El diálogo con el editorialista y columnista en radio devenido una de las principales figuras de la lista de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires que lidera María Eugenia Vidal, junto a Paula Olivetto y Ricardo López Murphy, transcurre en un reconocido local gastronómico de Palermo donde los clientes no dudan en acercarse al economista para pedirle al recién llegado en la política que no los defraude.

Un mantra repetido en los oídos de los candidatos que suele registrarse, en esta campaña en particular, cada vez en un tono de mayor advertencia. La sociedad se está tornando muy poco paciente con sus políticos. Un ejemplo de esta afirmación la vivió en carne propia el gobernador de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti, en la ciudad de Rosario, expulsado violentamente de una manifestación civil en reclamo de seguridad y justicia.

Pero Martín Tetaz es uno de los políticos que aún pueden caminar por la calle y dialogar con aquellos ciudadanos que se le acercan. Y los pedidos que se escuchan son por familiares que arman sus valijas para ir a buscar un futuro a otro país, la inseguridad y el desaliento para emprender en la Argentina.

¿Son éstos los reclamos que más escucha en sus recorridas por la ciudad en campaña?

Lo de los jóvenes y gente de mediana edad que deciden emigrar es uno de los temas que más escucho y suelo dar una vuelta de tuerca al interlocutor y pregunto, a los jóvenes, porque se van. ¿Cuál es  la razón principal? La respuesta común es que no se puede planificar nada. SI voy a otro país más ordenado voy a poder comprar una casa, un auto, tener una familia, en suma, saben que es un esfuerzo de 30 años de trabajo pero al final del camino se logra armar una vida y acá no se puede hacer. Por eso mi obsesión es terminar con la inflación y reformar la Carta Orgánica del Banco Central. Yo sé que si la Argentina termina con la inflación va a volver el crédito hipotecario, la gente, las familias van a poder planificar y los pibes se van a quedar.

Ahora para lograr ese objetivo se necesitan conseguir amplios consensos que no se si están garantizados hacia el interior de Juntos por el Cambio donde conviven expresiones políticas más estatistas con otras de corte liberal. ¿Cómo cree que será esa convivencia luego de las elecciones del próximo 14 de noviembre?

Hay tres grandes reformas donde hay un consenso mayoritario dentro de Juntos por el Cambio. Las reformas laboral, impositiva y monetaria. Donde hay disensos es en el aspecto regulatorio del Estado. Algunos sectores de la UCR son más reguladores otros sectores son más liberales, como la gente de López Murphy, pero son diferencias de matices en torno a cuestiones que pueden negociarse para alcanzar un consenso no son diferencias irreconciliables, no son diferencias de política monetaria, hay un consenso en la independencia del Banco Central, hay un consenso en bajar los impuestos a la producción y esto lo comparten todos en Juntos por el Cambio, de izquierda a derecha, y hay un consenso acerca de cambiar las leyes laborales para el desarrollo de las pymes que directamente no pueden contratar personal. Los impuestos en los países más importantes, que funcionan, se sustentan en el impuesto a las ganancias y en el consumo general, con una menor alícuota de la que tenemos nosotros, y, un impuesto a las ganancias bien progresivo. Ese esquema incentiva la inversión y la producción o como me gusta expresar rápidamente, que la torta sea más grande, que la pizza tenga más porciones y con una pizza con más porciones aunque el Estado continúe con una presión impositiva importante, el peso proporcional va a ser menor. Vamos a tener menos presión tributaria que es lo que estamos buscando.

La cuestión impositiva parece tan difícil de simplificar y ordenar como el alza del costo de vida. Indudablemente, el Estado en su afán recaudatorio para sostener los gastos corrientes no repara en ahogar al que produce o emprende. Inclusive hay sectores del peronismo que reconocen esta situación…

Obviamente, la  gente está podrida, ahogada con los impuestos y creo que nuestro mejor spot de campaña fue el Diego Brancatelli que, al abrir un supermercado de barrio, descubrió que es imposible avanzar con todos los impuestos y las cargas que tiene que pagar por los trabajadores. Estamos en el peor de los mundos porque al empresario le sale caro tomar gente y al trabajador en regla el dinero no le llega al bolsillo cuando cobra. Es caro para el empresario y,  para el trabajador, es un salario muy bajo. Por eso estamos ante un esquema que no le sirve a ninguno de los dos y eso es lo que tenemos que cambiar.

La oposición ¿se sentará a una mesa de diálogo con el gobierno nacional para llevar adelante estas reformas estructurales como sugirió el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa?

El Presidente ganó las elecciones y tiene que gobernar hasta el 2023. Nosotros, como parte de la oposición, nos vamos a presentar en los comicios y trataremos de ganar el mayor espacio posible en las cámaras legislativas que será el espacio donde vamos a negociar algo porque el Congreso es un ámbito de negociación y debate y así tiene que ser. Esta idea que hizo circular Sergio Massa de crear una mesa de negociación y diálogo no va a existir. La interna política del gobierno la tiene que resolver la propia administración de Fernández, el hecho de que pierda influencia o capacidad de maniobra frente a los sectores más radicalizados del kirchnerismo y busque recostarse en la oposición es una idea que no tiene ni pies ni cabeza. Es muy probable que en esa interna política Cristina le pida a Alberto después de las elecciones todo lo que le queda a Alberto. Que vaya a una renovación completa del gabinete nacional dominado por el kirchnerismo, esa es una posibilidad que hay que tener en cuenta.

Si ello ocurriera podría acentuarse la ingobernabilidad de la Nación que en muchos  aspectos  parece estar desbordada. ¿Podría repetirse un estado de descomposición como ocurrió hace veinte años en la crisis del 2001?

No va a haber riesgo de gobernabilidad porque si se mantienen los resultados de estas elecciones de medio término lo que va a ocurrir es que va a girar el poder desde la Presidencia al Congreso. El régimen va a ser menos presidencialista y más republicano en la sintonía de lo que pensó Alberdi en su momento. Va a suceder que el presidencialismo exacerbado se va a quedar sin nafta y el poder real va a recaer en el Congreso. Vamos a tener un Parlamento fuerte en los próximos años, con una oposición dominando ese Congreso, y, probablemente, cada una de las normas que los funcionarios del Gobierno quieran aprobar, comenzando por el Presupuesto del próximo año, van a tener que ir al Congreso, explicar a los legisladores lo que quieren hacer y la oposición va a ser muy responsable. Normas que nos parezcan razonables las vamos a aprobar y aquellas que vayan en contra de la República, la democracia y la libertad las vamos a rechazar.

El área financiera del gobierno nacional se encuentra en Roma, en la reunión del G-20, preocupada principalmente por el inconcluso acuerdo con el directorio del FMI para reestructurar la deuda nacional con el organismo de crédito. ¿Cómo analiza la actividad del ministro Guzmán y hasta del propio Presidente  en estas conversaciones?

El mercado financiero estaba complicado para fines del 2018 cuando subieron las tasas de interés en los Estados Unidos y al país se le cerraron los mercados. Pero durante la pandemia, con la emisión brutal que realizaron en todo el mundo, se abrieron los mercados  y era fácil y hasta casi gratis conseguir dinero. Los vecinos nuestros consiguieron al 1 o 2 % de tasa de interés. Argentina se perdió esa oportunidad. El gobierno se ató a si mismo las manos. En un contexto donde podría ir al FMI a pedir un acuerdo más razonable tal vez con algo de liquidez no lo puede hacer. Si podría hacerlo pero el sector kirchnerista del gobierno no quiere ni siquiera firmar un acuerdo entonces da la sensación que Alberto Fernández está arrinconado por las circunstancias de su coalición.

El gobierno demócrata de Joe Biden en Estados Unidos avanza con una mayor intervención estatal en áreas de la educación, la salud y el cambio climático mientras otras potencias, como China, continúan con sus planes expansivos a pesar de la crisis del coronavirus. ¿Cómo observa la deriva de la economía internacional cuyos efectos siempre traen consecuencias a la Argentina?

El mundo tuvo una expansión del gasto muy grande para contrarrestar el impacto de la pandemia, todos los actores del sector financiero piensan que ese estímulo se terminará pronto, puede ser que en febrero próximo o en Julio pero para agosto del año que viene, si se comprueba que Estados Unidos pasa el invierno e ingresa al verano sin un rebrote de coronavirus, entonces es muy probable que los estímulos monetarios y fiscales cedan y me parece que hay un timing.

Brasil hizo un esfuerzo muy grande también aunque a diferencia de Argentina ellos tienen moneda y crédito. Nosotros, al no tener esas condiciones, el gobierno se encuentra más limitado para hacer cosas. Las condiciones financieras de Argentina demostraron que no se podía realizar una cuarentena tan larga porque no la podía pagar y lo que estamos viendo ahora son las consecuencias de una cuarentena extensa que obligo a emitir pesos que rebalsan por todos lados en la economía y proponer un mayor gasto como sostienen algunos candidatos. Es ilógico porque se trata de gastar la que no se tiene ni la que nadie presta.