Con el viaje a la Antártida cancelado por el clima, el presidente Alberto Fernández formó parte del histórico Te Deum celebrado en la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires y al que llegó rodeado de sus funcionarios.

Después de haber compartido chocolate y pastelitos junto a gran parte de su gabinete, incluido el ministro de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, el mandatario se trasladó desde Casa Rosada hasta la Iglesia ubicada en la intersección de la calle San Martín y la avenida Rivadavia. Lo hizo a pie, y en compañía de sus ministros de Gobierno en una foto que el albertismo ansiaba. 

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Previo a partir hacia la Catedral Metropolitana, Alberto Fernández, en diálogo con acreditados entre ellos NA, había pedido al pueblo tener "más unidad que nunca" y, en un mensaje a la dirigencia política, remarcó haciendo uso al nuevo slogan de Gobierno que "primero está la gente", más allá de las diferencias.

Ya ubicado en el pulpito, Alberto Fernández siguió la lectura de la oración pronunciada por Mario Poli. A unos bancos de distancia, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta hacía lo mismo.

No hubo saludo entre ambos previo al inicio de la celebración dado que el funcionario de la ciudad llegó con algunos minutos de demora junto a Soledad Acuña. En la primera banca lo esperaban su ministro de Gobierno, Jorge Macri y la presidenta del Tribunal Superior, Inés Weinberg quienes estrecharon manos con Fernández tras su ingreso. A la salida, el encuentro que tenía expectante a todas las cámaras tampoco se dio y el Presidente se fue sin saludar a Larreta. 

Detrás del jefe de Estado, en una imagen impactante, se sentaron Santiago Cafiero, Wado de Pedro, Juan Manzur y Sergio Massa. Casi la totalidad del gabinete asistió a la celebración en excepción de Carla Vizzotti y Eli Gómez Alcorta en el exterior, Matías Lammens y Claudio Moroni

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Se trató de la primera participación presencial de Fernández, ya que en 2020 y en 2021 estuvo presente de manera virtual. Tanto su pareja, Fabiola Yañéz, como su hijo de un mes y medio, Francisco no asistieron de la ceremonia.

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Tras una homilía cuidada, que hasta podría leerse en apoyo al Gobierno, Poli protagonizó un curioso momento al vitorear: "Dios bendiga a todos los que convivimos en la Nación Argentina. ¡Viva la Patria!", y ante la falta de reacción del auditorio repleto de funcionarios insistió, "No escucho, ¡Viva la Patria!". Hay quienes aseguran que Bergoglio no solo pronunciaba sermones más duros sino que no arengaba. 

El Presidente asintió en varios pasajes del cardenal primado, sobre todo cuando este afirmó que "la democracia da lugar a la fraternidad", y enfatizó en que "el diálogo siempre beneficioso para el acuerdo y el compromiso por el bien común de todos".  

Al finalizar la ceremonia, Poli se acercó a saludar al mandatario y le obsequió un rosario para su hijo recién nacido, Francisco para que lo pusiera en la cuna del niño. "Firmo cada palabra de las que usted dijo", le respondió Fernández en el breve intercambio con el arzobispo.

A su salida, lo esperaba un granaderito de corta de edad con el uniforme impecable para sacarse una foto con Presidente, quien amablemente accedió. En la calle, detrás de las vallas, alrededor de mil militantes de Barrios de Pie, Movimiento Evita y el Partido Parte gritaban por el mandatario en la gélida Plaza de Mayo debajo de sus abultados abrigos. 

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