Todo lo que se dice y se escribe en estos días luego del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con debates hacia adentro y afuera del Frente de Todos, lo podemos resumir en una idea que se convirtió en un mecanismo de supervivencia.

No se trata una postura política o ideológica, pero también puede transformarse en slogan de campaña en 2023: es Unidad o Macri.

Frente a lo antedicho, propongo cinco ejes que sirvan como disparadores para reflexionar, conceptos sobre los cuales ya hubo interpretaciones que han sido objeto de disputa o al menos de miradas diferentes.

Estos son: 1) Unidad para ganar. 2)Volver mejores. 3) El contrato electoral. 4) La coalición de gobierno. 5) El futuro o un espejo retrovisor al pasado?

Unidad para ganar: Luego de las sucesivas derrotas electorales en 2013, 2015 y 2017 tanto los cálculos políticos como aritméticos coincidían: la única forma de ganar, que el peronismo regresara al poder y evitar la reelección de Macri era la unidad. Ir juntos a la elección.

Durante 2018 muchos trabajamos y trabajaron arduamente recorriendo el país, visitando provincias y gobernadores, rompiendo prejuicios y negativas con una consigna sencilla por ahí antipática para algunos pero cierta y evidente, ideada por quien hoy es presidente: "Con Cristina sola no alcanza, sin Cristina no se puede".

En mayo de 2019, entonces, a través de la decisión de CFK se conformó la fórmula presidencial con absoluta lógica política. Tiempo después se completó el Frente de Todos cuando finalmente se incorporó Sergio Massa con el Frente Renovador.

Los integrantes del flamante nuevo frente perfilaron el espacio de tal manera que desde los bordes, los márgenes sólidos, se avanzó sobre el lábil centro político; se lo ocupó interpelando a ese sector de la ciudadanía y así fue como se obtuvieron casi el 50% de los votos.

Había que ganar y se ganó. Pero, ¿ganar para qué?

Primero, para revertir las nefastas políticas (económicas fundamentalmente) de Macri. Luego, para terminar con el "lawfare", algo que venía sucediendo en varios países de América Latina.

Volver mejores: el segundo de los ejes de reflexión se ubica sobre la idea de "volver mejores".

El "vamos a volver", uno de los gritos de campaña, interpelaba con claridad a la militancia y a nuestro "núcleo duro".

Pero, ¿Cómo convocar a quienes nos habían acompañado en 2011 -por ejemplo- y nos habían abandonado en 2013, 2015 o 2017?

La idea de volver, pero "mejores", empatizaba con aquellos sectores que habían migrado a Macri o desertado del kirchnerismo desencantados con algunos errores o fracasos de los últimos años, muchas veces propios de todo gobierno con mucho tiempo en el ejercicio del poder.

Con esto quiero decir, entonces, que si el "Vamos a Volver" era suficiente para algunos, el "Mejores" ampliaba claramente el horizonte, además de ofrecer algo fundamental en política y que nunca debemos perder de vista: expectativas y, sobre todo, futuro.

El contrato electoral: el contrato electoral es el pacto con el ciudadano.

Con el que te vota. No importa si es kirchnerista, independiente, peronista ortodoxo, radical, etc. Y una vez que ganás se convierte en un pacto con la sociedad. Así funciona la democracia.

Por estos días se escucharon voces que hacían una interpretación personal de aquel contrato electoral, según la expectativa individual o el amor militante.

Todos tenemos derecho a interpretar ese pacto, pero lo cierto, hay que decirlo y sino convoco a que revisen el material audiovisual o escrito de 2019, es que el contrato electoral del Frente de Todos, de la fórmula Alberto-Cristina se sostenía en estos principios: a) terminar con Macri; b) resolver el tema de la deuda escandalosa; c) encender la economía; d) terminar con la persecución judicial.

La realidad, hoy en día, es que se terminó con Macri (por ahora); se renegoció la deuda con quita importante (U$S 37.000 millones) con los acreedores privados; se firmó un acuerdo posible con el FMI.

Aún con la tragedia de la pandemia a cuestas, se redujo la desocupación al 7%, el crecimiento del PBI en 2021 fue del 10,3% y las exportaciones fueron récord, mas de U$S 77.000 millones.

Todos estos números superan los años de Macri (2016, 2017, 2018 o 2019). Y no sólo eso, en estos días se conoció la reducción de la pobreza en mas de tres puntos porcentuales que pasó de 40,6% a 37,3% en el segundo semestre de 2021.

Sin embargo, no es menos cierto que queda mucho por hacer, se cometieron errores y los grandes adversarios a vencer en estos casi dos años de gestión serán, indudablemente, la inflación y la pobreza.

La coalición de Gobierno: el Frente de Todos aprendió sobre la marcha que es un gobierno de coalición. Hasta se debatió la cuestión. Algunos al comienzo cuando sosteníamos esta idea nos respondían que no, con el argumento de que "todos somos peronistas".

No es así. Son diferentes espacios que confluyeron en un acuerdo y es un típico gobierno de coalición si nos guiamos por la lógica de representación del espacio.

Pero tiene una particularidad, a diferencia de las coaliciones europeas: nuestro sistema es presidencialista y, tal como remarca Alberto Fernández, más allá del diálogo y las consultas, las decisiones las debe tomar el Presidente.

La autoridad presidencial, al final del día, no debe cuestionarse porque horada la institucionalidad y daña al sistema mismo.

¿El futuro o un espejo retrovisor?: Mauricio Macri, con el feroz endeudamiento y las políticas neoliberales que multiplicaron la pobreza y la inflación, además de la reprimarización de la economía, la destrucción del aparato productivo y el vuelco hacia la timba financiera y la fuga, fue fiel a la letra de aquella canción de la Bersuit: "Veo al futuro repetir el pasado" y nos devolvió a las políticas económicas de Martínez de Hoz.

Nosotros, en cambio, volvimos para ser mejores. Eso, repito, implicó generar expectativas y esperanza de futuro para los argentinos.

También, ciertamente, es lindo añorar aquellos buenos tiempos de nuestro pasado.

Lo real es que al pasado no se puede volver, salvo con las políticas regresivas.

El romanticismo político, que nace como doctrina que añora grandezas del pasado e intenta reconstruirlas, tiene una naturaleza esencialmente conservadora.

La agenda de sueños, desarrollo, progreso y ampliación de derechos mira al futuro.

En tiempos de empate hegemónico -como se dice ahora cuando se habla de más de 40 años de políticas oscilantes, entre gobiernos populares con sesgo industrialista vs. gobiernos neoliberales con sesgo primarizador y financiero-, el riesgo ante el posible retorno de Macri asoma como tenebroso.

Y usando los argumentos de la derecha, que le gusta comparar la economía de un país con la doméstica, decimos que destruir una casa lleva solo un dia, reconstruirla muchos meses.

Este es el daño que producen las políticas de gobiernos como el de Macri y la dificultad para reconstruir desde las ruinas.

Macri no fue gratis para Argentina y los argentinos. Costó la infame e inédita deuda con el Fondo Monetario Internacional, con los acreedores privados, más del 40% de pobreza, más de 50% de inflación, destrucción del aparato productivo, concentración de la riqueza y fuga de capitales. Todo esto sin contar el espionaje, la persecución judicial, visita de jueces a Olivos, etc.

Por eso, la unidad del Frente de Todos asoma no solo como una condición para gestionar el Estado con eficiencia. Hoy la unidad es un mecanismo de supervivencia para la Argentina del trabajo, la producción, la educación, el desarrollo, la ciencia y la tecnología. Estar a la altura de lo que demanda la
Patria y los argentinos de bien, que piden todos los días unidad es un mandato para quienes integramos desde sus inicios el Frente
de Todos.

Porque es UNIDAD…o Macri.


(*) - Guillermo Justo Cháves es ex jefe de Gabinete de la Cancillería argentina. Integra el Grupo Callao y es profesor de Derecho Político.