Tolosa Paz y Gollan, los candidatos del kirchnerismo, son un premio al fracaso
Creo en los argentinos, en los bonaerenses y tengo la certeza de que si trabajamos en la agenda que marcan los ciudadanos comunes, la Argentina tiene una oportunidad
Angustia. Escribo esta columna desde la más completa desilusión con el Gobierno nacional y el gobierno de la provincia de Buenos Aires, porque a dos años de haber comenzado el cuarto Gobierno kirchnerista tomaron la decisión de radicalizarse, de llenar las páginas de los diarios y los minutos de TV con relato, mientras afuera la realidad frustra: uno de cada dos argentinos es pobre y más de 100.000 personas han perdido la vida por la errática gestión de la pandemia.
El armado de las listas por parte de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Axel Kicillof fue un premio al fracaso, como titulé en esta columna: Victoria Tolosa Paz estaba a cargo de la Mesa contra el Hambre, mientras la concurrencia a comedores no deja de aumentar y fue en esta semana que ese mismo organismo reconoció públicamente el estrepitoso aumento de la pobreza en Argentina. Tolosa Paz, premiada.
A su lado la secunda Daniel Gollan, un ex ministro de Salud que eligió los dardos discursivos por sobre mensajes tranquilizadores. El miedo por sobre la sensatez. La retórica política rupturista por sobre el diálogo y el consenso. ¿Cuál fue el resultado? La mitad de las muertes por COVID en Argentina fueron en nuestra Provincia. Por último, en medio del avance de la variante Delta, el ministro renunció para hacer campaña: otra vez el fracaso fue premiado con un distinguido segundo lugar en la boleta a diputados nacionales.
Elegí no quedarme en mi casa esperando a ver cómo el Gobierno sigue avanzando con una propuesta tan perjudicial para la Argentina.
Decidí salir a representar a los bonaerenses que me pedían una oposición firme, con convicciones, con capacidad de marcarle agenda a Cristina Kirchner y a Kicillof en el Congreso. Hoy estoy convencida de que la decisión que asumí es la correcta, y voy a trabajar muy duro para obtener esa banca que no va a ser la de Carolina Piparo, sino que será la de miles de bonaerenses que quieren que el Gobierno discuta la agenda que le preocupa a los argentinos.
Juntos es un espacio que se está reconfigurando y que este año eligió debatir poder interno. El espacio del que hoy soy parte es amplio, contiene a otras voces y tiene capacidad para decirle NO a un Gobierno que no dialoga, que se cierra y que no da ninguna respuesta a las necesidades urgentes que tiene la sociedad.
Llego al Congreso con la convicción de plantear la Educación como servicio esencial. Si Japón se levantó de entre los escombros dando clases, en Argentina también podemos. Cuanto más levante la voz Roberto Baradel, más van a encontrarme a mí, poniéndole un freno.
Esta banca que voy a representar va a tener el pedido urgente de la derogación de la ley de alquileres; una ley que tuvo buenas intenciones, pero que afectó tanto a propietarios como a inquilinos, y que encima llevó a la quiebra a muchas pequeñas inmobiliarias que vivían de cobrar alquileres.
La clase media necesita una voz firme, que los cuide, y en materia de inseguridad llego con la convicción de debatir como vamos a darle respaldo a los policías que honran el uniforme y que nos cuidan, qué vamos a hacer con los bienes de los narcos, los corruptos, los ladrones: y no me digan que no se puede, porque he participado de diversos procesos en la región por este tema, y ocurre de hecho. Se puede si se quiere. Y conmigo este tema va a ser prioritario. Quiero que esos bienes vuelvan a la gente en forma de hospitales, escuelas y mejores salarios para nuestros docentes y médicos.
Y por último, quiero que sepan que no todos los sindicalistas son iguales, pero hay una enorme porción que vive del apriete, la extorsión y al margen de la ley, y son quienes hace 35 o 40 años gobiernan el destino del país. Quiero una democratización sindical, con limitación en el mandato y la presentación de declaraciones juradas obligatorias. Basta de sindicalistas ricos y trabajadores pobres.
Más allá de esta situación angustiante, estoy convencida de que hay un futuro posible. Si yo decidí involucrarme fue porque entendí que era la única manera de darle un futuro a mis hijos y a muchos jóvenes que hoy piensan en Ezeiza como la única alternativa.
Creo en los argentinos, en los bonaerenses y tengo la certeza de que si trabajamos en la agenda que marcan los ciudadanos comunes, la Argentina tiene una oportunidad. Para ello estudio, me capacito y me involucro, porque la salida requiere un esfuerzo intelectual y físico enorme. Yo estoy dispuesta a darlo todo.
(Carolina Piparo es precandidata a diputada nacional por Avanza Libertad en la provincia de Buenos Aires).