Xi Jinping reconoció el liderazgo de Milei pero quiere reunirse con el libertario en una fecha con un fuerte contenido político
El mismo día que Milei consiguió la aprobación del Senado para su proyecto reformista de la economía nacional, Xi Jinping ordenó alcanzar un acuerdo por el swap de monedas que China mantiene con la Argentina. Pero quiere ver a Milei en persona el próximo 4 de Julio.
La diplomacia de China ya no es lo que era. Desde que Xi Jinping alcanzó el poder y encaramó a su país en la competencia por el liderazgo mundial frente a los Estados Unidos, los embajadores que abrían caminos comerciales, bajo la bandera de la cooperación, firmaban acuerdos de largo plazo y hablaban de paz y dialogaban en el idioma al que se los destinaba, mutó por representantes más agresivos que poseen un marcado tono político y no provienen, en muchos casos, de la carrera diplomática.
Antes, los embajadores de carrera chinos conocían al dedillo el país o la zona a la que se les destinaba y si se dirigían a Latinoamérica, sabían hablar y escribir perfectamente el español y el portugués. Hoy, no siempre hablan el idioma porque tienen un enfoque más global y marcadamente competitivo frente a su adversario de la cuarta revolución industrial que atraviesa la Humanidad: los Estados Unidos.
Hay registros de polémicas de embajadores al servicio del Partido Comunista de China en Perú, Chile y Brasil. Y, con la Argentina de Javier Milei, que se ha convertido en poco tiempo en un referente internacional del liberalismo occidental, sólo falta un fósforo para encender una mecha en medio de un polvorín.
Las principales advertencias de la diplomacia del gigante asiático no pasan por cuestiones económicas sino por el acercamiento sin condiciones de la administración de La Libertad Avanza con el régimen demócrata de Washington y la afinidad electiva de Javier Milei por el republicano Donald Trump.
En ese contexto, China no quiere tener la más mínima duda que el gobierno de Buenos Aires, va a dejar de apoyar su política de “adhesión al principio de una sola China”, cuestión que sólo se justifica por el estatus político de la isla de Taiwán.
Taiwán es el tema tabú en la relación entre los dos países. La delgada línea roja que no se debe traspasar para enfriar las relaciones entre China y Argentina. Por ello, las alarmas sonaron a principios de año en la embajada de Beijing en Buenos Aires, cuando el diputado de la provincia de Buenos Aires de la Libertad Avanza, Agustín Romo, se entrevistó con la representante comercial taiwanesa.
Romo no es una figura menor de La Libertad Avanza, fue el encargado de la exitosa campaña digital de Javier Milei y se lo veía en los principales discursos del presidente durante sus actos proselitistas, ubicado justo detrás de él, junto al economista experto en relaciones internacionales, Iván Dubois. Eran los dos jóvenes dirigentes elegidos por Javier Milei para recitar de memoria la definición de liberalismo según Alberto Benegas Lynch (h).
Ante las nuevas relaciones carnales de Argentina con los Estados Unidos, China comenzó a buscar nuevos socios comerciales en la región y cerró importantes acuerdos con el gobierno socialista de Lula Da Silva en Brasil.
Esto sucede por la eventualidad que al gobierno argentino se le ocurra defender la independencia y autodeterminación del pueblo taiwanés.
Posibilidad que Beijing niega de plano por considerar que Taiwán, un territorio de 23 millones de habitantes, situado a solo 180 kilómetros de la costa china y que se ha tornado fundamental para la cuarta revolución industrial que atraviesa la Humanidad, es considerado como propio. Parte de una China territorial indivisible.
Taiwán es líder en la industria de los semiconductores con las empresas MediaTek y TSMC que lograron destruir el plan de China por dominar la industria de los chips informáticos y se volvieron proveedores fundamentales de firmas occidentales como, Apple, NVIDIA, AMD, Qualcomm e, incluso, Intel.
Detrás de este juego de guerra diplomático se esconden los detalles, no tan sutiles, de la Cancillería de Beijing.
Todo indica que Xi Jinping esperará el próximo 4 de Julio a su par argentino, Javier Milei, en Beijing para dialogar acerca de estos temas.
El 4 de Julio es la fecha más importante para los estadounidenses. Ese día se firmó la Declaración de Independencia del país del norte de América. Lo que hoy se conoce como Estados Unidos estaba formado por 13 colonias pertenecientes a Gran Bretaña; sin embargo, el 4 de julio de 1776, los representantes de esas colonias firmaron la Declaración de Independencia, un documento que reconoce a Estados Unidos como una nación independiente.
Por el momento, el día de reunión entre Milei y Xi Jinping, se está negociando. Beijing quiere que sea el 4 de Julio, como una manera de enviarle un mensaje a los Estados Unidos, vía Javier Milei y demostrar la necesidad y fortaleza de los acuerdos suscriptos por las anteriores administraciones del político libertario, encabezadas por Cristina Fernández y continuada durante la presidencia de Mauricio Macri bajo la supervisión del embajador, Diego Guelar.
Por el momento, el presidente Milei, viene sorteando los compromisos férreos con los políticos chinos que, como señalábamos más arriba, ya no son los embajadores pacíficos y comprensivos del pasado.
Al día de hoy, el gobierno de La Libertad Avanza no ha comprometido su relación con Taiwán incluso luego de renovar el swap con China por 5.000 millones de dólares hasta el año 2026 en el que el equipo económico planea desendeudarse y quitar de encima de las frágiles espaldas del Banco Central, la herencia del gobierno del Frente de Todos.