El fracaso de ley ómnibus en la Cámara de Diputados no solo expuso la impericia del Gobierno nacional a la hora de hacer política, sino también las divergencias internas de la oposición dialoguista.

La nueva composición del Congreso de la Nación expone frágiles liderazgos que complican la cohesión a la hora de votar, por ejemplo, un megaproyecto como lo fue la ley de Bases, que un su versión original presentaba 644 artículos.

El caso más evidente se plasmó en la Unión Cívica Radical (UCR) –el otro fue el bloque Hacemos Coalición Federal- y tuvo como protagonistas al jefe del bloque, Rodrigo De Loredo, y Facundo Manes. Ambos esbozaron discursos antagónicos durante el debate previo a la votación en general.

Las diferencias se remontan a noviembre y diciembre pasado cuando el centenario partido discutía, en medio de la transición presidencial, la jefatura de nacional de la UCR y las de los bloques de la Cámara baja y alta.

De Loredo venía de tener fuerte protagonismo durante el 2023 compitiendo –con un magro resultado- por la Intendencia de Córdoba, después de bajar su candidatura a la Gobernación para darle lugar, en acuerdo de por medio, a Luis Juez.

Por su parte, Manes estiró hasta horas antes del cierre de listas su precandidatura a la Presidencia de la Nación, pero no logró el aval interno frente a la -casi- indiscutida conducción de Gerardo Morales y su efímera aventura presidencialista.

El jujeño terminó bajando su precandidatura para secundar al ex alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, algo que a los radicales más combativos, incluido Manes, no les resultaba la mejor manera de dirimir la fórmula de Juntos por el Cambio.  

Desde aquel mes de junio 2023, Manes mantuvo un bajo perfil que volvió a levantar con el inicio de la nueva administración. De hecho, fue uno de los nombres que se barajó para ocupar el rol que tiene hoy el cordobés De Loredo.

Manes no estaba de acuerdo en que De Loredo ejerza el liderazgo en Diputados. Argumentaba en que no consideraba lógico ni atinado que la UCR lo premiara con ese rol luego de que rompiera, en diciembre 2021, el bloque para conformar la bancada de Evolución con terminales en el senador Martín Lousteau, actual presidente del partido.

Sin embargo, lograron zanjar las diferencias y concretar unificar el bloque con De Loredo ejerciendo su presidencia. Además, consideraban que el cordobés era el "interlocutor" radical elegido por el ex presidente Mauricio Macri para que la UCR siga haciendo "seguidismo absoluto" del líder y fundador del PRO.

Esta profunda cicatriz volvió a quedar expuesta con la ley ómnibus con dos mensajes opuestos en todo sentido. De Loredo no solo justificó las facultades delegadas por un año para Milei, sino que también criticó a quienes utilizan una vara distinta –a la que usaron con el kirchnerismo- para impedir la otorgación de las facultades a Javier Milei.

Por otro lado, Manes, que no acompañó la votación del proyecto en general, afirmó que no acompañaría ese artículo en la voto en particular: “No cuenten con nosotros para facultades extraordinarias. Que nadie se confunda. Queremos un país moderno, próspero, integrado al mundo”.

“Defendemos la economía de mercado, la iniciativa privada y se lo digo como médico, docente, científico y emprendedor, que da trabajo todos los meses", agregó el legislador que desembarcó en el hemiciclo en 2021.

En esa línea, continuó: “Queremos leyes modernas, queremos ser más eficientes y competitivos en la economía, queremos un Estado más eficiente, honesto, con menos regulaciones y que funcione, sobre todo que esté al servicio de la gente. La libertad que proclaman es una falsa libertad”.

La historia no quedó ahí y continuó ayer con el voto negativo de Manes en otros artículos. En su mayoría contó con el respaldo de otras espadas de la UCR alineados con Manes como Fernando Carbajal, Marcela Coli y Pablo Juliano.

Ante ese escenario, Noticias Argentinas consultó en las filas correligionarias al respecto y las opiniones son diversas. Una voz cercana a De Loredo le bajó el tono a la divergencia y puntualizó en que ya estaban al tanto del accionar que iba a activar Manes.

Es una cuestión ideológica de él. Se sabía que iba a ser así de antemano”, indicó un alfil del cordobés. El propio De Loredo, antes de romper en llanto en el ingreso al Congreso, resaltó la transparencia de Manes en su argumentación de por qué votó contra el proyecto general de manera negativa.

No obstante, las exposiciones de De Loredo y Manes en el recinto del miércoles de la semana pasada tomaron otro color inmediatamente del fracaso de la ley ómnibus. El propio Milei elaboró una lista con los diputados que sí acompañaron el proyecto y los que no. En él, De Loredo quedó del lado del Gobierno y Manes fuera.

Fuentes cercanas a Manes sostuvieron que “la historia les dio la razón” con respecto a la iniciativa enviada por el Ejecutivo: “Había mucha improvisación. El radicalismo tenía que tener dictamen propio”. A su vez, volvieron a reflotar uno de los argumentos centrales en la disputa con De Loredo: “No queremos seguir siendo furgón de cola del PRO ni de nadie”. 

También, la misma voz no descartó poner a rodar el andamiaje de los cuerpos orgánicos de la UCR para definir una línea común sobre qué pretenden como partido: “El radicalismo se debe sincerar”. 

Si bien la derrota del oficialismo no fue a causa de la falta de alineamiento absoluto de los radicales, sino más bien de las filtraciones de Hacemos Coalición Federal y otros espacios, la grieta entre los boinas blancas volvió a emerger.