No es la economía: es la corrupción, estúpido
Columna de opinión del ex diputado nacional y parlamentario del Mercosur Álvaro de Lamadrid.
Aguardamos con ansiedad el discurso de asunción del nuevo presidente Javier Milei: espero que dedique un destacadísimo capítulo al encubrimiento de Alberto Fernández a la corrupción kirchnerista y cuáles serán las medidas para recuperar los bienes y dinero robado y en poder de la familia Kirchner y su red de socios y testaferros.
El cambio que esperamos incluya justicia y castigo a todos aquellos que utilizaron la política para expoliar y quebrar al Estado argentino. No queremos acuerdos ni pactos de impunidad con corruptos y ladrones.
Los argentinos debemos volver a soñar con los ojos abiertos, reconstruir nuestro espacio auténtico, nuestra mejor tradición democrática y cultural y darle entrada a la realidad suprimida, por años de miedo, autocomplacencia y hasta autocensura.
Coincidimos con Patricia Bullrich con "el que las hace las paga". Por eso, espero que el nuevo Presidente organice un equipo de élite para recuperar los miles de millones de dólares en manos de la familia Kirchner y su red de socios y testaferros. Hay que ofrecer recompensa a quienes aporten nuevos datos de la ruta del dinero K y garantizar esas instancias de denuncias seguras.
El nuevo Gobierno tiene que volver a colocar a la AFIP, a la Oficina Anticorrupción y a la UIF en querellantes en todas las causas de corrupción, y ordenar el recupero del botín que se robó la familia Kirchner: no sea que disuelvan todo y se olvide de querellar y recuperar los recursos sustraídos al progreso de los argentinos.
Hay organismos del Estado que lejos de ser disueltos deben ser dotados de mayor capacidad y recursos en provecho de todos los argentinos. Gastar en controles es sanidad republicana. Dotados de mayor eficiencia y tecnología para recuperar los miles de millones en poder de los corruptos y sus socios. No hacerlo sería el peor de los mundos.
Planto bandera en este tema, que la marea de achicamiento del Estado y del gasto no se lleve puesto a los organismos clave para el recupero de los bienes producto de la corrupción.
Ofrezco propuestas. Como hemos perdido muchísimo tiempo, propongo que entre las primeras medidas del nuevo Gobierno se incluya un llamado a licitación a los estudios jurídicos del país para que inicien lo que negó Carlos Zannini, esto es el recobro y embargo de todos los bienes en poder de la familia Kirchner, sus socios y testaferros. Para no tener que contratar nuevo personal del Estado y avanzar con rapidez, los honorarios profesionales se pagarían con una parte insignificante de ese recupero. El producido grande deberá ser destinado a un fondo social para atender a las víctimas del modelo.
¿Por qué un fondo social? Porque existen millones de niños víctimas del modelo populista saliente. Ese fondo debe financiarse con la expropiación de los bienes mal ávidos de la familia Kirchner, sus socios, testaferros, empresarios y banqueros K, como Eskenazi, que le reclaman US$ 16.000 millones a nuestro país, a través de un fondo buitre, regenteado por ellos mismos.
Todas estas propuestas están pensadas para dar respuestas al Pasivo Social que deja el populismo. Los pibes para la liberación dejan un tejido social arrasado, como Atila, pero a la cubana.
Debe ser prioridad salvar a nuestros niños del naufragio. No tenemos que pecar de ingenuidad en esta transición y evitar que el kirchnerismo destruya las pruebas de todos estos años de corrupción, con compras con sobreprecios, licitaciones digitadas, dólares para importación de empresarios amigos, entre otras.
Mi postura histórica es que no puede haber "olvido", "tabula rasa" ni "tibieza" en la investigación de la corrupción de este último Gobierno y sus actos de encubrimiento y/o complicidad con los actos de corrupción de los gobiernos kirchneristas. Ni canjes de gobernabilidad por impunidad, o toma y daca de aprobación de leyes, a cambio de cómodas poltronas domiciliarias o bancas legislativas.
En particular creo que ya en la transición se debería convocar a una comisión investigadora de lo hecho en esta última etapa por el cabecilla Carlos Zannini y sus instrucciones para que el Estado desista de ser querellante en las causas de la corrupción K.
Queremos que se ponga en conocimiento del pueblo no solo el descalabro económico sino los monumentales actos de corrupción. De allí que suena naíf catalogar "encuentro histórico" como señalo la vicepresidenta electa Victoria Villarruel a su reunión con Cristina Kirchner, cuando es la jefa de esa matriz. No es histórico encontrarte con Al Capone o con Pablo Escobar. No te encontraste con una estadista, sino con la cabecilla de la mafia.
Que el árbol de lo económico -que es grave- no tape el frondoso bosque de la corrupción y todo el dinero fugado por los corruptos. Empecemos recuperando eso.
Mucho cuidado con ese leitmotiv de Javier Milei de la "tabula rasa": eso no es válido para los corruptos.
Coincidimos en que el ajuste lo tiene que pagar la casta. Pero no solo por los negocios que no van a poder hacer, sino porque hay que recobrar la que se llevaron estos años: nada de "tabula rasa".
Celebramos el fallo de la Justicia en el caso de la Ruta del Dinero K y exhortamos al nuevo Gobierno a que una vez que asuma, ordene a la AFIP, a la Oficina Anticorrupción y a la UIF que retomen su rol de querellantes, cooperando con la Justicia para que la corrupción K no quede impune.
Se debe iniciar una amplia investigación que determine la responsabilidad de todos los funcionarios que en estos últimos cuatro años dieron instrucciones a la Aduana, la AFIP, la UIF y a la Oficina Anticorrupción que desistieran de impulsar la querella en la causa del Dinero K y requerir el recupero del dinero robado.
Si Javier Milei quiere ser honesto con su promesa debe ir en serio a fondo contra la casta corrupta kirchnerista/PJ/sindical. Sin mentiritas ni jueguitos de pelota: debe ir a fondo contra el ejército de colaboracionistas y encubridores, ordenando el embargo de sus cuentas en el exterior y expropiando la totalidad de sus bienes.
Hay que dejar en claro las categorías de la casta: cabecillas, autores, partícipes, encubridores, socios y colaboracionistas, como los albertistas, los Grabois, los jerarcas sindicales o los Capriles de la oposición colaboracionista de años. Son distintos niveles de responsabilidad del plan empobrecedor.
Hay que identificar fehacientemente el número de víctimas del modelo, para diferenciarlos de los que de ahora en adelante sufran las consecuencias de esas políticas y no soporten el ajuste que habrá que hacer.
Alberto Fernández se jacta de que termina su Gobierno sin ningún acto de corrupción, pero pretender encubrir o facilitar la defensa de Cristina Kirchner, retirándole a la Justicia los organismos querellantes, constituye un grave encubrimiento en procura de la impunidad.
Paso de todo en el país, incluyendo los millones de nuevos pobres, la inflación astronómica, el aumento de la pobreza y la indigencia, la transición, etcétera, y Cristina Kirchner no dijo ni mu. Sale el fallo confirmando su culpabilidad en el afano de la Ruta del Dinero K y aparece el clásico, trillado y descarado victimismo echa culpas.
Dan vergüenza, las declaraciones de la cabecilla de la banda rasgándose las vestiduras por la interna "xeneize", que les importa a pocos, o solo a los bosteros, pero creo que a todos los argentinos nos debe preocupar dónde está el dinero del Estado fugado en la Ruta del Dinero K, y que ahora la Justicia vuelve a investigar. El dinero de los argentinos no puede quedarle a Máximo Kirchner, para que este lo use en contra del pueblo, como, asimismo, se financie sus campañas políticas hasta el final de sus días, dando cátedra de moral y acción política berreta.
Los Kirchner siempre fueron corruptos, pero no sometieron al país y se lo robaron por "generación espontánea". Armaron una red de apoyo enorme, política, sindical, estatal, periodística, judicial, deportiva y cultural. ¿Quiénes formaron parte de esa red? Necesitamos toda la verdad para sus víctimas inocentes y el país.
Así como se quiere ir a fondo con la protesta social desestabilizadora que vendrá y desnudarla, vemos tibieza en ir a fondo y ponerle energía contra los que les robaron al Estado y tienen el dinero invertido de la corrupción en propiedades, sociedades o en cuentas en el exterior a través de cadenas de testaferros.
¿Hasta ahora veo un "fiar play" de los autodenominados libertarios con el kirchnerismo más rancio? ¿A cambio de qué? Contrario sensu, ningún kirchnerista se expidió contra los cambios que se vienen impulsados por Milei y la protesta social: los cónclaves legislativos que esconden con los K.
Es crucial reconocer que el cambio real no se logrará únicamente a nivel institucional; para que se convierta en un cambio en verdaderamente transformador deberá darse en todas las comunidades educativas del país. Si tenemos esta conciencia colectiva lo lograremos. Pero veo con preocupación aquí otro punto débil de Milei: la educación.
Es la lucha contra la corrupción y la educación lo que salvará al país: unir a Leandro Alem con Domingo Faustino Sarmiento, transparencia y fortaleza de recursos humanos. La incertidumbre no se despeja con improvisación. El desconcierto aleja la previsibilidad. El país necesita que se afiance la credibilidad y la previsibilidad política, institucional, económica y jurídica.
Milei debe entender que es presidente, no ministro de Economía. Si a Milei no le interesa la política y solo la economía, su Gobierno no traerá previsibilidad ni credibilidad.
Tendrá que actuar con cautela y ser inteligente en cuanto al manejo de la oportunidad. Sabiendo que tiene que debatir muy bien antes de cada ley que envié al Congreso, sin imposiciones o gustos caros.
La buena idea es buena si se logra plasmar. Eso se llama manejo de la oportunidad. Una buena idea no garantiza su aprobación. Aunque es condición para que así sea.
El Gobierno no debe autogenerarse una crisis política, que por otro lado es lo que espera con cuchillo y tenedor Cristina Kirchner. No puede haber torpeza y crisis auto inducida.
La oportunidad exige ser inteligente y evitar medidas erróneas de arranque que generen una crisis. Se mata al cambio posible si se autogenera una crisis política. No habrá estabilidad política si se pone en crisis el Gobierno por errores propios. Hay una crisis política por resolver y no se puede arrancar con una 125.
El problema del país es político. El colapso económico condiciona aún más la política. Soluciones iniciales erróneas no causarán una mejora económica, pero sí pueden originar una crisis política.
La gran incertidumbre económica no permite la improvisación y menos un paquete de medidas que origine una gran derrota parlamentaria. ¿Esto significa guardarse los cambios estructurales en el bolsillo? No, significa buscar el consenso, no ir a una batalla a capa y espada, contra viento y marea con temeridad. Acá no corre: "A la carga barraca, síganme mis valientes".
El modo en que arranque el Gobierno y avance en este escenario de caos que le dejan determinará los márgenes y el porvenir del oficialismo para tener chances de concretar transformaciones desde la viabilidad política. Aunque si uno se guía por el contexto político y económico, suena absolutamente ilógico creer que todo será sencillo.
¿Qué le diría al presidente Milei? Que acelere en las curvas, pero que revise los neumáticos, tenga a punto el motor, el tren delantero, que se aferre al volante con el cinturón de seguridad puesto y que blinde su auto. Pero por sobre todo, que tenga unos buenos boxes, con gente avezada, que no se precipite y sostenga sus buenas capacidades técnicas.
Todos sabemos que el kirchnerismo va a hacer una oposición rancia como siempre hizo: nada nuevo y bueno va a salir de ese grupo político.
Estas ideas que planteo las hago con preocupación y pesimismo. Hay una gran oportunidad para los argentinos, pero las oportunidades se aprovechan desde el análisis de la realidad efectiva. No hay ideal político independiente de la realidad, la práctica ni la experiencia.
Mi pesimismo es mejor que el de muchos optimistas. Jean-Paul Sartre lo explicó bien claro. ¿Cuáles pesimistas son buenos? Los que viéndose como pesimistas por otros, son optimistas; solo que son optimistas bien informados. Hay pesimistas que solo son optimistas bien informados.
Por estos días vimos una de las peores fiebres de la casta y es la subasta por los cargos. No se puede ser oposición y oficialismo al mismo tiempo. Respetemos el voto de la gente y seamos respetuosos de quienes ganaron la elección, dejándolos conformar libremente su Gobierno.
Necesitamos menos roscas y más ideas. No nos empantanemos en sórdidos tecnicismos económicos que son los efectos de nuestro principal problema: la corrupción y nuestra debacle educativa.
El déficit se termina eliminando la corrupción y no solo con la baja del gasto público.
Por más que achiquemos en Estado y en gasto público de manera eficiente, si no eliminamos la corrupción y el Estado tomado, tabicado y loteado para las oligarquías políticas, sindicales y empresariales prebendarías y parasitarias, todo ese esfuerzo no servirá de nada y terminará siendo algo nimio, un gran placebo.
Los argentinos estamos cansados de que nos pase como a Juan José Castelli, el gran orador de la revolución, quien con perplejidad, antes de su cruel muerte, escribió en un papel su gran frase para la posteridad: "Si ves al futuro, dile que no venga". No podemos repetir esa historia circular y trágica que hizo que Sarmiento, 60 años después de esa muerte, cuando enfrentado con los mismos enemigos de Castelli, se fuera al exilio pronunciando su icónica frase: "Las ideas no se matan".