Una nueva oportunidad de integración nació en Brasil
UNaSur es un intento de articulación, es un intento de complementación, un camino para pensar un desarrollo autónomo.
Esta semana hemos vivido un acontecimiento importantísimo del que, considero, recién vamos a tener clara conciencia a medida que pase el tiempo.
Por iniciativa del presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se han reunido once presidentes de los doce países de América del Sur en la capital de Brasil para discutir los caminos de la integración regional.
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En este tipo de encuentros, que seguramente se repetirán pronto, es clave pensar el sentido de integración como complementariedad que nos permita incorporar valor agregado a los importantes recursos naturales que tenemos. Y a su vez, también pensar que los países de la región defendemos mejor nuestras ventajas competitivas si establecemos denominadores comunes de carácter regional.
Por supuesto que hay un debate que nos va a acompañar mucho tiempo: la ideología o las definiciones políticas le dan una impronta a cada etapa histórica de los procesos de integración. Lo que hemos vivido en los últimos años es casi una situación inédita. Los gobiernos neoliberales, derechistas de esta época tiraron por tierra ideas fuerza que se podían haber entendido como política de Estado más allá del signo político circunstancial en cada país.
Me refiero a que a mediados de la primera década de este siglo se empezó a discutir en serio la necesidad de articular y construir una instancia común como UNaSur. UNaSur es un intento de articulación, es un intento de complementación, un camino para pensar un desarrollo autónomo después de lo que significó en la década del noventa la fuerte presión de Estados Unidos para que constituyamos el ALCA, y que finalmente se dio por tierra en el 2005 en la Cumbre de Mar del Plata.
La reunión realizada esta semana, fue el primer intento de esta nueva época. Por supuesto que hay países (y gobiernos) que empujamos esto con más convicción, y otros lo hacen para no quedar afuera de esta fuerte determinación. En este sentido es clave el entendimiento entre Brasil y Argentina para producir cierto ordenamiento en el proceso de integración, por el peso económico, por la extensión territorial, por la tradición de trabajo en común.
El entendimiento entre Argentina y Brasil ayuda a que el resto de los países no quieran o no puedan quedarse al margen de una búsqueda común. Creo que Lula interpretó claramente esto, y por eso tuvo tan fuerte respuesta. Once presidentes de los doce en una reunión es una fuertísima respuesta más allá de las diferencias que van a subsistir desde el punto de vista político, ideológico, o de las particularidades que cada uno de los países que integramos está América del Sur.
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Hubo aspectos críticos de presidentes como Luis Lacalle Pou de Uruguay, que en mi opinión están más apegados a un concepto de pequeño país que quiere ser algo así como un portaviones a donde lleguen productos de China, de Europa o de Estados Unidos, y se vendan a la región sin pensar en la generación de empleo, sin pensar en las inversiones, sin pensar el desarrollo de las cadenas productivas, sino autopensándose más como una gran plataforma comercial para venderle a Argentina y Brasil. Creo que eso es lo viejo, que eso es lo es lo que ha fracasado, es lo que lleva a destruir la industria de nuestros países, generando más desocupación.
A grandes rasgos, eso es lo que se está discutiendo desde el punto de vista político entre el enfoque neoliberal y un enfoque popular de integración e implementación de nuestros países.
Otra polémica giró en torno a Venezuela. Duras críticas a la gestión de la Revolución Bolivariana o de la presencia del presidente Nicolas Maduro en la reunión, responden en caso de Uruguay al electorado que votó a Lacalle Pou y ser consecuentes a la demonización de los grandes medios occidentales al proceso político de Venezuela, del cual los medios rioplatenses no están ajenos. Y en cuanto al presidente de Chile, seguramente responda a una tradición trasandina de alineamiento con algunas políticas estadounidenses y también de continuidad a las políticas implementadas por la ex presidenta Michel Bachelet, quien luego entre los años 2018 y 2022 se desempeñó como alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con informes que señalaban casos de abusos en el tema DDHH, tal como tenemos en Argentina en democracia lamentablemente en cierto accionar policial, también en las cárceles, también en la Justicia clasista y patriarcal. En fin, problemas que el mismo Estados Unidos tiene, en cuanto a abusos provenientes de estamentos del Estado, que son reprochables y señalables.
En ese sentido, por supuesto que si hay elementos de, por ejemplo, violación de los derechos humanos debemos estar todos alertas y discutir, pero no es lo que está ocurriendo en este momento en Venezuela. Se han quedado con un viejo prejuicio, alimentado, por supuesto, por las políticas de bloqueo, de aislamiento, que a mediados del siglo pasado empezaron con Cuba y continuaron a fin del siglo pasado desarrollándose hacia Venezuela. Y creo que el presidente Boric se siente también muy presionado por los sectores de la derecha chilena.
En resumen, creo que tenemos que acostumbrarnos a pensar y a pensarnos en el marco del denominador común, en el marco de la integración con el fin de defender los intereses de nuestros países como región, y no solamente mirándonos desde la frontera para adentro. Me parece que estamos frente a la posibilidad de expandir la política de integración. Supongo que se llamará UNaSur o llamara de cualquier manera, pero lo importante es que podamos discutir nuestra identidad común, nuestros intereses comunes, y que luego se traduzca en una política común. En este sentido, sería importante la continuidad de la política exterior empezada por Néstor Kirchner y continuada por Cristina Fernández de Kirchner, y en muchos aspectos también sostenida por el presidente Alberto Fernández, para un mejor destino común nacional y regional.
*Vicepresidente del Frente Grande (FG) y durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería de Argentina (con rango de embajador).