La foto con la Casa Histórica de Tucumán de fondo, rodeado de 18 gobernadores, fue el corolario de semanas de negociaciones y diálogos entre la Nación y las provincias, que no querían firmar sin garantías de entendimientos futuros.

A algunos les costó menos que a otros aceptar la invitación a Tucumán, pero todos terminaron convenciéndose por dos razones centrales: acuerdos por obras para sus distritos y no quedar marcados como los que ponen "palos en la rueda".

Ser acusados de estorbar en la gestión e impedir que Milei pueda realizar sus cometidos políticos parece ser una de las principales preocupaciones de los mandatarios provinciales por estos tiempos -algo que también sucede con dirigentes del peso en el PJ-.

Ninguno de los anoche presentes en la capital tucumana quiso asumir ese papel y optó por sumarse al retrato oficial.

Ahora, cada uno de los asistentes intentará hacer valer ese favor, especialmente los más alejados del pensamiento libertario, a quienes les dolió más posar junto al jefe de Estado y esbozar una sonrisa.

"Vinimos a firmar, cumplimos, ahora tiene que responder el gobierno", ilustró un gobernador con moderada relación con la Casa Rosada.

Pensar que esta foto significa que ahora Milei tendrá el camino allanado en el Congreso para aprobar todas las reformas que considere necesarias para cumplir con los diez puntos del Pacto de Mayo sería aventurado e inocente.

La llegada de Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete fue un factor que abrió caminos con el interior y logró consolidar conversaciones y acuerdos, algo que en el inicio de la gestión de 
Milei era impensado.

"Negociar con la casta" era una acción estrictamente prohibida por el mandatario nacional, pero con el correr de los meses debió hacer concesiones y permitir que sus funcionarios pudieran acercar posiciones con las provincias.

Sin esos diálogos no hubiera sido posible la sanción de la Ley de Bases ni la nutrida asistencia en la Casa Histórica este 9 de Julio.

Milei ahora tiene "la pelota en su cancha", según coincidieron los gobernadores, y los ojos de todo el país están puestos en los resultados económicos que todavía se hacen desear.

La reacción del Poder Ejecutivo es esperada no solo por la dirigencia política y la sociedad -que aún mantiene buenos niveles de apoyo a la gestión- sino por eventuales inversores, empresarios y los mercados, que no respondieron bien a los últimos zigzagueos de la Casa Rosada.

Ese sacudón y la desconfianza de los sectores financieros era algo que el oficialismo no tenía en el radar, por lo que tiene expectativas de que esta foto de respaldo político sirva para 
alejar fantasmas.

Un "punto de inflexión" hacia una nueva etapa de gobierno fue lo que planteó Milei anoche en Tucumán y ahora está obligado a sentar las bases de comienzo.