La puja por el control de las comisiones tensa a los bloques en Diputados y se rearma un nuevo "Juntos por el Cambio"
Las tensiones que existen dentro del PRO y con los partidos que conformaban la coalición se trasladan a los bloques.
Tras el nombramiento de las nuevas autoridades de la Cámara de Diputados, con la unción oficial de Martín Menem al frente, se produjo un culebrón inesperado a la hora de votar la metodología para la designación de los miembros de las comisiones que trabajarán durante el verano.
En realidad, esta pelea tiene como trasfondo las tensiones que existen dentro del PRO y con los partidos que conformaban Juntos por el Cambio para articular alianzas de cara a la próxima etapa política.
Mientras se va gestando tras bambalinas un nuevo “Juntos por el Cambio” entre la UCR, Cambio Federal (nuevo bloque con Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Ricardo López Murphy y Margarita Stolbizer) y la Coalición Cívica, que de confirmarse superaría al PRO en cantidad de integrantes, el presidente del bloque amarillo, Cristian Ritondo, se movió rápido para acordar con su par de Unión por la Patria, Germán Martínez, un mecanismo para no quedar desdibujado en el reparto de los lugares en las comisiones.
Para evitar que sus ex socios de JxC concreten el interbloque este mismo jueves, Ritondo ofreció cederle a este grupo de bloques afines la vicepresidencia primera de la Cámara, que le correspondía al PRO por ser la tercera minoría, y que finalmente quedó para Julio Cobos.
Esa jugada postergó la formalización del interbloque, y permitió negociar con Menem que los lugares en las comisiones se resuelven de acuerdo a un criterio de proporcionalidad por sistema D'Hont y por bloques.
El riojano cedió y se votó afirmativamente esa moción que favoreció al PRO y a UP.
El pedido del nuevo presidente de la bancada UCR, Rodrigo de Loredo, y de su par de la Coalición Cívica, Emilio Monzó, era que la proporcionalidad en la distribución de los lugares en las comisiones se definiera con arreglo a la representatividad de “los grupos de bloques” y no de los bloques por separado.
Esto hubiera anulado al PRO como tercera minoría, y habría puesto al grupo de bloques “UCR+CF+CC” (que debe definir en los próximos días si se articula como interbloque) por delante en la fila.
Según pudo saber NA, a fin de revertir esta desventaja, desde este nuevo “Juntos por el Cambio” están analizando armar un gran bloque sin ningún tipo de unidad de acción (es decir, donde cada sector vote con total independencia) entre todos los sectores de la oposición no kirchnerista (excluyendo también a la izquierda), incluido el cordobesismo y Florencio Randazzo, con el único propósito pragmático de superar al PRO en número y mejorar su representación en las comisiones.
“Todavía no sabemos el nombre pero ese bloque tendría la palabra ´Federal´”, anticiparon quienes traman esta contraofensiva.
También critican a Menem por beneficiar en la cuestión comisiones a Unión por la Patria, que “son los que les van a torpedear todas las leyes” a La Libertad Avanza".
Si bien hay una guerra fría declarada entre el PRO y los partidos con los que hasta hace poco compartía Juntos por el Cambio, la realidad es que al interior del partido amarillo las aguas no están demasiado calmas.
Hay un grupo de cerca de diez diputados nacionales, entre quienes se encuentran Silvia Lospennato y María Eugenia Vidal, que hasta el miércoles al mediodía no descartaba armar un bloque separado del PRO, articularse en un interbloque con la UCR, Cambio Federal y la Coalición Cívica. Las diferencias son indisimulables y tienen que ver con la caracterización del rol que debe desempeñar el PRO en relación al Gobierno entrante.
Mientras que Ritondo, la voz cantante del macrismo en la Cámara baja, ratifica en cada ocasión que tiene que el PRO va a estar para “colaborar con el cambio" y que no va a “poner palos en la rueda”, el larretismo considera que no puede haber ningún atisbo de “oficialismo” en el posicionamiento del PRO. Más allá de que todos resaltan la necesidad de brindar “gobernabilidad”, el sector “paloma” entiende que no puede hacer “seguidismo” ni señales de “cogobierno”.
Por lo pronto, este grupo de cerca de 10 diputados se dio un plazo de 90 días para tomar la temperatura de las diferencias internas en el PRO, para luego decidir si se quedan o se van.
“Nos parecía innecesario dar el mensaje de que se rompe el PRO cuando el Gobierno ni siquiera empezó. Veremos cuando manden las leyes”, anticipó un diputado de este grupo del PRO a NA sobre lo que podría suceder cuando se debata en sesiones extraordinarias el proyecto de ley “ómnibus” de reforma del Estado.
Un diputado radical al que Noticias Argentinas consultó para esta nota, reveló que la idea de formar un interbloque con Cambio Federal y la Coalición Cívica está avanzada, pero aclaró que cada bancada votará con autonomía las leyes.