El próximo domingo 4 de julio se cumplirán 45 años del trágico suceso conocido como la "Masacre de San Patricio": el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas de la orden de los palotinos, en 1976, durante la última dictadura militar.

El crimen fue ejecutado en la iglesia de San Patricio, ubicada en el barrio de Belgrano, de la Ciudad de Buenos Aires.

Los religiosos asesinados fueron los curas Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti.

Por lo que se considera como el mayor crimen contra la Iglesia argentina, brindaron una conferencia de prensa Francisco Chirichella, vicepostulador de la causa de canonización; Rolando Savino, primer testigo de la masacre; Santiago Barassi, miembro de la comunidad de jóvenes laicos palotinos y el padre Juan Sebastián Velasco, postulador de la causa, delegado de la provincia irlandesa de la comunidad palotina.

Chirichela abrió el debate al señalar que "las causas judiciales y la canónica no han tenido avances significativos en estos últimos años".

"En este tiempo marcado por la pandemia, por el dolor y la muerte, ¿Qué sentido tendría hablar de cinco hombres que vivieron y murieron 45 años atrás, de una comunidad religiosa masacrada el 4 de julio de 1976?", se preguntó.

Expresó que estos cinco hombres siguen despertando tanto interés porque es el "hecho de sangre más grande que sufriera en toda su historia la Iglesia argentina".

Narró que "algunos vecinos del barrio pertenecían a los círculos de poder. En ese ámbito, predicar desde el Evangelio fieles a una visión apostólica e invitar a la conversión exigía profundas convicciones y una gran valentía".

"La calumnia y la difamación de la que fueron objeto, las amenazas, son elementos irrefutables de aquella realidad y sirven para iluminar un hecho que, visto desde la perspectiva de la Cruz, solo puede arrojar fe y esperanza", dijo el vicepostulador.

Recordó que Alfie Kelly era el párroco de San Patricio, que era hombre de oración y acción, y que tenía un gran carisma, era muy inteligente y poseía una gran personalidad.

Además, señaló que el párroco construía una comunidad de puertas abiertas, de escucha atenta, de consejo sabio y era un excelente director espiritual y formador de jóvenes.

En su diario escribió el 1 de julio de 1976 que sabía que estaba en peligro: "Entrego mi vida, vivo o muerto, al Señor. Me siento feliz de una manera indescriptible. Ojalá que esto sea leído. Servirá para que otros descubran la riqueza del amor de Cristo y se comprometan con él y sus hermanos. No pertenezco ya a mí mismo porque he descubierto a quien estoy obligado a pertenecer".

El entonces cardenal Jorge Bergoglio (hoy Papa Francisco) testimonió sobre el párroco: "Yo soy testigo porque lo acompañé en la dirección espiritual y en la confesión hasta su muerte de lo que era la vida de Alfie Kelly. Solo pensaba en Dios y lo nombro a él porque soy testigo de su corazón. Y en él a todos los demás", sostuvo al respecto.

Savino tenía 14 años cuando acontecieron los asesinatos y fue el primer testigo porque era el organista de la parroquia San Patricio y acompañaba mucho a la comunidad mártir.

Ingresó y encontró un desorden descomunal y en las alfombras escritos insultos: "Estos curas son de movimiento de tercer mundo", "Murieron por pervertir mentes vírgenes", decían las pintadas. Mientras que en el living vio los cuerpos sin vida como en un sueño y dijo "era una imagen de terror" y debió convencer a los policías que buscó de la comisaría 37 para que entraran a la casa.

El padre Rodolfo Capalozza, sacerdote palotino, es considerado sobreviviente de esta comunidad.

Esa noche habían ido al cine junto con Salvador y Emilio, los seminaristas, pero decidió irse a dormir a la casa de sus padres  y por esa circunstancia se salvó.

En tanto Barassi, miembro de la comunidad palotina, hijo de la parroquia San Patricio, dijo en la reunión virtual: "Contamos esta historia que es dramática y es luminosa porque pensamos que no sólo tenemos que tenerla presente nosotros, los palotinos, porque acá hay un mensaje para el tiempo que nos toca.

Por eso asumimos pastorales y apostolados concretos como apoyo escolar en algunas villas".

En tanto, el padre Velasco es nacido en la comunidad y postulador de la causa que hace muchos años se viene trabajando.

"Estuvimos trabajando muy fuerte en la causa hasta antes de la pandemia. Esta pandemia, como a muchas cosas, nos puso en un paréntesis. En la comunidad estamos convencidos de un hecho martirial porque hay derramamiento de sangre. Y, a partir de eso, es que hace ya más de 20 años que se abrió la causa, después se hizo el pedido formal para que no perezcan las pruebas", precisó.