Marcelo Longobardi, Sergio Berensztein y Shila Vilker disertaron en la Universidad de Palermo, a apenas cuatro días de la segunda vuelta electoral entre Sergio Massa y Javier Milei, sobre cómo se llegó a este balotaje, cuáles son las posibilidades de cada candidato y, sobre todo, cómo podrá construir su poder (o no) quien se imponga este domingo en las urnas.

 Fue bajo el título "La Argentina que viene", en oportunidad de una nueva edición de las Charlas Newsweek. El ciclo de conferencias de Newsweek Argentina, junto a dicha casa de estudios, apuesta a la reflexión y el diálogo sobre las enormes posibilidades que la Argentina tiene para salir adelante y superar sus repetidas crisis.

Con la apertura a cargo de Gabriel Foglia, decano de la Facultad de Negocios UP, y la moderación de Silvio Santamarina, editor general de Newsweek Argentina, los expositores coincidieron en que uno de los grandes marcos sobre los que se puede leer este escenario político es "la locura".

Según la crónica que escribió Rolando Klempert, la experta en opinión pública Shila Vilker puso de relieve que en el escenario político actual una de las mayores dicotomías es "locura-cordura". Y advirtió que su lectura podría ser tanto negativa como positiva.

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Aclaró: negativa, porque una parte del electorado califica a Milei literalmente como "un loco" peligroso; y positiva porque otra parte de esa masa de votantes asevera que es probable que "sea un loco", pero que esa locura es necesaria para cambiar la Argentina.

Longobardi recordó que él fue el primero en calificar ("o descalificar") a Milei como "un lunático", pero también previno que Massa formó su perfil político basándose no en Carlos Menem, sino en Néstor Kirchner, con fuertes "rasgos autoritarios".

Señaló: "Es un autócrata, y eso es muy peligroso también" para sentenciar: "Lo definiría como un gángster".

Berensztein, en tanto, coincidió en esas lecturas, pero matizó que "no se trata de un invento argentino", sino que "el mundo está realmente loco".

Y no solo por la crisis política en EEUU, Brasil u otras que enfrentaron disyuntivas similares (por Trump y Bolsonaro), sino también porque el mundo está en "una guerra alocada, como vimos el 7 de octubre en Israel".