El presidente Alberto Fernández había lanzado la propuesta apenas asumió el mando del país a fines de 2019, y le encargó al flamante gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, el diseño de la herramienta para institucionalizar el Frente de Todos en una mesa de todos los partidos que lo componían. Eran tiempos de bonanza política, en la que todavía se sentía la brisa veraniega de la victoria electoral. 

El Gobierno asumía el poder en el marco de una exitosa y compleja ingeniería electoral que permitió la unidad para ganarle a Mauricio Macri. El oficialismo saboreaba las mieles del triunfo y abrazaba con expectativa el futuro de una coalición que debía dejar de ser meramente un instrumento electoral para reconvertirse en un dispositivo de Gobierno. 

La anomalía del surgimiento de esa experiencia electoral, con una candidata a vicepresidenta que -como hoy- dominaba la centralidad política y que elegía a dedo a un Presidente sin poder ni estructura propia, llevaba a Fernández a pensar que la institucionalización del Frente de Todos podía ser una buena idea para ordenar la toma de decisiones. Pero a medida que crecieron las desconfianzas y los roces con el sector de Cristina y Máximo Kirchner, lo que asomaba como una solución pasó a ser un problema. 

LEE: Tras las críticas del kirchnerismo, Alberto Fernández se enfoca en su gira por Europa

La idea de un Gobierno colegiado, con participación central del kirchnerismo, socio mayoritario de la coalición, fue interpretado como una amenaza a la autoridad presidencial. El mandatario no podía permitirse abrir esa caja de pandora, habilitándole al kirchnerismo una puerta para influir en la toma de decisiones.

Como un déjà vu de tiempos más serenos de la convivencia política con Cristina Kirchner, el mandatario repitió el 17 de noviembre, en la celebración del Día de la Militancia, la idea de la institucionalización del Frente de Todos. Pero fue un enunciado más "pour la gallerie" que otra cosa. La Cámpora no asistió a ese acto aquel día y los lazos ya estaban quebrados

En la semana anterior, de la mano de Capitanich y de su par de Buenos Aires, Axel Kicillof, el kirchnerismo desempolvó el proyecto de institucionalizar el Frente de Todos, una idea que paradójicamente había sido originalmente lanzada por Fernández. Ahora el kirchnerismo, que hasta el momento solamente había mostrado indiferencia respecto a la propuesta, la reflotó con la única intención de condicionar al Presidente, al que tildan de ingrato.

LEE: Daniel Arroyo reclamó un "plan anti inflacionario urgente e integral"

Según explicó hace unos días el líder camporista Andrés "Cuervo" Larroque, Fernández no tenía una fuerza política propia cuando fue tocado por la varita mágica de Cristina para ser el presidente de todos los argentinos. En ese sentido, le reprochan la "inmoralidad" de dejar afuera de la mesa de decisiones al socio mayoritario del frente, el mismo que lo puso en el lugar dónde está. 

En el marco esta partida de ajedrez que enfrenta a Cristina y a Máximo con Alberto (por más que la vicepresidenta haya intentado maquillar la disputa diciendo que no se trata de una "pelea" sino de un "debate" de ideas), se inscribe esta jugada del kirchnerismo de poner en marcha la institucionalización del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires y en el Chaco.

Se trata de una forma de presionar a Fernández para que haga lo propio a nivel nacional, una idea a la que el jefe de Estado se resiste. Si cediera, no tendría más remedio que hacer participar al kirchnerismo de la mesa donde se consensuan las políticas. Con posturas irreconciliables sobre el rumbo económico, el Presidente considera que una mesa institucional de esas características sería inviable, y sólo le traería dolores de cabeza

LEE: López Murphy sobre el Gobierno: "No tienen la menor idea sobre que hacer"

El pasado 26 de abril, Kicillof -que volvió a alinearse a Cristina y a La Cámpora luego de un período en que parecía tomar una relativa distancia- reunió en una foto a Máximo Kirchner por el PJ bonaerense, a Malena Galmarini por el Frente Renovador, al líder del Frente Grande e intendente de Ensenada, Mario Secco, al Presidente de Kolina, Carlos Castagneto, y a la diputada nacional de Nuevo Encuentro Mónica Macha. 

El sábado pasado, luego de la ponencia magistral de Cristina Kirchner en su provincia, Capitanich volvió a insistir en la institucionalización del Frente de Todos, como condición necesaria para "administrar las tensiones" internas y garantizar la unidad de cara a las elecciones presidenciales del año que viene.