Por Jorge Luis Pizarro

La mayoría de los países de la región tiene una inflación promedio del 10%.

La República Argentina la cuatriplica.

La población argentina tuvo, en medio de la pandemia, uno de los encierros más largos del mundo.

Un informe del Foro Económico Mundial de Davos comparó nuestro país con otros 15 y señala a la Argentina como el de mayor caída del PBI, el quinto en menor cantidad de recursos para contener la crisis y el sexto con mayor cantidad de muertes por coronavirus por cada cien mil habitantes.

La mayoría de los gobiernos cree que la educación con los alumnos y alumnas en clases presenciales debe ocurrir en el ciclo 2021.

Un reciente informe realizado en España revela que, profesores y alumnos concurriendo a los colegios, con las debidas medidas de prevención sanitaria y aislamiento, no aumentan los contagios.

Sin embargo en la Argentina, a pocas semanas del inicio del año escolar, todo está por verse.

Las organizaciones docentes mayoritarias se quejan por la imposibilidad de cumplir la distancia física en los colegios y por el riesgo de trasladarse en el transporte público.

No aportan muchas soluciones, para un país donde cuatro de cada diez niños, no tuvo acceso a clases virtuales de manera corriente.

Los maestros tampoco, mayoritariamente, plantean la alternativa de que los alumnos no vayan, pero ellos sí estén en los colegios, cumpliendo la tarea en un aula y respetando el horario de trabajo.

El Gobernador de Formosa es el Jefe Provincial con más años consecutivos en el poder.

Su administración no ha resuelto problemas fundamentales como la desnutrición infantil o la provisión de agua potable.

En medio de la pandemia todo se agravó con personas varadas en las fronteras que no podían volver a sus casas y condiciones infrahumanas en los centros de aislamiento.

El partido político del Gobierno lo defiende, el Secretario de Derechos Humanos, quien debe resguardar la integridad física y la libertad de las personas en todo el país, y en este caso especialmente en Formosa, es hijo de algunos de los responsables del ataque montonero al cuartel formoseño, donde murieron diez soldados, un sargento, un subteniente, un policía y doce montoneros, según escribe en sus crónicas el periodista Ceferino Reato.

Mientras en la Argentina la apuesta energética es la explotación de Vaca Muerta, y la nafta en el surtidor aumenta frecuentemente, el Presidente de EEUU Joe Biden firmó tres órdenes ejecutivas para revitalizar el sector energético, impulsar las energías limpias y potenciar un plan para enfrentar la amenaza del cambio climático, reduciendo los subsidios para el sector del petróleo y combustibles fósiles, y pausó las concesiones de petróleo y gas en tierras y aguas federales.

El Presidente norteamericano quiere eliminar la contaminación producida por el uso de combustibles fósiles para el 2035.

En la otra vereda, la Argentina tuvo cinco meses detenida toda la industria de los biocombustibles, que además de reducir las emisiones tóxicas de carbono, genera empleo para más de cien mil personas.

Los representantes del sector estuvieron al borde de la quiebra, y ahora, esperan una nueva ley que les permita producir, competir y exportar.

Las autoridades del Gobierno anunciaron que para finales de enero tendríamos cinco millones de dosis de vacunas Sputnik V, y la realidad indica que no llegaremos a las seiscientas mil personas vacunadas, con un producto de cuya fase tres, según reconocen los propios rusos, los resultados se conocerán en el mes de mayo próximo.

¿No será mucho?