El Hotel Dubrovnik que se derrumbó en Villa Gesell no contaba con la autorización municipal y ante el escenario catastrófico un ingeniero civil explicó que debe haber “una zona de control permanente en obras” frente a la posibilidad de que continúen con la construcción sin la normativa.

Claudio Risetto, ingeniero civil, habló con la Agencia Noticias Argentinas sobre el derrumbe en la localidad balnearia y explicó acerca del reglamento de toda obra y sobre la responsabilidad tanto de la municipalidad como del propietario.

En Argentina existen dos reglamentos que deben respetarse: uno es el urbanístico y el otro es el técnico.

“El primero pertenece a los municipios, los cuales deciden si se puede hacer o no la construcción, como así también qué tipo de obra y la zona donde se realizaría”, detalló Risetto.

Con respecto al reglamento técnico, destacó que abarca a todo el país y que se evalúan “las zonas bioclimáticas y las acciones a aplicar”, todo eso dependiendo de la ubicación de la construcción.

En este marco, enfatizó que se divide en zonas según si tienen sismos, vientos, nieve y sales, entre otros factores: “Esto último es lo que ocurre en la Costa y depende de la agresividad. Para poder llevar a cabo un trabajo es necesario utilizar un recubrimiento de pasta de cemento en los hierros para evitar el desgaste”.

“Los organismos de control piden documentación, planos y cálculos y ante lo presentado se autoriza o no la obra”, señaló.

Sobre estas presentaciones, sostuvo que hay solicitudes que nunca son aprobadas ya que no respetan los principales puntos de los reglamentos.

Acerca del derrumbe en Villa Gesell, Risetto expresó que es “extraño” lo que pasó si es que “actuó un profesional” previamente.

“Lo que pasa es que muchas veces llaman a una persona que no conoce la parte estructural. Es muy difícil”, manifestó.

Ante el conocimiento de que la obra no contaba con autorización municipal, el ingeniero civil subrayó: “Debe haber una zona de control permanente en obras para evitar estos casos”, y agregó que “Acá hay una cuestión de responsabilidad penal y civil. No solo depende de la municipalidad sino también del propietario que debe entender el riesgo que existe”.

Por último indicó que “Los dueños tienen que hacer el mantenimiento y la refacción correspondiente y emplear a un profesional, no llamar a un contratista para ahorrar un poco de plata”.