Visitas a Olivos: otro frente de tormenta con el que debe lidiar el Gobierno en plena campaña electoral
Mientras el oficialismo espera que la espuma baje pronto, la Justicia investiga las presuntas "reuniones sociales" en la residencia presidencial y la oposición busca aprovechar electoralmente la polémica.
El revuelo desatado en torno de las visitas a la Quinta Presidencial de Olivos durante la pandemia de coronavirus suponen para el Gobierno otro frente de tormenta, quizá similar al generado por el "Vacunatorio VIP", pero esta vez, en plena campaña proselitista.
La Justicia investigará una denuncia contra el mandatario Alberto Fernández por presuntas reuniones sociales en su residencia oficial durante la cuarentena, mientras en el oficialismo esperan que la espuma baje pronto y la oposición intenta capitalizar electoralmente la polémica.
Fernández salió a dar explicaciones al respecto en las últimas horas: "Estaba trabajando de presidente, porque mientras estaba la pandemia recibí a miles de personas, no a una, a miles... y seguí trabajando, ¿o querían que me quede encerrado en mi casa? Tenía que gobernar un país", enfatizó.
De todos modos, los cuestionamientos giran en torno de los encuentros sociales que el jefe de Estado y la primera dama Fabiola Yañez pudieron haber mantenido -el asunto se encuentra bajo investigación judicial- en momentos en los que ese tipo de reuniones estaban prohibidas por la pandemia.
Incluso la mascota del presidente, el perro Dylan, habría recibido la visita de su adiestrador, entre tantas otras personas "no esenciales" que registraron -presuntamente- su ingreso a la Quinta de Olivos cuando las reuniones familiares, por ejemplo, no estaban permitidas, ni los velatorios ni las clases presenciales en escuelas de distintas regiones del país.
"A los idiotas les digo, la Argentina de los vivos que se zarpan y pasan por sobre los bobos, se terminó. ¡Se terminó! Acá estamos hablando de la salud de la gente. No voy a permitir que hagan lo que quieran", remarcaba Fernández allá por marzo del año pasado, cuando comenzaba la pandemia aquí.
"Si lo entienden por las buenas, me encanta, si no, me han dado el poder para que la entiendan por las malas, y en la democracia entenderla por las malas es que terminen frente a juez explicando lo que hicieron", agregaba el jefe de Estado en aquel momento.
Eran épocas en las que Fernández navegaba en la cresta de la ola en mediciones de imagen y ponderación de gestión. Casi un año
después, diversas encuestas muestran que largos meses de cuarentena, sumados a la crisis económica actual y una serie de tropiezos del Gobierno, incluido el escándalo por las vacunaciones de privilegio de febrero pasado, impactaron de lleno en el humor social de los argentinos.
A propósito de aquel incidente, ¿qué comentaba Fernández acerca del revuelo que le costó el cargo al por entonces ministro de Salud, Ginés González García? "Terminemos con la payasada: que los fiscales y jueces hagan lo que deben. No existe un delito por vacunar a alguien que se adelantó en la fila", opinó el primer mandatario durante una gira oficial por México.
Mientras el Gobierno se defiende de las críticas que recibe por las presuntas visitas sociales a Olivos, el oficialismo sigue adelante con la campaña electoral, poniendo el foco en "la agenda de la gente, la salud y la recuperación económica" que, según el Frente de Todos (FdT), se avecina tras la pandemia.
En esos términos se expresó incluso el propio Fernández en las últimas horas, cuando aseguró que trabaja para que los argentinos puedan "recuperar la alegría", una frase que si bien busca generar optimismo, no deja de producir ruido en medio de una pandemia que causó más de 100.000 muertes por Covid-19 en el país.
También, en el marco de la campaña de vacunación, el jefe de Estado prometió que durante agosto se aplicarán "más de siete millones" de dosis del componente dos, lo que supone casi duplicar la cantidad de personas que hasta el momento lograron completar el esquema de inoculación contra el coronavirus.
En el oficialismo, consideran que las disputan internas en la oposición, en especial en Juntos por el Cambio (JxC), benefician al FdT en su estrategia de campaña con vistas a las PASO del próximo 12 de septiembre, aunque en los últimos días generó suspicacias una foto que subió a redes sociales la jefa de ese espacio, Cristina Fernández de Kirchner.
"Después de casi un año y medio de esta maldita pandemia... Volver al (Instituto) Patria, el lugar que más me gusta", indicó la vicepresidenta, en medio de la polvareda levantada luego de la difusión pública de las nóminas de "visitantes especiales" a Olivos en plena cuarentena: ¿fuego amigo (subliminal)?
Resta poco más de un mes para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y es de esperar que el intercambio de pirotecnia verbal entre el oficialismo y la oposición se mantengan e intensifiquen, con el FdT fustigando al macrismo y referentes de JxC que intentan seducir a los votantes con frases altisonantes y posturas de confrontación.
En este sentido, según pudo averiguar NA, en JxC existen quienes creen que esta nueva polémica que afecta al Gobierno, vinculada con "la moral" y "los privilegios" del Poder, ocasionan el mayor daño para la coalición oficialista en el llamado "voto blando", que en 2019 apoyó a Fernández en las urnas y que en estos comicios de medio término podría darle la espalda.
Sobre todo en el caso de los jóvenes, duramente vilipendiados en algún momento por funcionarios del FdT con motivo de las fiestas clandestinas durante la pandemia y a quienes ahora el oficialismo procura nuevamente seducir con vistas a las próximas elecciones legislativas, como lo demostró la propia Cristina con su improvisada mención al cantante urbano L-Gante durante un acto en Lomas de Zamora el mes pasado.
Tras una interna encarnizada antes del cierre de listas, el tablero electoral finalmente se acomodó en JxC, aunque la batalla causó heridas que aún permanecen abiertas puertas adentro en la principal fuerza política de la oposición, al cabo de una disputa cuyo daño quedó reflejado -además- en una reciente encuesta de D'Alessio IROL/Berensztein.
El Monitor del Humor Social y Político de la consultora, con datos de julio pasado, mostró que los principales referentes de JxC, incluidos Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli y María Eugenia Vidal, bajaron su rendimiento en mediciones de imagen con relación al mes anterior.
En cambio, quienes evitaron ir al roce y se bajaron de la contienda electoral, como la líder del PRO, Patricia Bullrich, y el intendente de Vicente López, Jorge Macri, se mantuvieron en niveles similares según esa encuesta, que como tantas otras evidenció que la inflación -del ¡50,2% anual! hoy- se ubica largamente al tope de las principales preocupaciones de la población por estos días.
También se conocieron datos de mediciones (intención de voto) en la provincia de Buenos Aires: "Todas las encuestas nos dan arriba entre cuatro y 10 puntos", aseguran en el oficialismo, que postula como primera precandidata a diputada nacional a Victoria Tolosa Paz, escoltada por el ahora ex ministro de Salud de ese distrito Daniel Gollan.
De todas maneras, en territorio bonaerense, estratégico para el FdT, los postulantes de Juntos aún tienen por delante bastante camino por recorrer en esta campaña proselitista, pensando en el trabajo de seducción de eventuales indecisos, aunque algunos ya lamentan en JxC no haber podido sumar al economista liberal José Luis Espert a una interna partidaria.
Ocurre que en la Provincia, tanto Espert como el peronista disidente Florencio Randazzo están perfectamente en condiciones de atraer el voto de aquellos desencantados con la gestión del Gobierno -u opositores duros- que no estén del todo convencidos en brindar su respaldo a Santilli o, en su defecto, al especialista en neurociencias Facundo Manes en las urnas.
En definitiva, se trata ésta de una elección legislativa, en la que si bien se pondrá bajo escrutinio los primeros dos años de labor del FdT en la Casa Rosada, también influirá probablemente a la hora de la toma de decisiones en el cuarto oscuro la evaluación sobre el "formato" de Congreso que cada votante considere como el más adecuado para afrontar la etapa de post-pandemia que se avecina en el país, con la reactivación económica como principal desafío en el corto plazo.