La Cámara Federal porteña dictó el procesamiento de uno de los referentes de la agrupación de ultraderecha Revolución Federal Gastón Guerra por los daños causados a un vehículo de la provincia de Buenos Aires en el que viajaba el ex candidato presidencial Sergio Massa el día que asumió como ministro de Economía.

La Cámara corrigió el sobreseimiento que había dictado en marzo pasado el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, quien consideró que esa situación (Guerra pateó las puertas del vehículo) no había constituido delito.

El tribunal revocó también el sobreseimiento dispuesto por Martínez de Giorgi sobre el presunto delito de “amenazas” proferidas por Guerra, en esa misma ocasión, contra el periodista del canal C5N Lautaro Maislín y ordenó profundizar la investigación.

Martínez de Giorgi sobreseyó a Guerra por haber hostigado (según el juez no fueron amenazas) a Maislín, el mismo día en que pateó las puertas del vehículo en el que viajaba Massa.

El juez de primera instancia entendió que los golpes al automóvil podrían encuadrar en el delito de “daños”, pero contrapuso que para eso era necesario que las patadas hubieran causado “una alteración a la sustancia o forma de la cosa que subsista de un modo indeleble o considerablemente fija, de manera que la reintegración de la cosa a su estado anterior represente cierto esfuerzo o trabajo apreciable o algún gasto”. 

En ese contexto, citó la declaración de un chapista que trabaja para la Policía Bonaerense, quien afirmó que “los golpes presentados en los dos automotores eran leves –indicó que ‘no eran gran cosa, ni tenían profundidad’-“.

Pero la Cámara, con las firmas de los jueces Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens, consideró que “más allá de lo expresado por el mecánico encargado de reparar los vehículos oficiales -en cuanto a que no se precisó realizar erogaciones adicionales tales como compra de materiales específicos, como pintura o herramientas especiales- lo cierto es que ambos vehículos presentaron los daños”.

Ello –añadieron- “generó gastos para la Gobernación, pues ambos debieron ser ingresados al taller para su arreglo”.

La Cámara dictó el procesamiento y dispuso que el juez Martínez de Giorgi “se expida con relación a la eventual imposición de medidas cautelares”, es decir que resuelva si lo mandará preso con prisión preventiva o no.

Sobre las amenazas al periodista Maislín, Martínez de Giorgi había dicho que eso que salió al aire en vivo y quedó registrado “difícilmente puede inferirse que las conductas desarrolladas hubieran acarreado, de manera verosímil, la posibilidad real de causación de un mal”.

Pero para la Cámara, “el cuadro probatorio conformado en la causa no evidencia la certeza negativa que resulta necesaria para adoptar un temperamento desincriminatorio”.

“Lo trascendente en cuanto al tipo penal de amenaza simples radica fundamentalmente, no en la gravedad del daño enunciado, sino en la chance de que la amenaza se instituya en un condicionamiento de la actividad de su receptor”, subrayaron los camaristas.

“Nos encontramos frente a un contexto en el que existen indicios serios que permiten presumir la existencia de una conducta típica” de amenazas.

Por eso, recomendaron  “convocar a  Lautaro Maislin a prestar declaración testimonial, a fin de que brinde su versión de los hechos”.

En ese caso, no lo procesó sino que le dictó la falta de mérito.