctel de drogas que los mismos acusados realizarían y suministrarían de manera simulada y engañosa a sus víctimas. La acusación se extiende en el expediente al detestable cargo de trata de personas de “... niñas, menores, mujeres y hombres, y principalmente abuso sexual de menores, para después de la captación de ellos, vincularlos con las adicciones de estupefacientes, cuyo único fin es la trata, donde hay dos líneas de distribución de dichos menores como de mayores”.
La justicia federal se encuentra ante un expediente por el cual las partes coinciden en que se defina cuanto antes porque como afirmaba el filósofo Séneca, en tiempos del emperador romano Nerón, “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.