Los porteños y porteñas necesitamos un sistema de transporte público que se planifique de manera integral, que sea amigable con el medio ambiente y acorde a las exigencias impositivas de la Ciudad. Por eso, esta semana presenté en la Legislatura un proyecto que propone construir 36 kilómetros de subte en 10 años y financiarlo con ingresos generados por transportes contaminantes. Estamos hablando de un medio sustentable que transporta alrededor de 600 mil pasajeros por día, por lo que ampliar la red es esencial para que estemos más y mejor conectados.

En el año 2001 se sancionó la ley 670, que contempla la construcción de las líneas F, G e I, y en 2013, la ley 5233, que propone la ampliación de la línea H. Si esas obras se hubieran llevado a cabo, el norte de la Ciudad estaría conectado con el sur y los barrios de Pompeya, Padre Mugica, La Paternal, Agronomía, Villa del Parque y Núñez se encontrarían incluidos dentro de la red, viéndose beneficiados más de 300.000 vecinos y vecinas con una estación a cinco cuadras de sus hogares. Pero lamentablemente los gobiernos del PRO nos decepcionaron una vez más: prometieron construir 10 kilómetros por año, aunque fueron solo 500 metros anuales.

Buenos Aires fue la primera metrópolis de Latinoamérica en inaugurar su red de subterráneos en 1913 y actualmente tiene la menor extensión de la región, ubicándose en el puesto 60 en el mundo. Es muy triste para mí tener que decir que hace 15 años no veo inaugurarse una nueva línea, y por primera vez en casi 50 años ninguna estación se encuentra en obra.

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Me pregunto, ¿qué pasó en nuestro distrito con la política de transporte? Definitivamente fracasó. Las gestiones de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta decidieron abandonar el subte para dedicarse al Metrobús. A ninguna jurisdicción en el mundo se le ocurrió hacer semejante barbaridad.
Tenemos solo 56,7 kilómetros de subte y 62,5 kilómetros de Metrobús. Los colectivos circulan a menor velocidad, tienen escasa capacidad y llevan pasajeros hacinados, lo que desalienta el uso del transporte público. El gasto en obra pública para el año 2022 representa un piso histórico de 14% del presupuesto total y no está prevista la construcción de ningún kilómetro de línea de subte, solo contempla refacciones y mantenimiento.

Es urgente que planifiquemos la movilidad porteña de manera integral y con políticas acordes a las nuevas demandas pospandemia. El proyecto que presentamos, Fondo Integral para la Movilidad Sustentable (FIMOS), propone un esquema para ampliar la red de subtes a partir de recursos económicos que ya son parte del presupuesto, que no representan grandes esfuerzos económicos ni la creación de nuevos impuestos.

El financiamiento se haría a través de Bonos Verdes emitidos por el Banco Ciudad que otorgan la totalidad de los recursos para realizar las obras en una sola etapa y concluir de una vez por todas con la red de subterráneos. El repago de los bonos se realizará a través de recursos generados por vehículos privados, como multas de tránsito, estacionamiento medido y acarreo, entre otros, que representan menos del 4% del presupuesto total de la Ciudad (según estimaciones que elaboramos en base a datos del Ministerio de Hacienda y Finanzas de la Ciudad). De esta forma, el transporte más contaminante permite financiar al menos contaminante y disminuir en una sexta parte la huella de carbono que se genera.

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La reducción del impacto ambiental debe ser un objetivo prioritario en las políticas de movilidad en la Ciudad. En ese sentido, además del FIMOS, presentamos en la Legislatura diferentes proyectos de ley como el “Sistema de incentivos para estacionamientos multimodales” con el fin de liberar plazas en espacios públicos, renovar y dotar de infraestructura de cargadores eléctricos a los ya existentes de cara a un cambio de matriz energética y organizar el estacionamiento de vehículos, o la iniciativa para sumar “Bicicletas Tándem”, de doble asiento, en cada estación pública, e incorporar señalización accesible al sistema de transporte de la Ciudad para que puedan utilizarlo adecuadamente las personas con discapacidad.

Evidentemente no se trata de un problema de recursos ni de planificación sino de voluntad política. Queremos impulsar una zonificación inclusiva en la Ciudad, brindando oportunidades desde el Estado local para reducir las desigualdades entre las comunas del norte y el sur. Repensar la red actual de subterráneos, diagramar el transporte de manera integral y conectada con el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y generar una distribución más equitativa de los espacios públicos es esencial para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía porteña.

(*- Por Juan Manuel Valdés es legislador de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos).