El secretario adjunto de SMATA, Mario "Paco" Manrique, justificó su ausencia en el acto por el 1° de mayo organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT) al asegurar que la central se encuentra inactiva y no representa los reclamos de los trabajadores. "Fui uno de los que no fui porque no estoy de acuerdo en cómo estamos funcionando como CGT", planteó en diálogo con la990.

En la misma línea, expresó: "No soy el dueño de la verdad, pero creo que no concuerdan los hechos realizados por la CGT en los últimos años con la realidad que viven los trabajadores".

"Si la CGT tuviese tan claro la realidad de los trabajadores, por qué discute el Salario Mínimo que discute, por qué a los que planteamos cosas diferentes no nos dan la palabra en el Consejo de Salario Mínimo, y nos echan de la reunión. A mi me echaron". 

Para Manrique, el haber mínimo debería alcanzar los $200.000 para que permita cubrir las necesidades básicas, y planteó que la central tendría que ofrecer "propuestas y compromisos". "Perón decía que debemos ser sabios y prudentes, pero cuando te pasas de prudente porque te crees que sos muy sabio entras a la inacción", denunció el referente sindical en referencia al accionar de la CGT.

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"No podemos contraponer las necesidades de los trabajadores ante las exigencias políticas. Espero que en algún momento la CGT logre una verdadera unidad de concepción, pensando en el bien común y en construir una escalera social ascendente", indicó el dirigente sindical.

El segundo de Ricardo Pignanelli rechazó impulsar un congelamiento de precios a 90 días, y sostuvo que, en su lugar, el movimiento obrero organizado tendría que discutir la rentabilidad de las empresas. "No podemos discutir un congelamiento de precios a 90 días porque al día 91 qué pasa", se preguntó, y completó: "Con la CGT vamos a discutir rentabilidad de las empresas, que ponga la matriz de costo sobre la mesa y que ponga límite de rentabilidad y ahí se manejaran los precios".

Por último, admitió deudas sociales sin solución tras la gestión de Alberto Fernández, pero pidió que no haya repercusiones políticas al respecto.  "Es la primera vez que me toca vivir que haya trabajadores formales pobres en un gobierno peronista, y eso es una frustración para mi", afirmó en sintonía con lo que denunciara la vicepresidenta Cristina Kirchner en La Plata.

"Tenemos una deuda social que no pudimos solucionar, pero eso no puede ser el final del peronismo", concluyó Manrique.