Hace algún tiempo caminaba por la calle, salía de un teatro, encabezaba una marcha con Brandoni a favor de la gente, de la Justicia, de los sindicatos y escuchaba: “Gracias por jugarte, por ser nuestra voz, por tener un micrófono y decir lo que nosotros no podemos”.

Fueron tiempos difíciles, terriblemente difíciles, poniéndonos en contra no solo del Gobierno K sino hasta de los dueños de los medios para los que trabajamos. Pero nos gustó la cruzada, nos sentimos vivos y útiles. 20 años contra la frase “Cristina for ever”, porque pensamos que en la democracia no existe for ever. 

Nunca quisimos que nos digan gracias pero siempre supimos que vivíamos solo de lo nuestro, perros periodistas, autodenominados que sentíamos que teníamos el deber de cuidar las instituciones, que había que volver a aprender a cambiar el rumbo, que el mérito existía, que no había que tenerle miedo a Dios y un poquito a ella. 

Se sufrió mucho, realmente tuvimos que ser valientes. Debíamos lograr un estado republicano que estaba sufriendo una metamorfosis que nos llevaba despacio y con mentiras a la pérdida de la democracia como la quisimos hace muchos años, con Raúl Alfonsín. 

A pesar de la maquinaria del Estado, de la fortuna invertida y las presiones de sus medios del momento, nuevamente pudimos votar y cambiar la historia. Por un rato respiramos tranquilos, por un rato estábamos de nuevo en marcha para conseguir ni más ni menos que la posibilidad de no ser enemigos del poder por criticarlo, de ejercer las libertades, de vivir en República. Elegimos un nuevo Presidente, pero detrás de este proceso fuimos un grupo de profesionales de la información que nos jugamos enteros hasta la libertad, si usted quiere para que esta gente que hoy gobierna, hoy gobierne. 

Hicimos y dijimos independientemente denunciando, investigando e incluso poniendo el cuerpo como en una epopeya histórica para colaborar a desterrar a los corruptos que nos robaron el país. 

Señor presidente, sé que le gustan los perros. Nosotros somos perros de la libertad. Ni meados, ni ensobrados. Estamos dispuestos a defenderlo hasta las últimas consecuencias, pero le ruego que no nos confunda con los cusquitos toy, que cuando lo ven mueven la cola desesperados y lloran de alegría para complacerlo.

P.D.: Dedicado a Jorge Lanata y todos los compañeros que se jugaron enteros y también a mí. Ya que no nos fuimos, solo estamos esperando el momento en el que usted necesite que le contemos la verdad