La nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, me recuerda a Lawrence de Arabia, que era mirado por sus pares como si fuera un inglés y mirado por los ingleses como si fuera un árabe.

Apenas salieron, sus medidas económicas, las de Batakis, iban en la dirección correcta, pero había que ver si las podía implementar (“podía” está emparentado con poder). Por otro lado, la duda pasaba por si en algunas cadenas de valor no habían llegado tarde.

El mensaje sobre el achicamiento en el déficit fiscal, el freno de la emisión, el planteamiento del congelamiento de los nombramientos en el Estado, la continuidad de la política de segmentación era el correcto. Por lo que uno diría: los mercados en principio deberían haber reaccionado bien, pero quienes definitivamente no reaccionaron bien fueron los integrantes del Gobierno y las figuras satélites al kirchnerismo.

estuvieron esperando que las medidas de Batakis fueran en dirección al pensamiento K, pero se encontraron con otra cosa. Por este motivo Batakis me recuerda a Lawrence de Arabia. Quienes la emparentaban con el Instituto Patria esperaban otra cosa, mientras que la ortodoxia de las medidas y el plan de ajuste, con la ratificación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mostraron algo distinto.

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Las dificultades de las medidas de la nueva ministra pasan por la implementación y en este sentido, el Frente de Todos ya empezó a licuar el poder de Batakis. No se escuchó apoyo alguno de parte del massismo, ni tampoco de las principales espadas de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

No siendo un año electoral, se está tomando como tal. Por lo que las especulaciones giran en torno de "cómo me paro" y "cómo me despego de las medidas" que no son simpáticas para la población. El ejemplo claro es el comunicado de Cristina Kirchner que salió por el Senado y en el que se despega del aumento del 10% en el llamado "dólar turista". ¿Cuál es el operativo que está en marcha? El operativo despegue.

Este plan consta de tres etapas. La primera etapa comenzó luego del acuerdo con el FMI, cuando se produjo la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del oficialismo y el voto en contra el todo el kirchnerismo del Instituto Patria, junto a los "intensos" (los libertarios), los trotskos y los "halcones" del PRO: quisieron empujarnos a un default.

En la segunda etapa, el tema principal pasó a ser la inflación. ¿Qué pasó en ese caso? Renunció Roberto Feletti. Ahí le tiraron a Martín Guzmán el control de precios y tuvo que poner a un funcionario propio a manejar el tema. En tanto, la tercera y última etapa fue un asunto más público: el "festival de importaciones" y "la inflación no tiene que ver con el déficit fiscal" de Cristina Kirchner.

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Si bien existe un privilegio del discurso y del relato, se produce desde una mirada electoral, para intentar mantener esencialmente la fidelidad del núcleo más intenso. Como dan por perdido el 2023, pretenden quedarse -por lo menos- con el búnker de la provincia de Buenos Aires. Todos los movimientos van en esta dirección.

De todos modos, el proceso de deterioro y decadencia en la Argentina no es culpa exclusiva del Gobierno del Frente de Todos. La responsabilidad está en la mediocridad de la dirigencia política, económica y social, que no visualiza el tenor de la crisis. Muchos no visualizan el carácter inédito a nivel nacional e internacional.

Por lo tanto, no se hacen los esfuerzos necesarios para encontrar soluciones inéditas ante una crisis semejante.

Juntos por el Cambio no escapa a esa mediocridad. Muchos integrantes de la coalición piensan en el 2023, pero no en cómo encarar hoy una solución de emergencia para la gente que visualiza que su situación se agrava día a día.

La alianza de la sensatez, que se logró para frenar el default, debería recrearse ahora para hacer un planteamiento con el 2023 como objetivo final con un programa con el estilo de un acuerdo político-económico y social que logré sintetizar ideas para llegar al recambio presidencial de la mejor forma.

(* - Miguel Ponce es dirigente radical y analista económico; ex subsecretario Industria y Comercio; director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI).