Una de las palmeras de Plaza de Mayo, insólita testigo y víctima de la crisis del 2001
Llegó al país a fines del Siglo XIX desde Río de Janeiro y en aquellas jornadas de caos de diciembre sufrió un incendio que afectó seriamente su tronco.
Desde su llegada al país provenientes de Río de Janeiro, las palmeras de la Plaza de Mayo fueron testigos de marchas, actos, protestas y todo tipo de actividades políticas y sociales en el espacio verde ubicado frente a la Casa Rosada. Sin embargo, durante la crisis de diciembre del 2001 uno de esos ejemplares pasó a integrar el listado de víctimas, ya que en medio de las protestas y la represión terminó incendiada.
Se trata de la palmera de la especie Phoenix canariensis más cercana a Balcarce 50 de las que están ubicadas sobre la Avenida Rivadavia, enfrente de la casa central del Banco Nación.
Los ocho ejemplares distribuidos en hileras de cuatro de este a oeste arribaron a la Ciudad de Buenos Aires en la década de 1880, por iniciativa del entonces intendente porteño, Torcuato de Alvear, quien impulsó la modificación del tradicional espacio verde y proponía reemplazar los paraísos plantados por Pueyrredón por estos ejemplares.
El entonces Concejo Deliberante fue escenario de discusiones en torno a la iniciativa, que tuvo al ex presidente Domingo Faustino Sarmiento como uno de los que lo apoyó: el sanjuanino se había inclinado por esas palmeras para forestar el Parque Tres de Febrero, en Palermo.
Casi 120 años después, en aquellos días turbulentos que terminaron con la renuncia y huida en helicóptero del entonces presidente Fernando De la Rúa una de esas palmeras se convirtió en una de las tristes postales del caos: su tronco rodeado de llamas ascendentes iluminaba la Plaza de Mayo en medio de la noche y los destrozos que habían dejado las protestas y la salvaje represión policial.
Pese a que el fuego afectó casi a la totalidad de la planta, de más de 20 metros de altura, su copa se mantuvo a salvo, lo que le permitió sobrevivir: su condición de planta pirófila le salvó la vida.
Sin embargo, el tallo de la palmera afectada por el incendio da señal de aquel episodio, ya que las marcas del fuego son claramente visibles y la distinguen de las siete restantes de la misma especie que adornan los laterales de la Plaza de Mayo desde finales del Siglo XIX.