En San Isidro, el intento de aprobar modificaciones al Código de Ordenamiento Urbano (COU) antes de fin de año ha generado un fuerte rechazo vecinal. Las reformas propuestas, que incluyen aumentos en la densidad poblacional, flexibilización de alturas de edificaciones y reducción de los requisitos de cocheras, son percibidas como una amenaza al carácter residencial del distrito y a la calidad de vida de sus habitantes.

El proyecto ingresó al Concejo Deliberante el 20 de noviembre y seis días después fue presentado ante la Comisión de Planeamiento Urbano. Sin embargo, dicha presentación suscitó más dudas que respuestas. La falta de claridad y el enfoque técnico insuficiente del documento ha generado malestar e incertidumbre. Para muchos, las reformas representan un riesgo para la identidad de sus comunidades, donde la tranquilidad y el equilibrio urbano han sido siempre valores fundamentales. Este temor impulsa a los vecinos a exigir garantías de que estos cambios no alterarán irreversiblemente su entorno.

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Puntos más cuestionados

  • Edificios sin límite de altura: Nuevas construcciones podrán levantarse en avenidas clave como Santa Fe, Centenario y otras, alterando el perfil urbano de San Isidro.
  • Menos cocheras, más problemas: En algunas zonas, la exigencia de cocheras disminuirá al 40 % de lo actual, y en terrenos de menos de 200 m² o frentes menores a 10 metros, directamente no será un requisito. Esto impactará gravemente en lugares como Boulogne Centro, La Calabria y otras áreas del distrito.
  • Mayor densidad en barrios residenciales: En barrios como Las Lomas, Santa Rita y La Horqueta, la densidad poblacional aumentará significativamente, pasando de una vivienda cada 900 m² u 800 m² a cada 600 m².
  • Cambios encubiertos en Áreas Industriales: Grandes incentivos constructivos permitirán desarrollar más metros cuadrados en sectores estratégicos de todas las localidades.
  • Más metros edificables en zonas residenciales: Aumento de la cantidad de habitantes y de metros construibles en barrios residenciales linderos a zonas comerciales, como en Av. Libertador, Av. Santa Fe, Av. Centenario, entre otras, alterando la convivencia y el carácter de estos sectores.
  • Decisiones a medida: premios constructivos discrecionales que afectan a todo San Isidro.

Un proceso opaco y apresurado

Aunque el proyecto incluye algunas medidas consensuadas, como la protección de la costa y la declaración de áreas intangibles de protección ambiental, como la barranca, los vecinos exigen mayor claridad, equidad y debate. Critican la rapidez con la que se intenta aprobar las reformas, señalando que decisiones de tal magnitud requieren un análisis exhaustivo y la participación activa de la ciudadanía. Consideran que las decisiones se están tomando en círculos pequeños y sin el respaldo de un debate público amplio.

El temor en los barrios residenciales

En barrios como Las Lomas, La Horqueta y Santa Rita, las modificaciones al COU son vistas como una amenaza a la identidad barrial y la calidad de vida de los vecinos. Las propuestas que permitirían un aumento en la densidad poblacional y la construcción de viviendas en lotes más pequeños generan inquietud, ya que se teme perder el carácter residencial de estas zonas.

Los vecinos también expresan preocupación por la sobrecarga de servicios esenciales, como agua, energía y cloacas, que ya enfrentan problemas en ciertos sectores. A esto se suma el temor a que el tráfico vehicular se vuelva insostenible en calles y avenidas no diseñadas para soportar un aumento significativo de la población.

En otras localidades, el temor no solo se centra en el impacto inmediato, sino también en las consecuencias a largo plazo, como la pérdida de espacios verdes, la presión sobre colegios y servicios de salud, y el riesgo de que el patrimonio arquitectónico y cultural se vea comprometido. Los residentes temen que estas transformaciones fomenten un crecimiento desordenado, sin una planificación adecuada que contemple las particularidades de cada barrio.

Reclamos y propuestas

Las agrupaciones vecinales exigen un debate amplio e inclusivo que permita la participación de expertos, vecinos y sectores sociales. Advierten que las reformas propuestas podrían generar caos vehicular, devaluación inmobiliaria y la pérdida del carácter residencial de San Isidro. Además, critican lo que consideran una priorización de intereses inmobiliarios por encima de las necesidades de la comunidad.

A pesar que en las últimas horas, se organizaron reuniones con funcionarios oficialistas, los vecinos consideran que el proceso ha carecido de transparencia y que no se han realizado estudios de impacto socioambiental ni de infraestructura.

"San Isidro no está preparado para estas transformaciones sin una planificación sólida y transparente", afirman los vecinos, que llaman a la ciudadanía a mantenerse informada y participar activamente en los debates y reuniones. Con un clima de creciente tensión, las próximas semanas serán decisivas para el futuro del distrito, que se encuentra en el centro de un intenso debate urbano.