Milei, el influencer relator
El conductor de El Exprimidor explica el fenómeno de Javier Milei y su presente consolidado: "Un inesperado jugador llegó para marcar un fin de ciclo narrativo", aseguró.
A fines de año de 1980, era yo un adolescente que disfrutaba del impecable relato en Radio Oriental de Montevideo de un tal Víctor Hugo Morales, extraordinario narrador de partidos de fútbol uruguayo y, por aquellos días, aún un ilustre desconocido en Argentina.
Durante una comida con un primo residente en la Banda oriental, mi audaz pariente me aseguró que si Víctor Hugo venia a relatar a la Argentina desbancaría al consagradísimo José María Muñoz, que hacia años lideraba en Radio Rivadavia por lejos el rating en materia de transmisiones deportivas.
Dos meses después, el relator oriental debutaba simultáneamente con el debut de Diego en Boca y, tal como anticipaba mi primo, lograría un éxito fulminante que coronaría cinco años después con su afamada narración del gol de Maradona a los ingleses.
Muñoz no había sido un simple relator deportivo, por el contrario, fue el mejor relator que encontraría la dictadura para convencer desde el fútbol “pasión de multitudes” a los argentinos que éramos “derechos y humanos”. Morales, paradójicamente, tiempo después se convertiría en el relator del relato K, al que previamente había fustigado. Su drástico cambio hizo que muchos de sus por entonces seguidores se terminaran preguntando: "¿De qué planeta viniste?".
Con el denominado Futbol para Todos, varios Salieris de Víctor Hugo intentaron seguir su ejemplo, pero a diferencia de la brillante dicción y riqueza de sinónimos de este, no estuvieron a la altura. Aún recordamos al relator televisivo al que le ordenaron leer un avance del memorable 678 y trabarse al querer decir el verbo tergiversar una y otra vez.
Luego de muchos años de eficacia de relato K y de una indesmentible victoria de la batalla cultural todavía resiliente durante el gobierno macrista, un inesperado jugador llegó para marcar un fin de ciclo narrativo. A diferencia de Muñoz y Morales, no grita goles, por el contrario, en sus tiempos de arquero en Chacarita asegura que solía evitarlos.
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Javier Milei afirma que fui el primer periodista que lo entrevistó, en función de los gustos del lector queda si esta circunstancia debe ser galardonada o repudiada. En términos periodísticos, no deja de ser un pequeño hallazgo, valga acotada modestia. En pocos años, aquel economista que trabajaba para Aeropuertos 2000 y comentaba como tantos de sus colegas las vicisitudes de la economía nacional en los medios, pasó a ser un fenómeno político y mediático de alcance todavía no precisable.
Al día de hoy, en un país como el nuestro donde pronosticar es tan peligroso como demuestra Francella en su más reciente película, algo parece otorgar cierta certeza: Milei es el nuevo influencer de la política Argentina, el relator que impone agenda, corre a la oposición y al oficialismo por ambos costados y les va robando adeptos cotidianamente.
Con independencia de su destino político, aunque no logre su hoy mentado propósito de convertirse en el próximo Presidente de la Nación, el dirigente libertario logró imponer otra mirada de los hechos. Sus menciones constantes a la “casta política”, su permanente pregón en contra de un estado ineficaz y confiscatorio, sus propuestas de privatización de Aerolíneas y hasta su alocada sugerencia de cerrar el Banco Central han generado en los últimos meses un vendaval de notas, entrevistas y hasta editoriales sobre las propuestas “libertarias” .
Los hechos se han precipitado con mayor rapidez de la que el mismo Milei podía proyectar. Convencido de que el Gobierno de Alberto Fernández fracasaría, hace más de dos años imaginó un final apocalíptico en el cual una figura disruptiva como la de él, irrumpiera en medio de un pueblo empobrecido y hastiado de populismo.
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El panorama hoy dista de ser ideal, pero parece estar lejos de Rodrigazos e hiperinflaciones, aun así su figura no para de crecer en todos los sondeos. El tiempo dirá si logra llegar a lo mas alto.
Por ahora a fuerza de sorteos, raros peinados nuevos y admoniciones es el relator influencer, el que impone la agenda, cambia la narrativa y puede dejar su vestimenta de arquero por la de árbitro. Un árbitro que en un eventual y muy probable balotaje sea quien decida cuál de los dos finalistas se convierta en el próximo Presidente.