La esencia de la Nación tiene tres pilares: la unidad, la integración regional y la apertura al mundo
Donde podamos unificar criterios, pues así ampara la Constitución Nacional, debemos convivir siendo diferentes a pesar de las marchas y contramarchas.
El intento de magnicidio a Cristina Kirchner ha sido un episodio no ligado a organizaciones armadas o extremistas sino que se ha tratado de un hecho solitario. Hay que destacar que resta ver las pruebas, pues corresponde una investigación, aunque ocurre en el momento de un debate interno muy importante en la Argentina que tiene que ver con la figura de "la grieta".
Ha sido todo una propuesta política, que no es la que realmente le hace bien a la Argentina, y lo opuesto es la unidad nacional. Esto ha marcado una disputa que se inscribe en el famoso péndulo, donde una administración deshace lo que hizo la anterior y se transforma en una especie de argumento ideológico de "dos países: ellos o nosotros".
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Presentado el panorama de esta forma, nos lleva a "unitarios y federales", "patria o muerte", "patria o colonia". Estas inscripciones no nos han permitido constituir a la Argentina como una Nación porque no se trata de construir a partir de la diversidad sino a partir de la continuidad histórica. La diversidad es un dato interno, tenemos ideología, religiones, etnias. Todas las naciones son diversas pero frente a la comunidad de naciones hay intereses permanentes. Estos denominadores comunes son muy importantes porque acumula el progreso de la Nación, le da continuidad. Vivimos sometiéndonos permanentemente a prueba y reiterando el equívoco, generando que cada vez nos fraccionemos más. He ahí el riesgo país, la inflación, la falta de crédito e inversiones. Esto es resultado de esa no acumulación de credibilidad, planteada en el marco de una Nación continua.
No podemos pasar demasiado más tiempo sin resolverlo. La esencia de la Nación continua tiene tres pilares: la unidad, la integración regional -como lo logramos con Brasil y Chile, lo cual es importantísimo- y la apertura al mundo. La integración a la región debe desembocar en la integración al mundo. Tenemos que resolver acuerdos comerciales como Mercosur con la Unión Europea, Estados Unidos y China. Donde podamos unificar criterios, pues así ampara la Constitución Nacional, debemos convivir siendo diferentes a pesar de las marchas y contramarchas.
Diego Guelar fue embajador en Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea y China.