Sólo los valores cristianos liberarán a los bonaerenses de la dependencia indigna del kirchnerismo
En la Argentina, las soluciones están desde hace rato. Los partidos tradicionales lo saben, pero no fueron capaces de hacerlo por corrupción o falta de convicción.
La provincia de Buenos Aires es tierra arrasada. Hace días en Bancalari, una mamá, Gabriela, denunció que a su hijo lo habían violado los narcos. Al otro día apareció muerta. La Policía, la Justicia y el Gobierno abandonaron a la gente. Los delincuentes están en las calles y en el poder. La única solución a tanta decadencia es que la misma gente, con valores firmes, se anime a hacerse cargo de la conducción del país. Eso es +Valores.
Soy madre, cristiana, economista, ex diputada y diplomática. Hace tres años decidí volver a la Argentina. Me dolía saber de mi país. Mi familia, amigos y pastores me pedían que regrese. Mi corazón me lo pedía y sentí que Dios también. Fui candidata a vicepresidente y pudimos movilizar a una parte importante del electorado cristiano, provida y profamilia. Muchos eligieron a los partidos tradicionales, que son los que nos llevaron a este fracaso. Estas elecciones no van a cometer el mismo error.
Nuestro país necesita una política nueva, con convicciones firmes, con coraje. Hace 12 años fundé Valores para mi País para convocar a una enorme cantidad de gente honesta, trabajadora y capaz, para reconstruir la Argentina desde los valores cristianos. Muchos trabajaron durante años junto a los más vulnerables. Hoy el daño es tan grande, que la única forma de salvar el país es que esa gente honesta dé el salto a la política, que saquemos a quienes hace décadas se quedan con el trabajo de la gente y destruyen el Estado y que empecemos a gobernar para el bien común.
Hablo muchísimo con vecinos de toda la provincia. El reclamo es el mismo: trabajo digno. Basta de planes que esclavizan y empobrecen cada vez más. Pocos llegan a fin de mes. Las pymes que no cerraron están endeudadas. Los productores están asfixiados por los impuestos, la burocracia y las retenciones. Los hospitales y las escuelas están cada vez más deteriorados. La seguridad y la Justicia protegen más a los delincuentes que a los vecinos. Todo lo que se ve en las propagandas oficiales es una puesta en escena. Se desvanece apenas apagan las cámaras. Y sólo queda la pobreza, la inflación, la inseguridad y la corrupción.
Mientras tanto los gobernantes y los fanáticos kirchneristas, despilfarran la plata de los trabajadores en fiestas palaciegas. El escándalo de las leyes de aborto y de género, de las vacunas y de la Quinta de Olivos es sólo una muestra de la mentira kirchnerista a costas del pueblo.
Pero la decadencia no sólo es material, es espiritual. Sólo se puede hacer frente a tanta miseria moral con otra fuerza espiritual mayor, la de la gente con valores, que sigue siendo la mayoría honesta que sostiene el país cada día. Por eso los cristianos ya no nos podemos desentender. La política bien entendida es una de las formas más elevadas del amor al prójimo. Es hora de hacernos cargo porque el daño que se está haciendo es catastrófico y puede ser irreversible si no lo detenemos ahora.
Tenemos un equipo de profesionales excelente, una mesa de diálogo con representantes de los sectores más diversos, empresarios, académicos, organizaciones sociales, religiosos, vecinos. En la Argentina las soluciones están desde hace rato. Los partidos tradicionales lo saben, pero no fueron capaces de hacerlo por corrupción o falta de convicción.
Lo que falta es gente honesta, capaz y eficiente que las lleve a cabo con decisión: reforma impositiva; reducción del gasto público y especialmente, del enorme gasto político; impulsar la educación, la producción y el trabajo, garantizar la independencia de la Justicia. Y una reforma electoral. Los proyectos están. Se necesita convicción para hacerlos realidad; una clase dirigente con el suficiente coraje para sacar a esta casta política corrupta y poner a funcionar el Estado de forma eficiente, cuidando a los más necesitados.
Hay demasiada gente buena sufriendo, sometida por un puñado de corruptos. Están muriendo miles de personas por su inutilidad. Es hora de terminar con la delincuencia dentro y fuera del Estado. Es hora de más honestidad, más solidaridad, más educación, más familia y más trabajo. Es hora de más valores.
(Cynthia Hotton es ex legisladora nacional y precandidata a diputada nacional por +Valores en la provincia de Buenos Aires).