Taquini: “Las autoridades deben tomar nota que el futuro de la educación pasa por la virtualidad"
Con 83 lúcidos años y a medio siglo de haber descentralizado la Universidad de Buenos Aires, el Dr. Taquini, trabaja para que la escuela vuelva a convertirse en una herramienta de desarrollo. La apuesta por la I.A.
El 10 de febrero pasado se cumplieron 26 años de uno de los hechos históricos más significativos del progreso humano. Deep Blue, una máquina que analizaba 100 millones de jugadas por segundo, derrotó al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov. Luego, el genial ruso vencería a la máquina en una partida posterior pero, la página de gloria para los ingenieros de IBM que trabajaban en la ciencia cibernética en su avance para crear una Inteligencia Artificial (IA), quedó redactada, concretando los vaticinios de muchos escritores de ciencia ficción que hablaban en los ’80 de cyborgs, realidad virtual, y máquinas inteligentes.
Alberto C. Taquini (H) se dedica a predicar en el desierto de la realidad argentina las bondades de incorporar a la educación, desde la primaria y los cursos iniciales hasta los niveles más elevados, herramientas de inteligencia artificial (IA) y autoaprendizaje que sacuda la abulia generalizada que se observa en los alumnos que, como sostiene el docente y experto en educación, Eduardo Montoro “…en su gran mayoría no quieren nada, no les interesa nada y no les importa nada”.
Si bien, la actualidad de la escuela pública en el país parece ser más de contención que de formación para el mercado laboral y de preparación para el futuro de las nuevas generaciones, Alberto Taquini (H) prefiere analizar la situación a nivel mundial al sostener, como hizo, el pasado mes de diciembre, al disertar en la Academia Nacional de Educación, “…el sistema educativo mundial llegó trágicamente al tercer milenio agotado, ineficiente y con profundas grietas, y no se repondrá con más de lo mismo”.
El futuro ya llegó, la victoria de Deep Blue sobre Kasparov ya pertenece al terreno de los historiadores y hoy se abren nuevas expectativas con la I.A. ¿Cómo puede ingresar esa herramienta a la educación formal?
Podríamos trazar un paralelismo con el hito de Deep Blue con la I.A. aplicada a otros juegos complejos como el ajedrez por lo que la implementación de I.A. de manera exitosa en el aprendizaje parece estar muy cerca. Es un cambio que, además, está presente en el espíritu de época. Si bien el cambio tecnológico de este cuarto de siglo fue significativo, recién con el impulso de la pandemia de coronavirus se introdujo la conectividad por la ventana a la escuela y la proyectó a la nube. La I.A. revolotea hoy y le dará a cada niño en forma personal y autónoma su ritmo de aprendizaje con su autoevaluación.
Argentina parece estar muy lejos de este escenario e imagino que muchos países, a excepción de unos pocos altamente desarrollados, pueden impulsar estos cambios. ¿Guarda expectativas por las que las autoridades avancen en proyectos tan vanguardistas?
Tengo muy pocas expectativas. Tenemos una ley de educación que impide a los menores de 18 años tener la posibilidad de educarse a distancia, cuestión que ocurre por la presión de los sindicatos. Pero la realidad se termina imponiendo y, tarde o temprano, la educación a distancia será una realidad. ¿Cómo le vas a prohibir a un joven de 16 años que quiere capacitarse que no puede aprender de manera virtual? En la época de la virtualidad. Ocurre en la UBA donde hay muchos estudiantes que van a continuar cursando materias de manera on line, en la facultad de ciencias económicas, por ejemplo. El fenómeno de las plataformas educativas llegó para quedarse.
Este nuevo paradigma educativo que usted presentó en las recientes jornadas de la Academia Nacional de Educación, debe contar con un apartado que hable de la inversión necesaria para adecuar el sistema al autoaprendizaje y la I.A. ¿Cómo se avanza en ese punto?
Desde toda la sociedad se deberá definir cómo se financia, con eficiencia y equidad, la formación de nuestra juventud. En un plazo breve vamos a disponer de una plataforma de I.A. para aprender matemática y lengua para los chicos a partir de los seis años.
La escala económica para los programas de I.A. en educación es pequeña. Hace unos siete años, una fundación estadounidense X-Prize promovió un concurso destinado al autoaprendizaje guiado por softs al convocar a un concurso con un premio de 15 millones de dólares para el desarrollo de un programa de código abierto, destinado al aprendizaje de la matemática y la lengua en niños de 6 a 9 años. Se otorgó el premio sin I.A. pero el mérito de la iniciativa de la fundación se halló en el impulso a las nuevas tecnologías en la educación y no en áreas con más presupuesto como defensa, finanzas o gobernanza.
¿Cuáles serían los principales cambios en el sistema educativo de avanzarse en estas nociones?
Todo cambiará y será muy rápido no más allá de cinco a siete años cuando tendremos un recurso de I.A. apto para que los chicos, de 6 a 9 años, aprendan matemática y lengua de una manera mejor a que todos los docentes del mundo sumados. Eso producirá un cambio fenomenal del sistema educativo. Quizá comience a usarse en parte, desde fuera del sistema, pero traerá consecuencias porque el contenido que se va a enseñar ya está en la máquina. Significa que el docente deberá enseñar la materia facilitando el aprendizaje con prácticas de motivación que le permita al alumno avanzar. Implica una nueva formación docente, implica un aula distinta porque una cosa es un aula con un profesor enseñando y otra, diferente, es una clase con chicos aprendiendo en sus máquinas de forma autónoma. Además, cambia la presencialidad porque los chicos pueden aprender desde sus casas. En el colegio, si quieren concurrir a la escuela, o donde este el estudiante. El sistema educativo mundial cambiará profundamente.
¿Cuál ha sido su experiencia al trabajar con estas plataformas en los colegios que dirige?
Nosotros tenemos experiencias de varios años con plataformas aún muy malas. De hecho, la mejor que existe hoy es de China que compite con desarrollos propios en IA en todas sus aplicaciones, superando una etapa de “copia” de tecnologías foráneas. Con talento propio e internacional, gran escala de datos y una firme política de Estado en esto, produjo sus propios avances. En relación con el aprendizaje, hoy transitan una reforma de su sistema educativo e impulsan productos como Squirrel Ai Learning, un sistema adaptativo de aprendizaje de la matemática, ciencias, inglés y chino para edad escolar, implementado en más de 1.700 escuelas de 20 provincias, que atiende la falta de personalización y escasez de docentes. A febrero de 2020, con la pandemia, tuvo un crecimiento de más de 400% en sus estudiantes. La novedad de la fundación X-Price es que se puede trabajar con un código de programación abierto y ya hay un montón de gente trabajando para hacer de ella una plataforma cada vez más potente.
Por lo que esta innovación podría ser más importante aún que la descentralización de la UBA que llevo usted adelante hace 50 años. ¿Cuál es el principal y primer desafío a implementar en la educación argentina?
La educación on line. Que en la educación media y superior se incorpore y se mantenga, según los casos, la educación a distancia y el aprendizaje de inglés o de una segunda lengua. Estamos en condiciones de hacerlo en forma inmediata y existe una mora grande en las políticas públicas y en la actitud de las universidades. En el mundo hay 7.500 millones de personas y más de ocho mil millones de teléfonos. El 80 por ciento de la población urbana está en internet. Tenemos, con telefonía móvil e Internet, las herramientas para llegar al conocimiento para todos los individuos.