Alejandro Vandenbroele, el monotributista arrepentido que contribuyó a la condena al ex vicepresidente Amado Boudou en la Causa Ciccone, está solo y pobre, sobrevive con la ayuda de su padre (de 84 años de edad) y espera la llegada de la temporada alta para mejorar sus ingresos en el hotel boutique que alquila en Mendoza.

Así lo describió ante un informe confeccionado por el “Equipo Interdisciplinario Jurisdicción Mendoza de la Defensoría General de la Nación”, en el marco del seguimiento de su situación tras haber sido condenado también él en la Causa Ciccone.

El emprendimiento hotelero que regentea en Mendoza –dijo- se vio muy afectado por la pandemia, pese a lo cual afronta mensualmente erogaciones fijas de 110 mil pesos (manutención de su hija y alquiler del predio turístico).

Vandenbroele atiende personalmente el hotel y, además, “realiza tareas comunitarias en un comedor de la zona del Bajo Luján, donde cumple 40 horas semanales”, lo que hace un promedio de ocho horas diarias, cinco días a la semana.

El arrepentido de la Causa Ciccone no posee bienes propios: “En relación a su patrimonio, expresó que no posee bienes muebles y que sólo es titular de un automóvil Volkswagen Gol, modelo 2005, que es utilizado por su ex esposa”.

Vandenbroele informó que “reside solo, en una vivienda ubicada junto al predio principal del Hotel Boutique La Masia, que es el nombre con que se identifica comercialmente el alojamiento a su cargo”. “La posada cuenta -según detalló- con seis habitaciones dobles (con alojamiento para un máximo de 12 personas)”, y él se ocupa personalmente de atenderlo.

“No necesito casi personal, me encargo yo de atender, ordenar, hacer el desayuno… solo una chica me ayuda con la limpieza y contrato personal eventual en temporada alta. El año pasado estuvo muy difícil, tuve que cerrar por la pandemia casi siete meses”, describió.

Vandenbroele atribuyó sus dificultades económicas a la afectación que causó el Covid-19 en el sector hotelero, y se esperanzó en que las cosas mejorarán con la llegada de la temporada alta.

Durante la pandemia, contó con “el apoyo económico de su padre -jubilado de un cargo gerencial en una empresa privada, quien -según dijo- le ‘prestó’ dinero. Además, pospuso el pago de algunos impuestos para los que ha tramitado planes de pago”.

En ese sentido, admitió haber recibido fondos desde el Estado en 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, por su calidad de arrepentido en una causa penal por corrupción.

“Rememoró que en 2018 aproximadamente recibió durante algún tiempo una asignación económica que prevé el Programa Nacional de Protección de Testigos e Imputados y en enero de 2019 comenzó a trabajar nuevamente”, sostiene el reporte.

“Espero que pronto mejore. He podido sostenerlo y seguro en unos meses mejora con la temporada alta”, reproduce el informe, que consigna además que Vandenbroele “puso de manifiesto sus expectativas en torno de una pronta reactivación de la actividad turística, que le permita mejorar su cuadro actual”.

Vandenbroele narró que está divorciado de Laura Muñoz desde hace tres años, pero separado de hecho desde hace diez y no mantiene contacto con ella, pese a que tienen una hija en común.

“Cuando la niña tenía alrededor de cinco años, se produjo la separación de la pareja, en un contexto de gran conflictividad y denuncias cruzadas, al punto que -según refirió- en la actualidad no tienen comunicación”, subraya el informe.

No obstante, “destina la mayor parte de sus ingresos a los aportes que realiza en concepto de cuota alimentaria para el sostenimiento de su hija, alrededor de 60 mil pesos que incluyen el pago del servicio de medicina prepaga más la cuota del Colegio y las actividades extraescolares que realiza la adolescente”.

A esa erogación se suma “el alquiler del predio donde vive y trabaja”, 50 mil pesos mensuales que acordó con su locataria “considerando la merma en los servicios por el contexto sanitario”.