Según la RAE, “prospectiva es el conjunto de análisis y estudios realizados con el fin de explorar el futuro en una determinada materia”.

Ahora bien, ¿seremos capaces los argentinos como sociedad de pensar más allá de la coyuntura actual y lograr desarrollar políticas públicas efectivas a largo plazo que den soluciones a los distintos problemas y generen cambios verdaderos - sostenidos - en el tiempo? 

Este interrogante no es nuevo en nuestro país: cuántas veces hemos escuchado en tiempos electorales hablar de “cambio”, “renovación”, “consenso” y luego todo se transforma en frustración, en decisiones de corto plazo, en políticas económicas, laborales y sociales que ya han fracasado y se vuelven a plantear y vuelven a fracasar (pareciera que en Argentina viviéramos en un bucle continuo de buenas intenciones, pero de malas decisiones).

En este sentido, también es cierto que, elección tras elección, surgen alternativas voluntariosas que buscan el apoyo de la sociedad por fuera de la lógica binaria de oficialismo versus oposición: las llamadas terceras vías, o nuevos frentes políticos que canalizan un descontento social y se basan principalmente en una visión más moderada de la situación, pensando en un futuro con políticas centradas en el equilibrio y el consenso.

Dentro de esta corriente hay tres actores que están marcando un camino y se perfilan como referentes, cada uno con sus particularidades.

En primer lugar, el ex intendente de Tigre, ex Jefe de Gabinete de Ministros y actual Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa aparece como un factor de equilibrio en la coalición oficialista.

Su aporte ha sido central en la búsqueda de consensos y equilibrios en una Cámara en donde cada ley requiere indefectiblemente de acuerdos entre diversos sectores.

Pero su rol no queda solo ahí, ya que ha generado una relación de confianza con el Presidente Alberto Fernández, a raíz de ideas y sugerencias acertadas en determinados momentos, (como el proyecto de eliminación del impuesto a las ganancias a los trabajadores) y esa confianza se vio reflejada recientemente con la gira que realizó por los EEUU, en la cual tuvo un papel de importancia en temas centrales como la negociación de la Deuda, la política internacional de nuestro país y las inversiones.

A medios periodísticos, Sergio Massa manifestó que “Si algo hemos logrado en estos días con el Canciller Solá, con el embajador en EEUU Argüello, con el ministro Guzmán, con el propio Presidente, fue transmitir en Estados Unidos que hay un Team Argentina, y un trabajo en equipo”.

Habló puntualmente de “enriquecimiento y fortalecimiento democrático”; de que el Presidente “ejerce un liderazgo armonizador” y dejó un mensaje muy claro de que se puede en una coalición, “construir en la unidad de la diversidad”

En segundo lugar, surge una incógnita dentro de la política argentina, con el reconocido neurólogo Facundo Manes.

Su irrupción genera aires de renovación y cambio en una Unión Cívica Radical que añora la presencia de dirigentes convocantes de otras épocas y que ven en la figura del Científico Manes, una cara nueva que aporta frescura a la política.

Facundo Manes cuenta con prestigio social, reputación profesional, una visión siempre centrada en los valores y con ideas de futuro, lo que lo vuelve un candidato muy interesante y genera a la vez el interrogante de si esa imagen pública será acompañada por el voto de la gente.

Como él mismo manifestó en varias entrevistas: “El voto también es emocional. Pensamos que mucha gente vota por ideología, pero, en realidad, no son tantos los que votan racionalmente...hay un montón de gente que vota por las caras. Las caras que producen mayor sensación de confianza y seguridad son las más votadas”.

Quizás en esto se ve reflejado su interés en explotar un voto a lo nuevo, con imagen y proyección. El tiempo dirá, qué lugar podrá ocupar Facundo Manes en la feroz y deglútete política argentina.

Por último, reaparece el Contador y ex Ministro del Interior (entre otros cargos ejecutivos de experiencia territorial que ocupó) Florencio Randazzo.

(Un detalle no menor y que siempre lo ha caracterizado es la palabra “Gestión”).

Desde sus inicios en la política de su natal Chivilcoy, hasta el último día como Ministro del interior dedico su tiempo a la concreción de políticas públicas para la gente, digamos que con una visión estructural.

Bien conocida - por ejemplo - la implementación en la modernización de los DNI y Pasaportes, que fueron trabajos concretos que generaron no solo la desburocratización de los trámites, sino que agilizaron todos los sistemas y fueron la herramienta central para políticas sociales de alto impacto como la AUH; la tarjeta SUBE; o sea que en definitiva fue una decisión centrada en solucionar los problemas de la gente.

Posteriormente le toco ordenar el sistema ferroviario argentino, y nuevamente su fortaleza estuvo en la gestión constante y una clara visión de futuro. (Medidas que han generado que los gobiernos posteriores debieran seguir ese mismo camino).

Las nuevas apariciones públicas de Florencio Randazzo (por “Florencio” Escardó) demuestran que ha continuado con un perfil activo y cercano a los temas sociales de interés, como la necesidad de una nueva ley laboral direccionada a generar empleo genuino; los problemas del futuro de los jóvenes y el deseo de emigrar. Son solo algunos de los aspectos que intenta pensar y transmitir para una Argentina con planificación y proyección.

Por es como señalan Daron Acemoglu y James Robinson (en su célebre libro “Por qué fracasan los países”), estamos frente a un cuestionamiento de las diferencias económicas y del desarrollo de las naciones; y ellos a su vez remarcan que en definitiva son los líderes de cada país, quienes determinan con sus políticas la prosperidad de su territorio”. 

Queda claro que nuestro país atraviesa nuevamente este dilema de continuar votando lo tradicional o apostar por líderes con una visión de una nueva política, moderna, con pensamiento claramente en prospectiva, y de sostenimiento en el tiempo.

Como siempre pasa, el tiempo demostrará si efectivamente nuestro país va orientado hacia una consolidación de políticas públicas que surgen de las ideas y del consenso, o nos sumergiremos implacablemente en una grieta ideológica (ya ridícula) de corto plazo y de “suma cero”.

Como pasa en nuestro sistema democrático - y cada bienio - todo lo veremos en las próximas elecciones, porque al fin de cuentas, quien tiene la decisión final, en nuestra ARGENTINA ALQUIMISTA, siempre es la ciudadanía al emitir su voto. (y esa es la esencia y el valor central de todo esto).-