Incredulidad antes que indignación fue el sentimiento compartido por la mayoría de los traductores e intérpretes consultados por NA ante la pronunciación, notablemente incorrecta, de la lectura del discurso en inglés del Canciller, Santiago Cafiero, en ocasión de la realización del "Día Nacional de la Argentina" en la Expo Dubai, una feria internacional en la que participaron funcionarios y empresarios de todo el mundo y en la que el gobierno nacional intentó seducir a inversionistas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Indudablemente, no ha sido con el dominio de la lengua de William Shakespeare, con el que se podrán conseguir resultados positivos, pero, la ocasión en la que el ex Jefe de Gabinete decidió compartir su alocución en un  idioma que no es el nacional, provocó el asombro de los traductores por el estado en el que se encuentran sus incumbencias.

No existe ningún  requisito obligatorio por el que un funcionario deba hablar inglés correctamente”, sostuvo el embajador Diego Guelar, “aunque es recomendable que el Canciller hable correctamente hasta tres idiomas”.

Pero, si no se poseen esos conocimientos lingüísticos, existe la posibilidad de recurrir a los servicios de los profesionales que se han preparado y estudiado durante años para ejercer sus tareas y permitir, por ejemplo, que no se produzcan errores groseros de traducción que pueden terminar por generar que un mensaje emitido por una alta autoridad estatal desvirtúe su significado por una mala pronunciación.

Los intérpretes profesionales no podían creer lo que escuchaban y la incredulidad precedió a la indignación al revés de lo que sucedió en Cancillería entre los embajadores que primero se ofuscaron para luego intentar comprender la naturaleza del error de Santiago Cafiero.

En ese sentido el Colegio de Traductores de la Ciudad de Buenos Aires emitió un comunicado oficial donde manifestó, “su profunda preocupación por el discurso del Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto durante su alocución en idioma inglés realizada en Dubái. Es entendible que un funcionario (aunque en este caso es discutible) no conozca idiomas extranjeros, pero no cabe duda alguna de que todo representante del Estado debería, necesariamente, recurrir a un traductor o intérprete profesional que garantice que dicho funcionario sea entendido y que, a su vez, entienda, y dejar así bien parado a un país como la Argentina, que tiene traductores e intérpretes de excelencia".

Respetar al traductor y al intérprete profesionales es garantizar que el mundo se pueda comunicar como se merece”.

Para Beatríz Rodríguez, titular del Colegio, “no estamos siendo convocados  para las funciones por las que normalmente deberíamos ser llamados. Como ciudadana pienso que un Canciller debería hablar  inglés correctamente. Pero, lo importante aquí es la incumbencia del traductor, en los sectores gubernamentales o públicos. Es inimaginable que en estos casos  no se utilicen nuestros servicios. Además, es poco recomendable, por cierto”.

Consultada acerca de la cuestión puntual en Dubai con Santiago Cafiero, la profesional afirmó, “al Canciller habría que haberlo cuidado y teniendo un cuerpo de traductores de primer nivel como tiene Cancillería con un equipo de intérpretes que es el mejor de Latinoamérica es insólito que no haya tenido un traductor a su lado que transmitiera en un inglés correcto. Porque estos errores atentan contra la imagen del país”.

A propósito de las incumbencias de los profesionales que  integran el Colegio, Beatriz Rodríguez explicó, “tenemos 9.000 inscriptos que trabajan con 34 idiomas. Somos imprescindibles en el ámbito de la Justicia. Por ejemplo, un detenido que sólo habla en su lengua materna y que no tiene la participación de un intérprete que conozca el idioma del supuesto detenido, esa supuesta audiencia puede ser considera nula. Entonces, si el Poder Judicial nos da a los traductores públicos el valor que  nos da, es evidente que el Estado y los estamentos gubernamentales deben hacer lo propio. Este tipo de desajustes no le hacen bien a la imagen de la Argentina. Además, no sólo eran errores gravísimos en la oralidad sino también en la escritura. El traductor en general no está siendo considerado en su justa medida”, cerró la profesional.