Por Santiago Kovadloff (*) | Especial para Noticias Argentinas

Yo tengo la impresión de que para poder entender acabadamente lo que ha sucedido hay que recordar lo que quizás el kirchnerismo olvida. En el año 2015 el kirchnerismo pierde las elecciones porque la siembra de inseguridad y la promesa de más inseguridad, representadas por candidaturas como la de Aníbal Fernández, llevaron al poder a Mauricio Macri.

La inseguridad en aquel momento fue una de las causas de la derrota y del repudio al kirchnerismo.

Creo que el cacerolazo de este jueves vuelve a evidenciar que con la inseguridad no se juega y que toda vez que el kirchnerismo intenta hacer de la inseguridad un instrumento de afirmación política propia, el repudio social excede las fronteras partidarias y se convierte en una manifestación masiva de repudio.

Creo que esto es lo importante de la manifestación del jueves pasado. En 2019, Cristina Kirchner alcanza la victoria tratando de superar sus dificultades electorales en alianza con Alberto Fernández. Cuando intenta diferenciarse de Fernández mediante recursos como la siembra de inseguridad, ella y los suyos vuelven a recibir la impugnación ¿Por qué? Porque no contribuye en absoluto a superar ese problema que ya una vez la llevó a la derrota, unido a varios otros muy graves. Entonces, esa impugnación que representa el cacerolazo del jueves es una advertencia “Porque si venís con lo mismo, nuestra memoria social te está diciendo que no. Y te está diciendo que cuando te diferencias de Fernández a través de recursos que ya probaron su inutilidad en términos de atracción social te recordaremos cuál es la memoria del sufrimiento colectivo”.

Esta manifestación fue convergente. El repudio a los jueces cuestionados es el repudio a quienes los habilitan a proceder como lo hacen. No cabe duda. Y el presidente de la República cuando intenta diferenciarse de esto, procede de un modo erróneo, porque otra vez vuelve a confundir su figura con la sujeción a la vicepresidenta. ¿Por qué? En el Congreso, cuando la vicepresidenta de la Nación, solicita la opinión de la instancia más alta de la Justicia. Lo que volvemos a ver es que hay sectores de la justicia, que se sienten autorizados por el poder político a proceder como lo hacen, respaldados. Y en esa medida la gente ya no distingue entre quien lleva el arma en la mano y quien le otorga el arma para que la lleve.

Con respecto a la liberación de presos yo creo que hay que entender lo que planteó en su momento la oposición. Una cosa es cuidar a la persona para que no contraiga una enfermedad como la que a todos nos amenaza y otra cosa es sembrar en la sociedad este nuevo virus que consiste en la subestimación del delito, del crimen, de la violación. Subestimar la delincuencia significa que somos todos culpables o somos todos inocentes. Pero eso sólo contribuye a que las instituciones de la República se desdibujen aún más todavía.

Lo que hay que preguntarse es cómo se maneja la pugna con el poder. Yo creo que Alberto Fernández tiene enormes dificultades para generar una alternativa al kirchnerismo.

La paradoja es que su mejor aliado es la sociedad. Es la sociedad la que le está diciendo a Fernández que cuando usted procede con sentido común nosotros lo apoyamos. Ahora cuando usted subsuma su figura en la figura de la vicepresidenta, entonces volvemos al pasado y usted no nos representa.

Una de las figuras claves para entender esa pugna por el poder es la de Santiago Cafiero, que repudiado por el kirchnerismo está considerado como una figura que dificulta la gestión que quieren desde el lado kirchnerista y que representa al mismo tiempo las mejores expectativas políticas de Alberto Fernández. Esa pugna por el poder sin dudas cuenta en términos de lo que sería una corporación política con un perfil más definido desde el lado kirchnerista. Desde el punto de vista social, creo que el apoyo mayoritario de la sociedad es hacia Alberto Fernández.

Yo creo que, en 2019, Cristina Kirchner no ganaba sola porque hay memoria social. Si para ganar necesitó una alianza con Fernández, es porque creyó ver en esa alternativa una posibilidad que sigue viendo todavía. No voy a decir que esa memoria social tiene una enorme fortaleza. Pero si reconozcamos que se ha manifestado en más de una ocasión de una manera importante: por ejemplo, cuando le da la victoria a Mauricio Macri, cuando las Fuerzas Armadas pierden el protagonismo político que tuvieron en el pasado.

Cuando se reivindica la necesidad de que sean concebidos por los delitos que han cometido. Creo que hay un esfuerzo de enfrentar la subestimación del delito en todos los sentidos y de la transgresión de la ley también. No tiene representatividad en todas las instituciones por eso la Justicia es todavía tan bicéfala en sus movimientos como lo es el poder político.

La sustancia política de la música del jueves pasado es” vivamos dentro de la ley, vivamos dentro de la Constitución, vivamos dentro de la división de los tres poderes, vivamos, en suma, dentro de un concepto de la democracia republicana”.

(*) Filósofo, ensayista y poeta