Convertido en un albertista de última hora, Aníbal Fernández salió a cruzar fuerte al camporismo después de reiteradas apariciones mediáticas de uno de sus principales lugartenientes con declaraciones corrosivas hacia la figura del presidente de la Nación.

Fernández (Aníbal) apuntó a "personas encumbradas" del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, principal bastión político del núcleo duro kirchnerista actualmente, y les reclamó que "dejen de fastidiar" y de "meterse en la gestión nacional". "Nada quieren hacer, solo quieren lesionar al presidente para que eventualmente el presidente, hastiado de esa canallada cotidiana, decida correrse", lanzó el ministro de Seguridad.

Los comentarios del ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner se produjeron apenas después de que la portavoz presidencial Gabriela Cerruti dijera en conferencia de prensa que el jefe de Estado Alberto Fernández "no responde declaraciones de un ministro de una provincia", en alusión a las críticas que viene recibiendo de parte del camporista Andrés "Cuervo" Larroque.

Desde la agrupación ultra-K que comanda el diputado Máximo Kirchner, titular del Partido Justicialista (PJ) bonaerense e hijo de la vicepresidenta de la Nación, también "acusan" a Fernández (Alberto) de no ser kirchnerista. Incluso esta semana la propia Cerruti salió a responder ese cuestionamiento, al sostener que el mandatario sí lo era: un planteo como mínimo peculiar, por no decir extraño; como si en algún momento de la historia política reciente en la Argentina el kirchnerismo se hubiera convertido en una instancia superadora del peronismo.

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Lo cierto es que en los últimos días, la relación entre albertistas y camporistas se tensó al máximo, luego de sucesivas ráfagas de "fuego amigo" por parte de Larroque hacia el jefe de Estado, a quien el núcleo duro K busca esmerilar para que desista de competir en las próximas elecciones. Mientras tanto, toma fuerza el operativo clamor para que Cristina sea candidata a presidenta de la Nación este año.

"Es evidente que existe un malestar interno de parte de un sector como La Cámpora que se siente incómodo y está en contra de Alberto. Ellos no quieren que Alberto sea candidato", dijo a NA una fuente del entorno del primer mandatario. "La estrategia que tienen es la de tratar de desgastar la figura del presidente, pero es raro, porque ellos no suman desde ahí en términos electorales. Es una estrategia equivocada; salvo en el AMBA -el Área Metropolitana de Buenos Aires-, en el interior no pueden presentar un solo candidato", agregó.

"Ellos quieren convencer a Cristina para que sea candidata", sostuvo la fuente del albertismo consultada por esta agencia. "Habrá que ver qué sucede, si ella decide presentarse o no. También Cristina y La Cámpora podrían ir -a las elecciones- por afuera con Unidad Ciudadana, como ya ocurrió en 2017", indicó, en referencia a la posibilidad de que se termine rompiendo el Frente de Todos (FdT) con motivo de las fricciones internas.

A propósito de la ex jefa de Estado, este viernes en un acto en Viedma se autocalificó como "proscripta" con motivo del fallo judicial -de primera instancia- en su contra por hechos de corrupción en la causa Obra Pública. Pero el kirchnerismo la reclama para que "vuelva" y compita por la Presidencia de la Nación en los comicios de este año: ¿y entonces? En este particular contexto la militancia K organizó un acto en el distrito bonaerense de Avellaneda para rechazar el supuesto "intento de proscripción" a Cristina.

Ruggeri versus Chilavert

El alboroto interno en el FdT volvió a constituirse en los últimos días en un factor dominante de la agenda nacional, sobre todo con los comentarios de Cerruti y las ruidosas declaraciones de Aníbal Fernández, un animal político con la piel lo suficientemente curtida como para mandar a callar al ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, el "Cuervo" Larroque: claro que después de su zancadilla al estilo de Oscar Ruggeri contra José Luis Chilavert -hace largos años ya- quedó abierta la posibilidad de una respuesta desde el camporismo.

Mientras tanto, el repentino "redescubrimiento" de la problemática del narcotráfico y la violencia urbana en Rosario por parte del arco político nacional tras el mensaje mafioso destinado al astro del fútbol nacional Lionel Messi y su familia generó nuevos y airados cruces entre el oficialismo y la oposición en torno de la rigurosidad de las políticas de seguridad que deberían aplicarse en esa ciudad santafecina.

La discusión alimentó incluso las internas tanto en el FdT como en Juntos por el Cambio (JxC). En este marco, la titular del PRO y precandidata presidencial, Patricia Bullrich, volvió a reclamar "mano dura" y su archirrival electoral Horacio Rodríguez Larreta visitó a Pablo Javkin, intendente de Rosario, desde donde prometió trasladar el Ministerio de Seguridad a esa ciudad en caso de convertirse este año en jefe de Estado.

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En los albores de la campaña electoral 2023, el ruido político dentro de JxC (también) continúa dando que hablar e incluso en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. En las últimas horas, Soledad Acuña sorprendió al enviarle un guiño a Bullrich: "Tengo perfiles, elementos y características similares a las discusiones que da Patricia", sostuvo la ministra de Educación porteña, que aspira a competir por la Jefatura de Gobierno en los próximos comicios, tras haber recibido luz verde de parte del propio Rodríguez Larreta para lanzarse al ruedo.

Además, según pudo averiguar NA consultando fuentes oficiales del radicalismo, generó malestar esta semana en sectores del centenario partido la foto del alcalde porteño y el titular de la UCR, Gerardo Morales, juntos en ExpoAgro: algunos correligionarios del gobernador jujeño sostienen que coquetea en demasía con el precandidato del PRO buscando, posiblemente, ser ungido como el compañero de fórmula de Rodríguez Larreta.

Puertas hacia adentro, los mismos referentes de la Unión Cívica Radical (UCR) piden bajarle los decibelios a las discusiones electorales que protagonizan Morales y el neurocirujano Facundo Manes, en vísperas del lanzamiento formal del mandatario de Jujuy como precandidato a presidente de la Nación, el próximo miércoles en el teatro porteño Gran Rex.

Todo el batifondo político tanto en el FdT como en JxC es seguido de cerca por otros dos espacios que aspiran a seducir a votantes desencantados con las actuales políticas del Gobierno y también con lo que fue la gestión (fallida) del macrismo, antes del regreso del peronismo al poder en 2019: los libertarios encabezados por el economista Javier Milei y ese armado anti-grieta que lideran Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey y que, lentamente, va tomando volumen.

"Pescar" en ambos extremos de la grieta

Mientras Milei luce robusto por estos días en encuestas sobre intención de voto con vistas a las próximas elecciones, el grupo de dirigentes peronistas que integran el gobernador de Córdoba, el ex mandatario de Salta y al que se sumaron recientemente el diputado Florencio Randazzo y el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, pretende fortalecer su musculatura política en los próximos meses para llegar en forma competitiva a las PASO.

Dentro del armado de Schiaretti, Urtubey y compañía -por allí también se asoma la socialista Mónica Fein, mientras su colega diputada nacional Graciela Camaño podría ser candidata a gobernadora bonaerense este año en representación del espacio- entienden que están en condiciones de "pescar en ambos lados de la grieta", apostando por una estrategia que muestre gestión (en el ámbito provincial) y que "apele a la memoria".

"Nuestra ventaja sustancial es que tanto el Frente de Todos como el macrismo ya gobernaron (la Nación) y no les fue bien", dijo a Noticias Argentinas una fuente cercana a este grupo de dirigentes. "Nuestra propuesta es la de un peronismo más moderado, y dialoguista, pero que también interpela al votante de Juntos por el Cambio", agregó. En este espacio, estiman que el escenario electoral de 2023 podría ser similar al de 2003: "No vemos un contexto de polarización como en años anteriores y nosotros vamos a entrar en la discusión", se entusiasman.

En este sentido, se fijaron como objetivo alcanzar un "número interesante" en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto (¿más de 15 puntos?) para luego enfocar sus energías en los comicios generales de octubre: "Ese voto que hoy está muy enojado es tierra fértil para ir a conquistar -desde un punto de vista electoral-", sostuvo la fuente consultada por esta agencia.

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Se espera que en los próximos días se intensifique la presencia de referentes del espacio en redes sociales: con Schiaretti mostrando el "modelo Córdoba" y Urtubey promocionando el eslogan de campaña, "Hagamos un país". Los planes para fortificar este armado anti-grieta en las próximas semanas incluyen sumar más dirigentes, gobernadores e incluso intendentes, por ejemplo, de origen vecinal de la provincia de Buenos Aires.

A propósito de la atmósfera de desencanto hacia la política que reina hoy en amplios sectores de la sociedad argentina, según una encuesta de la Asociación Civil Espacios Políticos, el Poder Ejecutivo nacional es la institución que menor confianza genera para el 58,9% de la población, en tanto el 81,3% de los consultados sostuvo que el Estado es incapaz de resolver el problema de la inflación.

El mismo trabajo mostró que el persistente aumento del costo de vida se erige como la principal preocupación de la ciudadanía: así lo manifestó el 44,6% de los encuestados. Justamente, el próximo martes se conocerá la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero pasado: un dato que, por cierto, volvería a ser malo (en torno del 6 por ciento).

Cada vez más distante -de la realidad- parece ubicarse la meta del ministro de Economía, Sergio Massa, de llegar a abril con un "tres por adelante" en el índice de inflación. Claramente, cuanto peor dé el dato sobre el aumento del costo de vida en el país, más se alejan las probabilidades del Gobierno de aspirar a una renovación de mandato este año: y cuanto más se alejen esas posibilidades, mayor temperatura se espera que tome la de por sí recalentada interna del oficialismo.