Ramón Lanús: el intendente que los sanisidrenses comienzan a mirar con recelo
Ramón Lanús terminó con el reinado de los Posse auspiciado en las elecciones por Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Prometió “cuidar el bolsillo de los vecinos” y mejorar los servicios sin embargo aumento tasas municipales y San Isidro luce descuidada e insegura.
Ramón Lanús está políticamente embretado, está en aprietos por la interna desatada dentro del PRO entre dos de sus figuras principales que fueron artífices de su victoria en el partido de San Isidro para terminar con la hegemonía de los Posse en uno de los distritos más acaudalados de la Argentina.
En diez días quiso quedar bien con todos y recibió a Mauricio Macri. También a Patricia Bullrich, quien concurrió junto al cuestionado armador y defensor de Juan Grabois en la Casa Rosada, Sebastián Pareja.
Pero el brete más largo, sinuoso y peligroso por el que está atravesando Ramón Lanús en San Isidro está delimitado por sus propios vecinos que, a seis meses de inaugurada su gestión, observan y toman nota acerca de todas las promesas incumplidas por el abogado formado en la Universidad Austral y que fue titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) durante la administración de Mauricio Macri en la Nación donde fue muy cuestionado por la cesión a la Ciudad de Buenos Aires gobernada por Horacio Rodríguez Larreta, de cerca de 100 inmuebles por un valor de 16.000 millones de pesos.
Frente a los cuestionamientos recibidos en materia de limpieza, seguridad y funcionamiento de los hospitales municipales, Ramón Lanús sólo se ampara en la herencia recibida de parte de su antecesor en el cargo Gustavo Posse con quien mantiene una serie de querellas en la justicia a través de sus funcionarios.
Pero, la realidad es que Lanús, borra con el codo lo que escribió con la mano y, no precisamente, para retractarse de un hecho que estuviera mal, como sugiere el adagio de origen español.
“Yo me comprometí a bajar los impuestos y voy a hacerlo porque estoy comprometido con cuidar el mango de los sanisidrenses”, aseguró Lanús en un acto público, pero hizo exactamente todo lo contrario.
Decenas de vecinos se contactaron con NA para afirmar, de manera coincidente, que “mientras promete bajar las tasas que pagan los vecinos envía boletas con retroactivos”.
La indignación entre los sanisidrenses va en aumento porque afirman que “se está en presencia del mayor aumento de las tasas municipales de toda la historia reciente. Calculamos aumentos cercanos al 200% en un contexto inflacionario y de recesión económica”, afirmó Valentín Vázquez de Beccar.
Pero, lo que más llamó la atención fue la retroactividad que se aplicó a la tasa municipal, para dirigentes de la oposición, como el bloque legislativo Acción Comunal, “...se está ante una administración con una voracidad fiscal altísima” y agregaron “...es insólito que se hayan cobrado tasas municipales de manera retroactiva infringiendo el principio de irretroactividad de la ley”.
Se trata de un principio jurídico que expresa que las leyes y las normas rigen para el futuro por lo que la nueva legislación o acto administrativo no puede volver sobre situaciones ya terminadas ni sobre efectos ya producidos de relaciones aún existentes.
Además, las tasas municipales que se están cobrando son fuente de disconformidad por sus incrementos, pero también por sus deficientes servicios.
Se supone que Ramón Lanús es un liberal que busca quitar presión impositiva al sector privado pero en la práctica podría sufrir una rebelión fiscal como suele promover el diputado José Luis Espert que, en un congreso agropecuario, convocó a no pagar tasas municipales por las deficientes o nulas contraprestaciones, Espert suele aconsejar “...comiencen rebeliones fiscales en todos los municipios donde el intendente no dé contraprestación de las tasas. Yo empecé en Villa Saralegui (Santa Fe), junto con la familia de mi esposa, donde derrocamos al jefe de la comuna, con ayuda de Maxi Pullaro”.
Y, la justificación de esta hipotética medida extrema que podrían adoptar los sanisidrenses, se basa en los problemas que existen en la recolección de basura, con calles sucias, con problemas gremiales en el municipio por los sueldos indignos que reciben los trabajadores y que llevó al titular del gremio municipal, Horacio Reynoso, a alertar por temas de seguridad y control vehicular.
Reynoso explicó “...Observamos con preocupación, más allá de los sueldos indignos que tenemos por debajo de la línea de pobreza, como las autoridades a cargo de la diagramación del programa están más preocupados por dejar sin trabajo y dar de baja contratos, a quienes cuidan la seguridad de todos ustedes, en vez de cuidar a todos los vecinos, dejando zonas liberadas y sin vigilancia".
Reynoso explicó que el municipio de San Isidro es uno de los que siempre ha contado con mayor seguridad en todo el conurbano bonaerense, y los vecinos observan como ese hecho comienza a diluirse. "No conformes con esto, no cumplen con las condiciones de trabajo, los exponen a cualquier situación de riesgo con chalecos vencidos, autos sin los cuidados técnicos obligatorios y de circulación como la VTV y sin frenos", señalaron desde el sindicato municipal en una carta enviada a los vecinos.
En este contexto, el intendente Ramón Lanús, según confiaron varios vecinos, enfrenta un San Isidro más violento, con más robos en estos últimos meses. El partido de zona norte de la provincia de Buenos Aires está siendo atravesado por una importante ola de robos y el reciente asesinato del empresario Jorge Enrique De Marco.
De Marco, de 64 años, fue asesinado el 14 de marzo tras ser atado y golpeado por un grupo de delincuentes que ingresaron a su residencia. La fiscal Carolina Asprella, responsable del caso, indicó que el crimen fue llevado a cabo por "La banda del millón", un grupo criminal de Villa La Cava.
Su socia política, Patricia Bullrich, no lo dejo solo y envió más de 100 gendarmes para que realicen operativos de saturación de vigilancia en La Cava. Pero nada alcanza y la sensación de inseguridad va en aumento en San Isidro al igual que las tasas municipales que los vecinos pagan a disgusto.