Por Sebastián Hadida

Pese a que el Poder Ejecutivo habilitó el debate en el Congreso del proyecto de suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), al incorporarlo por decreto en la ampliación del temario de sesiones extraordinarias, son realmente escasas las posibilidades de que pueda tratarse este verano, ya que no hay un nivel de acuerdo suficiente.

La iniciativa, motorizada por la gran mayoría de los gobernadores peronistas, tiene para empezar fuertes resistencias dentro de la tropa kirchnerista de ambas cámaras, y además no cuenta con el apoyo de Juntos por el Cambio.

Matemáticamente no cierra y, de hecho, los gobernadores están muy lejos del número para forzar el debate en el recinto.

Fiel a su estilo de buscar equilibrios dentro de la coalición, el Gobierno de Alberto Fernández incluyó el proyecto en la ampliación del temario, lo que provocó la sorpresa de diputados kirchneristas que en muchos casos se enteraron de la decisión a través de los medios de comunicación.

Sin embargo, se trató más de una concesión de carácter más simbólico que de efectos prácticos, ya que al tiempo que habilitaba la posibilidad de tratar la iniciativa durante este verano, el Gobierno les avisaba a los gobernadores, en una reunión que mantuvieron días atrás en La Rioja, que no iba a enviar un proyecto propio y que tampoco iba a impulsar la iniciativa.

Con esta lógica de pesos y contrapesos, Fernández quedaba bien parado con los gobernadores, pero en el mismo movimiento se despegaba de la suerte que podría correr la iniciativa.

En un sistema presidencialista como el actual, es sabido que sin el apoyo explícito del Gobierno y sin acuerdos con otros partidos políticos es casi imposible lograr la aprobación de una ley, y mucho menos si se trata de una controversial como la eliminación por única vez de las elecciones primarias.

En el kirchnerismo los reparos tienen que ver, por un lado, en el hecho de que Cristina Kirchner siempre enarboló la reforma electoral que inventó las PASO como una conquista y un legado de su Gobierno, y por otro lado con la dinámica propia de la provincia de Buenos Aires, que celebra sus propias elecciones internas y por ende desacoplarlas de la nacional podría ocasionar serios inconvenientes logísticos.

En Juntos por el Cambio, en tanto, el rechazo a suspender las PASO pasa por que en su lugar de oposición las primarias pueden ser una herramienta útil para dirimir las candidaturas internas en aquellas provincias donde los acuerdos son más dificultosos.

El 11 de diciembre pasado, el diputado tucumano Pablo Yedlin, que responde al gobernador de esa provincia Juan Manzur, había presentado un proyecto en representación del conjunto de los mandatarios provinciales alineados en el propósito de suprimir las PASO por única vez.

En el Gobierno y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, no veían con malos ojos la iniciativa, pero antes de tomar partido preferían ver cómo iba a decantar la propuesta en el resto de las fuerzas políticas, tanto opositoras como oficialistas.

Como las respuestas fueron más negativas que positivas, la iniciativa se fue desinflando, aunque podría reflotarse en marzo o abril si hubiera más consenso.

Que eso ocurra dependerá de si la tan anunciada "segunda ola" de contagios por coronavirus se produce, y el Gobierno considerara que no están dadas las condiciones epidemiológicas para someter a la población a una jornada cívica presencial.